Capítulo 11

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Sirius se encontraba sentado sobre la cama absorto en la cara concentrada de su nueva pareja, Severus le curaba las heridas provocadas por su hermano al pelearse tras besar al doncel de pelo negro en su cara.

-Deja de mirarme así- le ordeno- pareces tonto.

-Tu me vuelves tonto- le contesto en un intento de sonar seductor sin suerte- ¡eso duele!- gritó al sentir el antiséptico en la herida sobre su ceja.

Severus suspiró.

-¿Por qué te peleaste con Regulus?- le pregunto enfadado.

-Empezó él- intentó justificarse- se cree que por pasar un par de días contigo le perteneces.

-Técnicamente pase más tiempo con él que contigo.

-Lo sé- respondió- y  también se que no fue por ti sino por los afrodisiacos, además en cierta forma me alegro que fuera con él debido a nuestro parecido- bromeo- pero eso fue antes, ahora estamos casados, no permitiré que te robe. 

El doncel sintió como sus mejillas se teñían de rojo y continuo curando la cara del hombre en silencio. La puerta del cuarto sonó llamando la atención de ambos y uno de los criados asomó la cabeza, Sirius afirmó ante las palabras y se levantó agarrando la mano de Severus.

El cuerpo del pelinegro temblaba levemente, según el mayordomo las visitas habían llegado y Severus temía que se tratará de sus nuevos suegros los cuales probablemente vendrían a quejarse del horror de pareja que había adquirido su hijo. 

Con paso tranquilo bajo las elegantes escaleras hasta el vestíbulo donde una mujer ataviada con unos gastados pantalones y el pelo recogido en una trenza le miraba con una sonrisa. Severus corrió hacia los brazos de su madre con lágrimas en sus ojos.

-Hola mi dulce príncipe- le saludo la mujer entre besos- me alegra ver que estas bien.

El doncel le sonrió tiernamente, estar en los brazos de su madre en aquellos momentos suponía aquella tranquilidad que buscaba. 

-Veo que sigues igual- escucho Severus- sinceramente me sorprende que te eligieran.

El joven miro a su padre con terror y se escondió entre los brazos de su madre sin contestar.

-¿Les parece que pasemos al salón?- ofreció Sirius con un ademan de mano- estaremos mucho más cómodos y podremos hablar tranquilamente acerca de la actual situación.

Severus miró con ojos suplicantes a su nueva pareja, no quería pasar tiempo con su padre y menos escuchar como ambos le denigraban.

-Severus- llamo el moreno con voz dulce- si prefieres porque no le enseñas el jardín a tu madre, creo que ambos necesitareis tiempo a solas.

El doncel asintió con la cabeza otorgando un silencioso gracias y arrastrando a la mujer hacia las enormes puertas de cristal que daban al jardín. 

Sirius sonrió ante la efusividad de su pareja y condujo a su nuevo suegro por los pasillos. El hombre miraba con ojos analizantes cada mueble del lugar y acepto con agrado la copa de whisky mientras se sentaba en el lujoso sillón de cuero negro.

-Es un placer poder conocerles al fin- comenzó Sirius.

-Coincido con usted, sinceramente me sorprendió bastante que mi hijo haya sido seleccionado.

-¿Por sus habilidades?- pregunto Sirius reprimiendo una risa, en la catedral Severus no había mostrado capacidades físicas al perseguir al ministro, en cambio su vocabulario había sido de lo más amplio.

-Por su cara- contesto el hombre serio.

-¿Cómo?- volvió a cuestionar sorprendido- creo que no le entiendo.

-Conmigo no tiene que hacerse el simpático. A mí me paso exactamente lo mismo con su madre, sino la reclamaba a ella me hubiera quedado soltero para toda la vida- continuó con desprecio- al menos así no tendré que pagar por sexo- se burlo.

Sirius se levanto con rapidez y estrello el puño en la cara de su invitado.

-No se a que coño te estas refiriendo- susurro- pero puedo asegurarle que no permitiré que hable así de mi pareja o su madre. Ahora lárguese de aquí solo- remarcó- y no se vuelva a acercar a mi familia.

El moreno observó como el hombre salía despavorido de la sala. Tomo un gran trago de la bebida y se sentó con pesar, por fin entendía porque su pareja le suplicaba que no se burlara de él cuando le susurraba palabras bonitas. Se levanto lentamente debido a la cantidad de alcohol ingerida y se encamino a los jardines no sin antes tomarse otra copa, necesitaba fuerzas para decirle a su suegra que oficialmente estaba soltera y que debía mudarse aunque su intuición le gritará que en verdad se lo agradecería. 


-Por favor, por favor- suplicaba Tom desesperado- callarse, quiero dormir.

James y Regulus rieron y continuaron hablando con el pretexto de conocerse mejor.

-En serio- siguió insistiendo-  mañana em levanto temprano para trabajar, necesito estar descansado

Ambos donceles continuaron sin prestar atención a su marido consiguiendo que suspirara y les lanzará la almohada.

-¡A dormir!- gritó.

Ambos jóvenes le miraron con una siniestra sonrisa plasmada en su cara.

-Solo tienes que aceptar- empezó James- y dejaremos de molestar.

-¿De verdad queréis ir conmigo a la fábrica?- les dijo ya desesperado- entonces id pero por favor dejadme dormir, ¡son las tres de la mañana!

Regulus y James chocaron la mano en señal de victoria para posteriormente darse un inocente beso y tumbarse juntos tras la barrera de cojines levantada entre ellos y su marido.

Tom suspiró fuertemente.

-¿Qué queréis a cambio de quitar este absurdo muro?- pregunto derrotado- y que no sea el nuevo señor Black porque me niego.

Regulu le miro con un puchero en la boca- esta bien- acepto- pero queremos que nos prometas que no te vas a aprovechar de nosotros, que nos darás espacio y tiempo.

-Me cago en...- maldijo- pero si ya lo hemos hecho, además vosotros os acabáis de besar.

-Ha sido una muestra de cariño inocente- se excuso James- es una forma de empezar a entrar en confianza.

-Vale- se volvió a rendir- pero dormiréis uno a cada lado mío.

-Trato- dijo Regulus mientras quitaba los cojines y se desplazaba a la derecha de Tom.

James y Regulus besaron suavemente los labios del chico con un suave roce y se acurrucaron en la cama.

-Por fin- susurro Tom, en aquellos momentos se arrepentía de haber sido el campeón y sobre todo de sus gustos con respecto a los donceles.

El chico sintió como era abrazado por ambos extremos, quizás no había sido tan mala decisión. 


Donceles Salvajes (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora