Zhata no sabía por qué la habían sacado tan abruptamente de su sala de castigo sin dar explicación, aún más cuando su primo había especificado que bajo ningún precepto saliera de allí sea cual sea la excusa.
Sin embargo, no quería perder para nada la oportunidad de ser libre y demostrar a su hermano de que ella también podría serle útil a la organización. La desesperación corría por su sangre que ardía incansable por una fuente que calmara el frío que poco a poco la congelaba a ella, a su identidad, a sus sueños solo para ser conservados en un sitio en donde nadie velara por ella.
No fue fácil escabullirse de sus encargados, la mayoría de los de habían salido a las calles lo habían hecho en grandes grupos y no fue hasta que dieran la orden de dispersarse para encontrar a un par de sospechosos que podrían ser fácilmente el guardián que pudo escaparse.
—Debo apurarme si quiero encontrar algo, falta apenas un par de horas para que se vislumbre el atardecer— exclamó en un suspiro pesado.
Zhata agarró el folleto que le habían dado a ella y a todos los que salieron a la calle. Se trataba de una ficha con las fotografías e identidades de todas las personas que asistieron la semana anterior a la biblioteca en donde se llevó a cabo el tiroteo.
—Claramente, solo pusieron las fotos de aquellos que no murieron pues no asistieron ese día por pura casualidad. Se trata de tres adultos, un niño y...
La joven pelirroja parpadeó un par de veces y volvió a ver el folleto con mucha más atención. Algo no parecía cuadrarle en absoluto.
—Este documento está incompleto...¡Recuerdo haber visto a dos chicos de mi edad ir allí a menudo!—exclamó sorprendida y a la vez confusa.
Intentó con todas sus fuerzas recordar el nombre de la chica con la que una vez se había topado, pero su memoria no era su mejor aliada en ese momento. De pronto, tuvo una idea:
—Aquel chico pelicastaño que la acompañaba, ¡el de ojos lavanda!¡Recuerdo que se llamaba Arthur!—exclamó Zhata con entusiasmo—Es imposible olvidar a alguien de ojos muy raros, ¡si doy con él daré con ella! ¡Mi primo se sorprenderá por mi hazaña!
Zhata no perdió ni un segundo y se puso a recorrer todas las calles de Conway en busca de aquel chico que cumpliera con la altura y apariencia de Arthur. No lo recordaba muy a detalle debido a que lo vio por unos segundos, pero si recordaba como se veía a espaldas.
Sin saberlo, sus piernas pensaban por si solas y la llevaban hacia la persona destinada...¿o no?
NEIZAN
¿Qué tal le estará yendo a Arthur?...
En mi mente aún se seguía circulando aquella duda a pesar de que no le había pagado el peaje para que siguiera en marcha. Desde que nos separamos temporalmente para que él pudiera predicar me dí el lujo de caminar libre y sin preocupaciones por las calles por una vez en mi vida.
No era para menos, era mi semana de vacaciones y quería aprovecharlas al máximo antes de volver al trabajo y centrarme en mis chicos.
Ahora que lo pienso...recuerdo haberles dicho que iba a darme un tiempo para mí cuando estaba planeando escapar de esta vida con Hana...
—Ja, creo que el alcohol nubló mi juicio y me dejé llevar—exclamé sorprendido de mí mismo—¿¡Cómo rayos estaba tan dispuesto a dejar a mis chicos!?—me pregunté a mi mismo, sacudí la cabeza en negación.
No fue sino hasta que Arthur llegó a mi vida que mi propia visión se volvió mucho más transparente. Aquella tarde estaba en el borde del abismo, en donde la bebida parecía ser la única amiga que me ofrecía una vía de escape a mi inútil vida, pero tan pronto apareció ese chico misterioso, con el cuerpo de un niño y con la mente de un adulto mi mente pareció fijarse en un nuevo punto...
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El Guardián de la Llave [CRISTIANA Libro II de la Trilogía "El Libro Secreto"
SpiritualUna llave...una puerta... Ante el abandono de Abigail a su fe, Arthur emprende una dura responsabilidad. Guardar y proteger la llave con su propia vida además de predicar a todo aquel que necesite de una palabra que cambie su vida. Por otro lado, el...