"México, somos tu familia"

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Santiago de Chile, Chile

Todos los hispanos habían regresado a América para poder ejecutar su plan y pasar a México de su lado. Era crucial tener al norteamericano de su lado, más al notar que ahora el estadounidense estaba perdido.

ㅡYo dudo mucho que vaya a querer que estemos en su territorio. No aceptará que lo visitemosㅡ mencionó Bolivia.

ㅡ¿Y si lo invitamos a venir aquí? Tal vez así acepteㅡ sugirió Uruguay.

ㅡDudo que el yankee le permita venir aquíㅡ respondió el argentino.

Estaban divididos en dos bandos: quienes proponían ir con el mexicano y quienes proponían que el mexicano viniese aquí.
Ambos tenían inconvenientes, así que no importaba realmente le que eligieran, estaban en desventaja. Pese a eso, seguían insistiendo en discutir entre ellos para saber que bando tendría la razón.

ㅡEsperen. Tal vez lo mejor sea que venga aquí con nosotros. Lo haremos venir diciendo que queremos negociar la paz con él, se verá obligado a venir por la invitación y será ahí cuando comenzaremos con el plan Aㅡ propuso el cubano.

Los demás lo pensaron. No era una mala idea, quizá podría funcionar.

ㅡVale, y cuando llegue aquí, ¿Qué es lo que haremos? ¿Cómo vamos a convencerlo?ㅡ preguntó el ecuatoriano.

ㅡEsa es una excelente pregunta, mi hermano, y ya la tengo resueltaㅡ Cuba volteó a ver a Guatemalaㅡ Este es tu momento.

El guatemalteco se puso de pie. Aclaró su garganta y comenzó a decir:

ㅡCuba y yo estuvimos hablando. Sabemos como es el idiota de México, siempre se ha creído el mejor de todos. Tan egoísta desde tiempos de la colonia, queriendo la atención solo para él; sintiéndose demasiado perfecto para estar con nosotros.

ㅡVe al punto, estás dejando que el enojo hable por ti.

ㅡLo siento, lo sientoㅡ suspiróㅡ El punto es que usaremos su enfado ego para atraerlo a nosotros. Hablaré con él, le haré creer que lo admiramos, que lo queremos, que lo necesitamos. Caerá en la trampa.

Los murmullos comenzaron. Todos estaban de acuerdo con el plan.

Ciudad de México, México.

El mexicano terminaba de preparar su desayuno. Una simple taza de chocolate caliente y una pieza de pan; no se sentía con mucho apetito a decir verdad, la preocupación extrema que sentía le generaba nauseas.
No podía dejar de pensar en el gran problema en el que el estadounidense se había metido; las cosas vendrían a peor y se vería obligado a regresar hacia el país del norte para apoyarlo.

Estaba cien por ciento seguro de que debía estar a lado de Estados Unidos. No deseaba que su amado pasará por alguna crisis y él no estuviera a su lado para ayudarlo.

ㅡOh gringo, ¿qué tenías metido en la cabeza cuando hiciste eso?ㅡ comenzó a hablar soloㅡ Ugh, ¿para qué pregunto? Sé que pensabas en Israel, en vengar su muerte.

Frunció el ceño.

ㅡIsrael, ¿qué tenía de bueno ese tipo? No era alguien bonito. ¿Tal vez lo quería por qué era bueno en los negocios? ¡No! Agh, escúchate México, ahora lo estereotipas.

Suspiró con pesadez, nuevamente dejaba que los celos lo invadieran.

ㅡEra buen tipo, Estados Unidos realmente lo quería, él era el amor de su vida. Debo entender eso.

Se levantó de su asiento, dejando su desayuno a la mitad. Salió para recoger el correo.

La mayoría de cartas eran de informes, cosas que habían sucedido durante su ausencia. Lo verdaderamente importante llegó con la última carta; sintió molestia, disgusto, incluso tenía ganas de romper a carta.

Amenaza Roja [Hispanoamerica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora