Rami.
Luego de que Arona se fuera a duchar volví a mi consultorio. Aunque yo tampoco me había duchado pensé en que tendría que hacerlo después. Pasé unos minutos arreglando unas cosas en el consultorio cuando alguien tocó la puerta.
—¿Qué tal la ducha?—pregunté girándome. Lucy se extrañó al verme y yo tragué saliva.
—Muy bien, gracias. Esperaba que me acompañaras.—se río.
—¿Qué quieres?
—Solo vine a regresarte esto.—dijo y extendió un juego de llaves.—Anoche quería hablar, llegué de sorpresa pero no estabas. Imagino que tenías cosas que hacer.
—Déjalo en el escritorio, por favor.—dije y me giré de nuevo al estante de las medicinas acomodando un par de ellas.
—Escuché que mandaste solicitud para la residencia en Alemania.—continuó hablando—Te deseo suerte, es muy difícil que te acepten, lo he intentado por dos años seguidos. Espero este año tener respuesta.—giré a verla confundido. ¿será posible que no podría alejarme de ella y mis únicas opciones serían irme con ella o quedarme estancado aquí para siempre?
—Ah, gracias.—dije indiferente.
—No hay de qué. Me voy ya porque estoy suspendida. Por cierto, perdón por pensar que tenías algo con tu asistente, al parecer la pareja es ella y el director Sylvester. Se ven muy lindos juntos, debo admitirlo. Bueno, si se te antoja un café puedes alcanzarlos enfrente. Adiós..—apreté la mandíbula y me contuve en mi sitio hasta que se marchó.
Cerré el estante y salí al pasillo.
—¿Has visto a Arona?—le pregunté a Verónica.
—No, doctor.
—¡Hola, Malek! Vamos a almorzar, muero de hambre—apareció Ben en el pasillo. Lo jalé discretamente hacia la entrada de enfrente.
—Comamos algo en la cafetería de afuera.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Para variar.
—Para variar estás muy raro.—cruzamos la calle y tomamos asiento en una de las mesas de afuera. En seguida divisé a Sylvester y Arona sentados adentro.
—No está bien espiar a la gente en sus citas románticas.—comentó.
—¿Espiar? ¿cita romántica? ¿de qué hablas?
—Arona y el director.—dijo viéndolos.—Me sorprende, jamás vi a Sylvester así con una chica. Creo que le gusta. Te la están quitando, ¡abre los ojos!.—me abofeteó.
—¡Gracias, Hardy!—grité.
—¡De nada! Pero ya en serio, amigo, ¿por qué no le dices lo que sientes? A nuestra edad ya no nos debe dar miedo expresar nuestros sentimientos. Ya no somos adolescentes. Si no te corresponde no se burlará nadie de ti como en la prepa. Solo lo dejaras pasar.
—Detesto que tengas razón siempre.
—Oye, me necesitas en tu vida, siempre estaré para orientarte y que no tomes decisiones estúpidas. Además, estoy seguro que ella va a corresponderte.
—¿Crees que si lo hago ella tome distancia con Sylvester?
—Él es un tipo perfecto, no te mentiré. Lo tiene todo.—lo miré con reproche.—Pero no miento cuando digo que la veo loquita por tus huesitos.—me reí.
—Buenos días, señores.—exclamó Sylvester apareciendo de repente frente a nosotros. –Disfruten su desayuno.—Ben miró la mesa vacía y yo miré a Arona. Aquel vestido que llevaba puesto hizo que su figura deslumbrara despampanante. No pude pensar en otra cosa que en los dos juntos, yo abrazándola y ella pidiéndome que la besara. Luego mi imaginación cayó cuando los vi alejarse y él sosteniéndole su cintura.
—Tienes que actuar ya.—murmuró Ben.
—¿Por qué eres discreto cuando ya se van?
—No lo sé. Siempre voy en contra del sistema.
Ben y yo nos quedamos sentados otro rato comiendo y charlando. Mientras, notamos como el cielo se volvió gris y pronto amenazó con llover.
Volvimos al hospital antes de que cayera el aguacero. Nos despedimos en el pasillo y me encontré con Arona acomodando algunos de los libros por tamaños.
—Hola.—saludé.
—Hola.—me miró sonriendo.—¿Qué agradable clima, no crees? Me encanta la lluvia.—comentó con una voz tierna, luego se asomó a la ventana y aspiró el aroma que dejaba la lluvia sobre la tierra. Al mirarla ahí de pie sentí una emoción extraña en mi cuerpo. Pensé en seguida en las palabras de Ben. Ya no era un chiquillo para ocultar mis sentimientos por ella, e incluso no tenía porque aguantar las ganas de decirle lo bonita que se miraba así, y todos los días. Suspiré.
—Te ves...
—Doctor, Malek. Su primer paciente.—interrumpió Verónica abriendo la puerta. Apreté los labios para no parecer molesto. Arona giró y recibió al paciente.
Durante la jornada de trabajo la lluvia no cesó. Parecía que una simple llovizna se había convertido en una tormenta. Cuando se marchó el ultimo paciente, Arona recibió una llamada y prefirió salir a responder. Luego Veronica entró con un par de papeles para firmar.
—Es el alta de algunos de sus pacientes que atendió el doctor Hardy ente año.—mencionó mientras firmaba.
—Muy bien, Verónica. Gracias.
—La tormenta está muy fuerte. Advierten que tengamos precaución.—comentó Arona volviendo.—Me tocó llevar papas para la cena de acción de gracias.—se quejó divertida.
—Es cierto. ¿cómo lo olvidé?.—exclamó Verónica.—Debía recoger a mi novio en el aeropuerto.—dejó los papeles y salió corriendo. Arona y yo nos reímos.
—Es divertido pero no quisiera que mi novio me olvidara de esa forma.—dijo.
—Es muy despistada.—justifiqué.
—¿Tienes planes para la cena?
—Quizá comida china.—dije pensativo. Me levanté y me quité la bata blanca.—Ben irá con su novia y mis padres no viven aquí, así que no.—tomé mis cosas.—Ten cuidado en el camino.—me despedí y salí rápido. No supe porque me puse nervioso de repente. Quizás aquel era el momento para decirle que me gustaba, pero yo esperaba que fuese en otro sitio. Mi lado romántico no me dejaba pensar con claridad.
Salí del hospital cubriéndome de la lluvia. Entré a mi auto y me quedé unos minutos pensando. ¿debería volver y acompañarla? Ella dijo que los caminos estaban muy peligrosos. De repente la idea de llegar a casa y ver todo vacío hizo que me sintiera igual de vacío por dentro.
Bajé del auto decidido a encontrarla cuando nos encontramos frente a frente de repente. Ella estaba parada a un costado de mi auto mojándose con la lluvia.
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Esclavo de sus besos 《Rami Malek》
FanfictionArona es una modelo desterrada de las pasarelas que debe hacer lo que sea para pagar su deuda. Su vida cambia cuando conoce a Rami Malek, quien su corazón permanece frío y roto después de una decepción. Atrapado todavía en el pasado ¿Podrá Arona hac...