Capítulo 4

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-Esto tiene que ser broma- grito Lucius sin dejar de correr- deja de perseguirme joder.

El hombre tras él simplemente gruño como respuesta y aumento la velocidad rozando la espalda del rubio que escapo de su agarre gracias a una rama que hizo que tropezara. El doncel rodó sobre si mismo y se incorporó con rapidez corriendo en dirección contraria. En ningún momento dejaron de perseguirle.

-¿Pero tú no te cansas?- volvió a gritarle.

Lucius pasó corriendo a una chica de pelo rojo y mirada dulce, por unos momentos deseo que aquel hombre se centrara en ella y dejara de perseguirle. Paro unos segundos y observo al moreno saltar de entre las ramas, la joven gritó y salió corriendo. Lucius suspiró, al igual que con los anteriores donceles que se había encontrado en su huida el hombre no pareció reparar en ella, simplemente seguía enfocado en él. 

El rubio estaba agotado, no sabía cuanto llevaba huyendo del moreno pero ya había llegado la tarde del segundo día y como siguiera así no escaparía de La Caza libre. Lucius se permitió observar a su perseguidor. El chico tenía el pelo del mismo color que el trigo y unos ojos color miel hipnotizantes, su cuerpo era musculoso y desprendía una aura de peligro que le atraía. 

El chico gruñó al ver que el doncel hacia el amago de moverse.

-¿Pero tu qué eres?- pregunto al ver el comportamiento- ¿un perro?

El moreno sonrió con burla y se lanzó sobre Lucius consiguiendo que este gritara y saliera corriendo, no consiguió avanzar muchos metros, sus fuerzas habían desaparecido.

El cielo sobre él se empezaba a ennegrecer poco a poco, otras de las características de La Caza es que el clima era propio de cada ambiente y Lucius se encontraba en una selva tropical en la que iba a diluviar.

-¿Ya te has rendido?- pregunto el chico sentándose a su lado y sacando una botella de su mochila- bebe, se te ve agotado.

Lucius apartó su mano y se negó a tomar la botella. El moreno simplemente suspiró pero no volvió a guardar el agua.

-¿Y ahora qué? - pregunto Lucius- ¿me vas a follar contra el suelo como un neandertal o estás muy cansado?

El chico río ante lo dicho.

-Pues me encantaría pero prefiero que tú me lo supliques- contesto con picardía - además ni siquiera me he presentado. Remus Lupin.

Lucius observó la mano tendida pero al igual que la botella no la acepto.

-Un Lupin, famosos por sus trabajos en la preservación animal y razón por las que sois considerados de la misma especie que ellos.

-¿Qué decir?- rio- esas capacidades animales han sido las que me han permitido seguirte el ritmo y- corto para inclinarse sobre él- también pueden ser muy ventajosas en la cama.

El rubio le levantó el dedo del medio y se incorporó con la intención de irse. Remus en un rápido movimiento lo coloco bajo él y comenzó a besar su cuello lentamente.
Lucius gimió levemente, al chucho se le daba verdaderamente bien. Las manos del moreno comenzaron a acariciarle lentamente buscando el cierre de sus ropas.

-Joder- exclamó cuando la lengua de Remus comenzó a descender por su pecho al ritmo que bajaba el cierre de la chaqueta.

El rubio sollozo, si seguía así en una semana se encontraría vestido de blanco delante de un altar. Reuniendo fuerzas golpeó la entrepierna del joven provocando que cayera sobre él con un gemido.

-Buen intento- dijo Lucius besando su mejilla y lanzándolo lejos- gracias por el rato.

Remus tardó unos minutos en recuperarse. Se levantó con tranquilidad y cogió el comunicador escondido en su mochila.

Donceles Salvajes (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora