PARTE I, EL FRUTO AMARGO DEL CONOCIENTO {Primeros años de vida de Elisa}
NARRADORA
Una niña, ella era solo una niña.
Eso era lo que pasaba por la mente de Elisa mientras contaba el triste relato de su vida a Arthur. Sentía como cada palabra que pronunciaba detonaba en una bala más que impactaba en su alma, pero se decidió hace mucho a no morir desangrada, iba a contárselo todo.
Para Elisa, su llegada al mundo no fue esperada desde un principio. Hija de una mujer a la cual nunca conoció, fue entregada en diversas familias con la intención de formar parte de alguna. De todas rechazadas, la niña de finos cabellos castaños se preguntaba qué había hecho mal para merecer esto.
La primera familia la rechazó por ser muy callada, por lo que ella decidió ser mucho más abierta.
La hija de la segunda familia la rechazó por tener un cabello más largo que el suyo y hablar mucho, por lo que un día Elisa cogió unas tijeras y en un arrebato de angustia se cortó casi todo el pelo que tenía. También dejó de hablar.
La tercera familia la rechazó por su apariencia y su nueva frialdad adquirida. De esta última solo recibió abusos y maltrato.
Para Elisa, los humanos ya le habían fallado tres veces. Sentía que ya no podía confiar en ellos, por lo que cuando fue adoptada por cuarta vez, se enfocó en lo que a estos les interesaba en verdad; el poder, el dinero, la influencia y la inteligencia.
El conocimiento es poder...
Tras ser nuevamente rechazada por otra familia, aquella pequeña niña ya no se enfocó en buscar el amor de los demás. Quería obtener aquello que le asegurara ya no tener ese vacío por dentro. Empezó a devorar los libros del orfanato y para cuando fue nuevamente adoptada a los 6 años poseía un intelecto avanzado para los de su clase.
Su nuevo tutor, un científico retirado y soltero, vió en ella más a una futura heredera de conocimiento que a una hija. Elisa lo sabía, pero no le importaba, solo quería adquirir más conocimiento que le diera poder algún día. Poco a poco fue juntando sus piezas, sufrió y derramó lágrimas de odio y dolor cuando su tutor la obligaba a quedarse en vela todas las noches para acabar resolviendo complejas ecuaciones matemáticas, cuando lo único que quería era dormir.
Este, consciente de lo que quería que Elisa fuere, le enseñó también el lado oscuro de la química y de sus malos usos. No hubo venenos y sustancias prohibidas que no se les hubiera sido revelado. Su tutor solo quería que el trabajo de toda su vida no se perdiera, así que intentó insertarlo todo en ella. Sin embargo, cuando vió el verdadero potencial que Elisa era capaz de alcanzar, la capacidad de ser un arma refinada de gran valor para cualquier fin maligno, decidió pararlo todo.
Pero ya era demasiado tarde.
— Elisa sabe demasiado Liot...sabe demasiado— susurró el científico mientras vivía sus últimos minutos de vida.
— No te preocupes Henry, yo me aseguraré de que tenga una vida normal de ahora en adelante. Te lo prometo.— contestó aquel hombre bien vestido mientras veía como los ojos de sus amigo empezaban a cerrarse.
—He creado un monstruo Liot...un monstruo.— alcanzó a decir el científico antes de morir.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del aristócrata.
— Tu orgullo te cegó amigo, eras tan fácil de manipular. Pero ahora yo me encargaré de que ella sea de provecho.— rió el hombre saliendo de aquella habitación.
Liot, un hombre conocido en las finanzas del mercado laboral de Londres, era en verdad "Francio", uno de los líderes científicos de una grupo terrorista secreto. Su misión, la de infiltrarse en la sociedad como un ciudadano responsable había dado frutos. Había hallado un diamante en bruto y no se permitiría perderlo.
Elisa aún recordaba la primera vez que lo vió. Era un día lluvioso y cálido, en donde la humedad relajaba tus sentidos y el aire apenas se presentaba. Sentada en la silla de una oficina, un hombre bien vestido y con semblante elegante se ubicó en otra silla frente a ella. En ese entonces, ella solo tenía 9 años.
— Hemos encontrado una nueva familia para tí, Elisa.
— No quiero una familia.— cortó fríamente Elisa-quiero estudiar.
— He visto tu historial. Tus conocimientos en ciencias y matemáticas superan a la de un universitario avanzado, pero necesitas aún para llegar a un doctorado.
— Por eso tengo que seguir estudiando.
— ¿Por qué quieres estudiar pequeña? ¿De qué te sirve eso en la vida cuando no tienes el amor de una familia?
— Los resultados de mis operaciones seguirán siendo las mismas en 100 años. Una familia no dura tanto, es un desperdicio de energía en algo que no asegura tener un 100% de durabilidad.
Liot quedó impresionado, ella era la persona perfecta. Ahora ya no cabía ninguna duda.
— Entonces te tengo un trato. Tú te conviertes en una miembro de nuestra organización científica y amplias esos conocimientos con los mejores científicos que tenemos. A cambio, trabajarás para nosotros dedicando tus saberes y vivirás con una familia de incógnito. Ellos no deben saber tus intenciones ni de todo esto, absolutamente nada.
— Entiendo pero...¿de qué exactamente trata la organización?— preguntó directamente la niña.
Liot se quedó en silencio, sabía que ella detectaría la mentira con facilidad. Ocultarle la verdad sería imposible, sabía que si aceptaba se estaba condenado a vivir bajo una sombra el resto de su vida.
— No hace falta, acepto de todas formas.— contestó finalmente Elisa.
— ¿Enserio aceptas?— preguntó seriamente el hombre.
— Sí, pero solo tengo una condición.
— Si está en mis manos cumplirla, eso haré.— aseguró el hombre.
— Cuando mis productos estén acabados, quiero que me envíen una lista de nombres cada vez que tengan planeado "usar" mis venenos, no quiero que ninguno de mis fármacos salga del laboratorio sin que yo haya revisado y firmado el inventario. Eso es todo.
Liot comprendió todo al instante. Lo que en verdad quería Elisa era tener la vida de las personas en sus manos, en su firma. Que cuando leyera sus nombres firmara de antemano su certificado de muerte por uso de sus venenos, tomando así el poder que tanto anheló tener.
Elisa pensó que con ello su sufrimiento acabaría.
Lo que no sabía era que se condenaría a sí misma a matar a la persona que más quería.
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El Guardián de la Llave [CRISTIANA Libro II de la Trilogía "El Libro Secreto"
EspiritualUna llave...una puerta... Ante el abandono de Abigail a su fe, Arthur emprende una dura responsabilidad. Guardar y proteger la llave con su propia vida además de predicar a todo aquel que necesite de una palabra que cambie su vida. Por otro lado, el...