1.
"Arona, se encuentra en el hoyo más profundo y oscuro de su carrera como modelo. Hacía tan solo unos meses era la portada de todas las revistas más importantes de Estados Unidos y ahora había sido cancelada, desterrada y avergonzada en televisión internacional durante una trasmisión en vivo. Se preguntarán que es eso tan horrible que le pasó ¿Se cayó en la mitad de una pasarela? No. ¿Vomitó durante una pasarela? No. ¿En realidad toda su belleza fue creada por un cirujano? No.
La situación es aún peor. Fue acusada y sorprendida mientras intentaba sabotear a otras de las participantes de del famoso festival de Victorias Secret, cuando uno de los reporteros que cubría tras bambalinas encontró a Arona con las manos en la masa. Unos de los vestidos que usaría otra participante estaba completamente manchado de pintura, las imágenes aparecen mientras ella pretendía ponerlo de nuevo en su lugar. También encontraron en su bolso pertenencias de otras chicas, maquillaje, accesorios... inmediatamente fue coronada como la Winona Ryder del 2021."
Bufé con enojo y apagué el televisor. Tiré el control remoto al sofá, tomé un cojín y tapé mi rostro con él mientras ahogaba un grito.
-Tranquila. Ya lo olvidaran.-dice Max, mi manager, entrando en la habitación muy tranquilo.
-Ya han pasado dos meses de aquella escena de película dramática y los medios siguen cubriendo esa historia. Como su fuese sido el robo del siglo o como si alguien estuviera pagándoles.-me quejé mirándolo.
-Ya te lo dije.-espeta acercándose. -Superaremos esto. Haremos otra sesión de fotos hoy para tu currículo.
-Ya no tengo dinero para pagar otra sesión de fotos.-me levanté. -Y debo la renta de este mes.
-Por cierto, Gina estaba buscándote.-tape mi rostro y suspiré con estrés.
-Nunca debí pedirle dinero.-me lamenté pensado como iba a pagarle.
-Descuida. Dijo que tenía una oferta para ti, solo tienes que verla esta noche en el bar de siempre.
Gina era una mujer que se había criado prácticamente en las calles. Nos conocemos desde que éramos niñas. Vivíamos en la casa de a lado pero jamás fuimos amigas. Ambas éramos la representación perfecta del agua y el aceite, completamente diferentes. Si tuviera otra opción pensaría más de una vez ir a verla a ese bar, pero como no la tenía tuve que hacerlo.
Cuando llegué al bar fue fácil encontrarla. Tenía el cabello largo y platinado. Siempre vestida de negro y un maquillaje exagerado en sus ojos de tonos oscuros. Me senté en la barra junto a ella. Sin decirle nada ella me miró y sonrió.
-Sabía que no me decepcionarías.
-Max dijo que tenías una especie de oferta.-rió.
-Me encanta que seas tan directa. ¿Sigues sin empleo?.-asentí con la cabeza. -Quizá tengas que cambiar de manager, parece un inútil.-dio un sorbo a su cerveza.
-¿De qué se trata esa oferta?.-ignoré su anterior comentario.
-Es sencillo. Es algo que llevo haciendo hace tiempo.
-No haré nada que tenga que ver con drogas.-se carcajeó.
-Tranquilizate. ¿Ves al hombre que está sentado a tu lado?.-giré la cabeza a mi derecha, y justo a tres asientos de distancia había un hombre sentado solo bebiendo. Era de estatura promedio. Piel morena, cabello castaño casi rizado y ojos grandes. Vestia un traje café muy elegante.
-¿Qué con él?
-Para que saldes tu deuda y ganes un poco cada noche, despojaremos a los hombres ricos como él de sus relojes caros o sus anillos de matrimonio.
-¿Estás loca? No soy una ladrona.-casi grito.
-Tu no los robarás, solo los distraerás. De las dos eres la más bonita.
-No soy una ladrona.-repetí. Me enfurecía que a raíz de aquella trampa que alguien me había puesto para echarme del modelaje, gente cercana a mi comenzara a dudar en su veracidad. Por culpa de ese escándalo ya no tenía trabajo y debía dinero por doquier.
-¿Recuerdas esos cinco mil dólares que te presté? Mi jefe comienza a preguntarse cuando comenzarás a pagar.-trague saliva. Jamás debí recurrir a ella. Dentro de mi desesperación no tuve otra opción. Estaba sola, sin dinero, sin alimento, sin ofertas de trabajo o marcas interesadas en mí, todo se volvió negativo y burlesco hacía mi imagen y a lo sucedido. Lo peor de todo que fue documentado y no había pruebas de que no había sido yo, al contrario.
