Capítulo 3

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-¿Por qué hay un desierto aquí?- grito Bellatrix- ¿Y cómo salgo de él?

La morena continuo andando por la pesada arena, sus pies se hundía en cada paso y el calor era apenas sofocado por el traje que portaba.

-Hey los de allí arriba- grito dando saltos y levantando las manos hacia el cielo- si algún cabrón que ha planeado esto me está viendo ayuda, sino iros a la mierda.

Bellatrix no obtuvo ningún tipo de respuesta así que continuo andando. No sabía por donde había llegado, solo recuerda ver la arena y caminar feliz por ella a la espera de encontrar el mar, aquella maravilla azul que siempre había soñado con ver. Suspiró. No esperaba su primer día de caza así, pérdida sin saber a dónde ir, al menos algo tenía claro, solo un tonto entraría a buscar pareja en aquel lugar.

La morena recogió su pelo en una improvisada trenza, en esos momentos odiaba esa maraña de rizos que tenía por cabello, nada más consiguiera una tijeras se lo cortaría despreocupandose del calor y de su mantenimiento. La chica rio, en su casa tenía prohibido acercarse a cualquier tipo de objeto cortante desde que le clavó un trozo de cristal a un profesor que afirmaba que las mujeres solo servían como calentador de cama, obviamente conseguiría sobrevivir a esa locura gracias a sus capacidades.

-Un oasis- volvió a hablar sola- solo pido un punto sitio con sombra, o en el que me pueda sentar sin quemarme el culo.

Tenía que haber seguido a su primo a las montañas pero sabía que las locas de sus hermanas irían hacia allí y se negaba a coincidir con ellas.

La familia de la morena era una de las especiales en la ciudad, en un periodo de tres años la matriarcado había conseguido dar a luz a tres niñas saludables siendo Bella la mayor de ellas. Al contrario que Andrómeda y Narcisa nunca fue la favorita de sus padres ni consiguió llenar las expectativas de estos por lo que se dedicó desde muy temprana edad a lo que le gustaba, el cuerpo humano y el estudio de las pandemias mundiales, un hobby un poco extraño para una niña pero que le relajaba. La morena sabía perfectamente como sobrevivir en caso de que hubiera algún problema por eso había elegido ir a la selva, una tienda natural de ingredientes para sus experimentos, pero por desgracia se había distraído y ahora lo único que veía más allá de su vista era arena y más arena.

-Si hay algún dios ahí arriba ayuda que me derrito- continuo gritando al cielo- prometo ir a las oraciones si me enviáis una forma de salir.

En la lejanía se escucharon los motores de unos coches, las banderas con los colores propios de los hombres ondeaban en el viento.

- Me cago en todo- profirio mientras comenzaba a correr en sentido contrario- si esta es la solución que me mandáis no pienso cumplir mi parte del trato.

En pocos minutos fue rodeada por dos coches. Bella suspiró, tiro la mochila a sus pies y adquirió una pose de defensa.

-Hola hermanita- hablo una voz melodiosa- ¿Necesitas ayuda?

Bellatrix bufó y observo a sus hermanas.
Narcisa le sonreía con su pelo cayendo desordenado por su frente y Andrómeda la miraba sería sin siquiera levantarse.

-¿Qué hacéis aquí? - pregunto- ¿Y de dónde habéis sacado esos coches?

-Ibamos a las montañas y nos desviamos por culpa de Narcisa...

-Estaba segura que era un atajo-corto la rubia.

-Entonces vimos la arena-continuo la morena sin prestar atención a su hermana- y supimos que si tú la habías visto no hubieras pensado y abrías entrado.

-Vale, ¿Y los coches?

-Nos encontramos a unos gilipollas que intentaron capturarnos como pareja- se burló Narcisa- obviamente no acabaron muy bien.

Donceles Salvajes (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora