La Condena del Conocimiento [3/3]

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PARTE 3, LA CONDENA DEL CONOCIMIENTO

NARRADORA

Primero empezó con un simple fármaco de prueba.

Luego siguió con sustancias que poseían muchos efectos secundarios.

Hasta ahora, uno de los científicos de la planta 5 había sido el único que probaba sus propios experimentos para saber si estos daban efecto. Helios no sabía el por qué se arriesgaba mucho, si se suponía que tenían roedores para probarlos en ellos antes de pasar a la fase de aprobación. Esa noche, mientras recogía sus cosas del laboratorio, su compañero se dirigió a él para preguntarle la hora.

Ehm, creo que son las nueve de la noche—contestó Helios agarrando su chaqueta.

HELIOS

Es la primera vez que se dirige a mí, siempre solía trabajar con su equipo...

Gracias. Por cierto, me dijeron que el único familiar del capitán 9420 sufrió un atentado y que fuiste tú quien la atendió, ¿eso es cierto?

Sí, el capitán me pidió revisar su salud para comprobar que estuviera bien—respondí nervioso de que notara la incomodidad de hablar del tema.

¿Le dijiste quién lo hizo? —preguntó de repente.

No, no pude hallar el tipo de bala ni algún otro indicio de importancia.

¿Estás seguro?

Sí, pero... ¡¿qué estás haciendo?!—exclamé al verlo tomarse uno de sus experimentos.

Debo revisar si este fármaco tiene efectos secundarios en mi cuerpo.

Después de un rato empezó a sentirse mareado y cayó de rodillas al suelo.

¡Kriptón no puedes seguir haciendo esto!¡Eso solo te matará lentamente hasta que un día tu cuerpo no aguantará más! Vamos, debo llevarte a un hospital.

Kriptón se quedó ahí, sentado en el suelo. Pero de pronto vi como dibujó una pequeña sonrisa en su rostro para mirarme fijamente.

Es por eso que eres un buen científico Helios. Al contrario que los demás, tú te preocupas por el bien de la gente e inviertes tus estudios para la creación de fármacos bajo la brillante escusa de estar creando antibióticos que contrarresten cualquier veneno que los de la organización pudieran sufrir.

No, no es lo que piensas...

Tú y yo somos solo esclavos que trabajan de sol a sol para complacer sus ansias de poder e inmortalidad Helios, no debes fiarte de ninguno de ellos. Ni siquiera de tu amiga Zhata.

— ¡No digas eso!¡Alguien puede oírte y solo Dios sabe lo que harían contigo! —rogué mientras lo levantaba del suelo.

Está bien, me callo. Pero eso no quita el hecho de que hayas ocultado a la organización de la existencia de la científica Shiro.

¡Qué! Eso no es verdad, ¡todos sabemos de qué ella murió hace años!¡De qué me estás hablando! —exclamé al borde del pánico.

Me pilló, no sé como pero ahora mi destino está en sus manos...

¿Vas a seguir mintiéndome o me vas a decir la verdad?

No sé de lo que estás hablando, creo que en verdad esos fármacos que te tomas te están volviendo loco.

—...Tienes razón. Espero que en un futuro sigas esforzándote así para encubrirla—contestó criptón poniendo en mis manos una llave de auto.

—¡¿Qué es esto?!

—Todos los sábados a las seis de la tarde en el centro comercial Sunny, el coche del parking 92 en la planta B. Los documentos están en el maletero, junto con fármacos, un arma y un fichaje con tu nueva identidad. No lo olvides, ella te estará esperando y tendrás un máximo de 5 minutos para hablar antes de que salga del auto, tu saldrás 20 minutos después.

Documentación falsa, identidad, arma....

Tú...¡tu fuiste quien ayudó a escapar a Shiro en el día Negro!

No podía quedarme de brazos cruzados Helios. Ya no me queda mucho tiempo, intenté distanciarme lo máximo de ti para que no sospechasen de tu fidelidad cuando yo muera. La razón por la que tomaba mis experimentos era para acabar con mi vida antes de que ellos se enterasen de lo que hice. Prefiero que me vean como un científico que murió por loco que por traidor, sé que estoy poniendo mucho en tus hombros ahora...

Kriptón, esto...esto es mucho para mí. ¡Si me descubren puedo morir!.

Esa es la condena del conocimiento amigo...Ambos aceptamos unirnos a esta organización sabiendo que cualquier día podía ser el último, solo prométeme que la ayudarás y que por nada del mundo le dirás algo a tu amiga. Recuerda, ¡no puedes confiar en nadie!

Pero, tú lo tenías todo... ¿por qué decidiste ayudarla?

No lo hice por ella Kriptón, lo hice por su hermana. Ella fue la única persona que dio todo lo que tenía para salvar a mi sobrina cuando yo no tenía nada. Ella me dio esperanza, y una nueva fe.

Lo siento Kriptón, pero yo no creo en esa fe...

No hace falta que creas. Hay muchas causas por la cual uno podría haberla ayudado, y sé que tú la ayudarás. Al fin de al cabo, Shiro fue tu primer amor, ¿no?

NARRADORA

Helios sintió de nuevo aquella ráfaga de sentimientos que una vez experimentó. Ruborizado y avergonzado tuvo de desviar la mirada hacia otro lado. Pensó que nadie se daría cuenta de eso, si solo se trató de una ñoñería que una vez sintió.

Nunca le había hablado.

Solo la vio un par de veces.

Y sin embargo su corazón ya había experimentado algo indescriptible. La admiración que sentía por Shiro no se desvaneció ni después de saber de su muerte. Descubrir que estaba viva hacía dado color a su mundo, pero sabía que algo así nunca podría existir sino solo en su mente.

No sé qué decir—dijo Helios.

No tienes que decir nada, tu cara lo explica todo. —rio Kriptón por un momento—Ay la juventud... Quien sabe, te involucraste en esto por ella pero....

—¿Pero?

Pero quién sabe si al final no la ayudarás por eso. Tal vez descubras algo más que te llevará a pensar como yo, en una fe incalculable.

Sigue soñando.

—Jajaja, tengo que irme ya. Nos vemos en la mañana.

Helios no sonrió, sabía que Kriptón no volvería a ver la luz del sol otro día.

Adiós...amigo.

Adiós. ¡Oh por cierto!, antes de irme me gustaría saber cuál es tu nombre real.

—...

Bueno, si no quieres decírmelo no imp...

Charles...mi nombre verdadero es Charles.

—...Un gusto en conocerte Charles, soy César. Ojalá un día volvamos a vernos.

Adiós César...

El Guardián de la Llave [CRISTIANA Libro II de la Trilogía "El Libro Secreto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora