I
Washintong D.C., E.E.U.U.
Inglaterra fue un padre estricto, de eso no había duda, siempre trato de educar a todos sus hijos para que fuesen unos cabelleros refinados. Los buenos modales eran el pan de cada día. Pese a eso, siempre estuvo ese algo en el modo de crianza que hubo entre Estados Unidos y sus demás hermanos.
A diferencia de Canadá o Australia, el estadounidense solía tener su as bajo la manga.
Cada que el rubio deseaba un juguete, una comida especifíca para la cena, un cierto conjunto de ropa o cualquier otra cosa y la respuesta a sus peticiones resultaba en un "no", terminaba por arrojarse al suelo y comenzar a hacer un berrinche.Las primeras veces que lo hizo fue ignorado, pero poco a poco el llanto fue pasando a ser más fuerte e insoportable que a Inglaterra no le quedó más remedio que cumplir todos los caprichos que su pequeño hijo tenía.
Así fue que su infancia estuvo llena de regalos y cosas que el deseaba. Su adolescencia no fue muy diferente, también conseguía lo que quería.
En fin, siempre estuvo tan acostumbrado a obtener todo que ahora, que se encontraba perdiendo la guerra, se sentía demasiado molesto. Y no lo negaría, si tenía ganas de ir con los del otro bando a llorarles para que estos les permitieran ganar.
ㅡSe supone que yo soy la nación más grande de la historia, ¡yo debo ganar! ¡Yo debo ser la única potencia aquí! ¡El mundo debe ser de mi propiedad!ㅡ gritaba en la soledad de su sucia y desordenada habitación.
Su mayor deseo era ganar, pero eso ya se veía imposible. Ya no tenía aliados en el continente, pues bien los países o eran neutrales o estaban del bando contrario.
Tampoco podía pedir ayuda a su familia, Australia y Nueva Zelanda estaban declarados neutrales, mientras que los del Reino Unido se iban alejando cada vez más del conflicto al ver que era ya una batalla perdida.Estaba solo contra el mundo, pero no por eso se rendiría, aún estaba esa parte caprichosa de él que ganaría sin importar los métodos.
II
Tras haber estado todo el día llorando y con su rabieta, finalmente salió de su habitación, principalmente porque el hambre le ganó.
Al bajar a la cocina vio que el refrigerador estaba casi vacío. Solo había una lata de soda dos trozos de pizza, medio tomate, un cartón de leche casi vacío y medio plátano.
Si, desde que México se fue de su vida la casa era un desastre, no había despensa y no se preocupaba mucho de que comía.Tomó los dos trozos de pizza y la soda. Se sentó en el sillón más grande de su sala y encendió el televisor.
Lo primero que apareció fue un canal de noticias, uno que trataba todos los temas menos la guerra en curso, obviamente este programa no quería echar en cara que su nación iba perdiendo.El rubio decidió ir cambiando de canales hasta encontrar algo que fuera mínimamente interesante.
Se detuvo al ver que había un canal que pasaban películas en blanco y negro, lo que llamó su atención fue que era una película mexicana.Pequeñas lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. Eso le recordó a México y lo tanto que le hacía falta. Y no solo porque ya no tendría recursos a la vuelta de la esquina, sino que le hacía falta para mantener su casa y su vida en orden.
Le hacía falta ese hombro en el cual llorar.ㅡEstúpido mexicano, ¿por qué te dejaste capturar?ㅡ dijo con la voz rota.
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Amenaza Roja [Hispanoamerica]
Tiểu thuyết Lịch sửPara lograr imponer una nueva ideología, los soviéticos en conjunto con los cubanos se implantan en las universidades para convencer a los jóvenes de iniciar una revolución. Tras pasar una serie de sucesos, en los países hispanoamericanos se logran...