-No importa como lo distraigas, solo el tiempo suficiente para que yo tome su reloj.-continuó.-Te daré un porcentaje de lo que cueste.-volví a mirar al hombre a mi costado, disculpándome en mi interior, como si leyera mis pensamientos, en ellos decía "lo siento, seguro tienes otros relojes más lindos en casa"
-Un Whisky, por favor.-le pedí al hombre de la barra algo nerviosa. Mientras miraba como servía el líquido café en el vaso suspiré. -Derramaré esto sobre él.
-Buena idea.-tomé el vaso y me incorporé de su asiento. Volví a mirarlo mientras me acercaba a él. Cuando estaba a un solo pasó fingí tropezarme con el taburete y la bebida cayó en su regazo.
-¡Lo siento tanto!.-el hombre me miró y como si Gina tuviera las manos más agiles y delicadas del mundo, le quitó el reloj de su muñeca sin que el se diera cuenta. Evité el contacto visual con el hombre. Me puse tan nerviosa que dejé el vaso y salí corriendo en dirección al baño. Por el contrario, Gina camino hacía la salida con el artefacto.
Cuando estaba por entrar al baño sentí como alguien me jaló del brazo y me pegó a la pared. Miré sorprendida al hombre del traje café que me sostenía algo molesto.
-Fue una buena técnica.-murmuró. Lo miré a los ojos y estos parecieron absorberme como un agujero negro.
-¿Qué?
-Devuelve lo que me robaste.-exigió. Las piernas comenzaron a temblarme.
-Yo... no sé de qué hablas. Iba por unas toallas al baño para secar...
-No quieres que llame a la policía.
-Yo debería llamarlos y acusarlo de acoso.-el hombre se da cuenta lo cerca que esta de mí y se aleja, pero cuando intente huir me tomó de nuevo. Lo miré otra vez a los ojos. Estaba asustada. No quería estar en esa situación, nunca debí venir esta noche y aceptar hacer eso para que Gina le robara. Justo ahora se estaba haciendo verdad todos esos rumores sobre mí.
El enojo del hombre pareció bajar un poco al ver mi expresión de miedo. No sé si sintió compasión de mí y estaba creyendo mi inocencia. O peor, me había reconocido como la modelo ladrona de la televisión y las redes sociales.
-No pareces una mujer que necesite robar.-murmuró.
-Yo no le robe nada. Puede revisarme si quiere.
-¿Sucede algo?.-interviene el encargado de la barra de bebidas a nuestro costado. El hombre me soltó y miró al encargado.
-La mujer robó mi reloj, solo quiero que me lo devuelva.-contestó pacíficamente.
-¡Revíseme! No tengo nada.-dije quitándome la chaqueta.
-No es necesario, señorita. Tenemos cámaras de vigilancia.-trague saliva duro. No puede ser, estaba atrapada.
-Quiero verlas.
-Lo siento, señor. Para entrar a los videos requiere una orden de la policía. No creo que la chica le haya robado, parece ser una buena persona.-el moreno me volteó a ver unos segundos. ¿Por qué tenía que estar en esta situación?
-Que usted esté enamorado de ella no significa que no pueda ser una delincuente.-le respondió al encargado.
-¡Yo no soy ninguna delincuente!.-grité sin quererlo. Me alejé y caminé hacia la salida. El encargado detuvo un poco al hombre hasta que pude salir del lugar.
-¡Oye, vuelve!.-gritaba desde dentro mientras yo corría por la acera alejándome lo más pronto posible. Cruzando una de las esquinas me detuve y tomé aire. Cerré los ojos y sentí como mi pecho palpitaba al mil por hora.
-Cielos, chica, estuviste bien.-exclamó Gina a mi costado izquierdo. Me sobre salté.
-¡Eso fue horrible! No volveré a hacerlo jamás. Conseguiré cualquier empleo para pagarte, así que olvídate de esto.-reclamé.
-Siempre estaba la opción de acostarte con él y cobrarle un poco.-apreté los dientes ante su tono de burla.-Aunque el reloj no nos servirá de mucho, su nombre está grabado atrás.-se quejó. Me lo extendió y lo tomé. Rami Malek era su nombre.
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Esclavo de sus besos 《Rami Malek》
Fiksi PenggemarArona es una modelo desterrada de las pasarelas que debe hacer lo que sea para pagar su deuda. Su vida cambia cuando conoce a Rami Malek, quien su corazón permanece frío y roto después de una decepción. Atrapado todavía en el pasado ¿Podrá Arona hac...