—¿No crees que estás leyendo mucho, Arthur?
—¡Para nada!-respondió Arthur animado—Llevar la biblia conmigo es muy peligroso, lo mejor será que me memorice los versículos más importantes para evangelizar.
—A veces pienso que te esfuerzas demasiado. Son las 14:00pm, ¿sabes cuánto tiempo llevas ya leyendo ese libro?
—Ehh, no.
—Siete horas—contestó Elisa.
—¡Entonces creo que ya puedo irme!—dijo Arthur contento.
ARTHUR
—¡Para nada!¡Debes almorzar! Además, a estas horas debe haber mucha gente, lo mejor será que salgas por la tarde que es cuando ya no hay mucha gente.
—Ya veo, es mejor pasar inadvertido— contesté sentándome en la mesa.
—Bueno, al menos puedes estar feliz porque...—puso un plato enorme en la mesa—hoy tenemos estofado de sepia para comer.
Estofado...de sepia...
—Elisa...¿puedo preguntarte algo?—pregunte de repente.
—Si es necesario-contestó sentándose.
—...¿Quién eres tú?¿Cómo es que sabías de la llave?¿Por qué me ayudas si no me conoces?
El rostro de Elisa se paralizó por un momento y su normal expresión se volvió a una mucho más oscura y tenebrosa, tal y cual como cuando la conocí.
—Lo siento Arthur, pero no puedo responder a ninguna de esas preguntas—contestó incorporándose de su sitio.
—Entiendo—contesté decaído.
Creo que no debería haberle preguntado eso tan pronto pero...
—Solo quería saber más de ti— susurré para mis adentros.
—No creo que eso fuera una buena idea— contestó Elisa.
—¿Pudiste oírme?—pregunté sorprendido.
—Sí, y yo que tú acabaría mi plato y no preguntaría más cosas.
—Lo siento.
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—¿Crees estar listo?
—Tengo que estarlo.
Elisa miró el reloj que colgaba de una pared. Eran las 18:00 pm exactamente. Me dijo que tenía hasta las 20:00 para salir afuera y que por nada me quitara mis lentes de contacto. También me advirtió que si veía alguna patrulla de policía debía venir a casa de inmediato.
Yo asentí a cada afirmación suya y me despedí cordialmente.
Y ahora...¿¡qué hago?!
Tenía algunos versículos memorizados. Un trozo de papel si me era necesario. Llevaba puesto unos jeans y una simple sudadera blanca que Elisa me había comprado en una tienda de segunda mano. Según ella, si iba con ropa nueva podría levantar sospechas, el más mínimo detalle tenía que ser cuidado.
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El Guardián de la Llave [CRISTIANA Libro II de la Trilogía "El Libro Secreto"
SpiritualUna llave...una puerta... Ante el abandono de Abigail a su fe, Arthur emprende una dura responsabilidad. Guardar y proteger la llave con su propia vida además de predicar a todo aquel que necesite de una palabra que cambie su vida. Por otro lado, el...