Capítulo 18

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Severus se sentía gilipollas. Retiró los mechones que caían sobre su frente mientras respiraba con dificultad, el chucho que tenía como esposo parecía rastrearlo como un verdadero sabueso y en esos momentos se estaba arrepintiendo de su decisión, por otro lado se encontraba la segunda Caza, ¿tan tonto era cómo para proponer esa idea de nuevo? ¿acaso no tenía creatividad? 

Atravesó el estrecho sendero de piedras entre pequeños saltos con cuidado de no caerse, había decidido ascender la montaña a través de la ladera norte, la más escarpada y complicada pero la que más segura le mantendría, además todavía tenía en su cabeza la imagen de esos ojos marrones burlones impidiéndole concentrarse lo cual solo implicaba que más pequeños cortes por rocas aparecieran en su blanca piel.

Atravesó el saliente con dificultad y se introdujo en la estrecha grieta que apenas le permitía girar sobre su propio eje, era un buen sitio para esconderse y continuar trepando sin dificultad. Colocó su mano con cuidado en el saliente  ascendiendo con lentitud, no llevaba ni un metro de separación con respecto al suelo cuando un tirón en su camiseta provocó que callera sobre su propio culo.

-La madre que te...- se quejo mientras intentaba levantarse con dificultad.

Levantó la mirada desde el suelo con enfado pudiendo observar a un sonriente Sirius y su abultada parte baja. Maldijo en silencio.

-Te cace- dijo con una sonrisa- ahora, ¿se supone qué hacemos lo mismo que la última vez?

 -Si te digo que no, ¿me harás caso?

-Por supuesto que no-contesto- llevo demasiado tiempo sin ti.

Severus fue levantado con un rápido agarre en sus axilas y pegado a la pared con sus manos fuertemente presionadas sobre su cabeza. En su mejilla sentía la fría piedra pegarse así como su cuerpo erizarse, el espacio era pequeño y no podía moverse facilitándole a Sirius el trabajo de desnudarle.

-¡Ah!- grito cuando sintió como la mano del joven golpeaba sus nalgas.

- Hermoso- susurro al  observar como un leve tono rosado pintaba el lugar golpeado.

Sirius disfruto durante unos segundos paseando sus manos por las caderas del menor hasta guiarlas al pequeño miembro el cual comenzó a bombear sacando gemidos cada vez más fuertes mezclados con los sonidos de succión de sus labios alrededor del cuello y hombros.

-Ni se te ocurra correrte- ordenó frenando el movimiento cuando sintió como el movimiento de caderas de su pareja aumentaba.

Las manos volvieron a subir hasta las caderas permitiendo mover al pelinegro con facilidad y poniéndolo de rodillas frente a él. Severus no tuvo que esperar palabras algunas y bajo con rapidez los pantalones de su pareja liberando el prominente miembro. Con su lengua lo acaricio lentamente siguiendo el eje y concentrándose en la cabeza rojiza y manchada de liquido pre-seminal.

Sirius se permitió pasar sus dedos por el sedoso pelo del doncel incitándolo a usar su boca. Cuando Severus lo sintió entrar y llegar a su garganta la razón le abandono y comenzó a lamer con intensidad mientras sus manos se ocupaban de auto bombearse en la búsqueda de conseguir el mismo ritmo que su pareja le había ofrecido antes.

-Cariño para- suplicó- me voy a correr.

Severus le miró sin dejar de chupar con mirada pícara y aumento el ritmo consiguiendo que el enganche en su cabello aumentara. 

-¡Joder!- grito Sirius cuando se vino.

Severus deslizó en miembro fuera de su boca permitiendo que un leve hilo de saliva y semen se deslizara por la comisura de su boca.  Sirius se encontraba sin aliento y con las fuerzas débiles momento que aprovecho el doncel para tirarlo al suelo sobre sus espaldas y sentarse sobre su pene comenzando un rápido vaivén. El orgasmo les llegó a ambos con intensidad.

-Se supone que yo te iba a controlar- se quejo Sirius entre jadeos cuando Seveus se tumbo sobre su pecho sin separar sus partes íntimas.

-Digamos que yo también te he echado de menos- contesto con burla.

Sirius beso la coronilla del pelinegro

-¿Te parece si salimos de esta grieta y lo repetimos?- pregunto con burla.

Severus se incorporó provocando que el miembro dentro de él palpitara.

-Me parece una idea perfecta.



Lucius se alejaba con la cara completamente roja y deseando poder borrar esa imagen de su cabeza. Había visto a Severus entrar en aquella grieta  y cuando vio a Sirius entrar tras él corrió a buscarlo, por desgracia sus movimientos eran lentos debido al cansancio muscular que acarreaba el embarazo y, cuando llego a ellos solo pudo avergonzarse ante los sonidos lujuriosos y el apenas perceptible cuerpo desnudo de su amigo.

Tapo con fuerza sus oídos cuando los gemidos llegaron de nuevo a su localización, nunca se imagino que Severus tuviera unos pulmones tan potentes. 

Camino otros cuantos metros hasta que solo el silencio le rodeaba y se sentó bajo un árbol, se encontraba cansado y hambriento. Buscó en la mochila y sacó una barrita energética de chocolate y toques de menta que comió con placer, adoraba ese sabor.

-¿Una manzana?- pregunto Remus mientras que se sentaba a su lado y le ofrecía dicha fruta.

Lucius no se inmutó, es más se alegro, estaba cansado que el moreno le siguiera oculto o lo que el pensaba que era oculto pues hacía más ruido que los elefantes del refugio, al igual que en la primera Caza solo se le daba bien rastrear y perseguir.

-¿Cómo te encuentras?

-Bien- contesto el rubio- mucho más cansado que normalmente.

El silenció se instauró entre ellos.

-¿La he jodido mucho?- se atrevió a preguntar.

-Muchísimo- contesto- joder, no dijiste nada cuando me aseguraron que debía convertirme en un puto horno de bebés. 

-Lo siento- dijo con sinceridad- es solo que no sabía que hacer.

-Bueno pues ya no tienes nada que hacer- proclamo asustando al joven- porque ya esta en fabricación.

Remus rio y se atrevió a acercar al rubio con un firme agarre en sus hombros. Lucius se acurrucó en sus brazos disfrutando del cariño y los besos en su coronilla. 

-¿Quieres volver?- preguntó.

-Sinceramente si, creo que Bella ya se ha cansado de aguantar mis vómitos.

Ambos se miraron con una sonrisa y se besaron dulcemente, se habían echado demasiado de menos como para seguir enfadados. 

-¿Vas a hacer que me arrepienta?- pregunto.

-Como nunca lo has hecho- contesto el rubio- como nunca lo has hecho.

Donceles Salvajes (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora