¿El amor florece?

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Belgrado, Yugoslavia

El yugoslavo se encontraba haciendo leyendo un libro que trataba el tema del armamento nuclear, teniendo este tipo de cosas ahora en su territorio era importante que supiera sobre ese tema. Al leer se daba cuenta que era poco probable que llegara a sufrir algún accidente, si seguía todas las normas y cuidados no tenía nada por lo cual preocuparse. 

Se escucharon toques en su puerta, el solo dijo "adelante" sin despegar la vista del libro.

ㅡ¿Estàs ocupado?ㅡ era el turco.

ㅡDepende, ¿qué necesitas?

ㅡBueno, como mañana ya regresaré a mi territorio me preguntaba si tú... s-siㅡ las mejillas del euroasiático comenzaban a sonrojarseㅡ Si tú... ¿si te gustaría salir a comer conmigo?

ㅡClaro, vamos.

La intención de Turquía era que ambos tuvieran una romántica comida juntos. Durante todo el tiempo que estuvieron juntos viendo lo del armamento nuclear, el turco quedó fascinado con la belleza del yugoslavo, esa piel pálida, el cabello completamente negro y esos expresivos ojos azules lo tenían cautivado. Aunque no solo se sentía físicamente atraído a él sino que también se enamoró de su forma de ser, Yugoslavia no era alguien completamente serio como se podría pensar, él era alguien calmado que si sonreía de vez en cuando, alguien que amaba las películas y que podía pasar horas hablando animadamente de ello. 

Por su parte, el yugoslavo creía que la invitación a comer era como amigos. El tiempo que pasó con el turco solo lo hizo ver como un amigo nuevo, un amigo leal, un amigo verdadero (no como los del bloque socialista, quienes, ante sus ojos, solo le dieron la espalda)

En fin, ambos salieron de la oficina para ir rumbo a buscar un buen lugar para comer.



Moscú, Unión Soviética 

El ruso se encontraba en su cama, haciéndose una pregunta que jamás creyó que se haría:

"¿Puede alguien enamorarse en tan solo unos días?"

Desde el cambio de actitud que tuvo el mexicano, se dio cuenta que éste no era tan malo, vio que era alguien servicial y que cocinaba bastante bien. Tener a su lado al latino le había traído menos peso en su trabajo y en la limpieza de la casa, además, no podía evitar sonrojarse cuando el pelinegro parecía actuar coqueto ante él. ¿Acaso trataba de conquistar su corazón o algo así?

La puerta de su habitación se abrió. Era el kazajo, quien lo buscaba porque era hora de la cena.

ㅡKaz, ¿crees que es posible enamorarte de alguien tan rápido?

ㅡNo lo sé, esas cosas del amor no son lo mío. ¿Por qué preguntas?

ㅡCreo que me estoy enamorando.

ㅡ¿De quién? ¿De Chile? Porque cada que viene él se les ve muy juntos, y no te negaré que no he escuchado cuando se dan sus cariñitos.

ㅡChile es buen aliado, pero, no creo sentir amor por él.

ㅡ¿Entonces de quien crees estar enamorado?

Y antes de que el ruso respondiera, México hizo acto de presencia, provocando que Rusia cerrará su boca y se sonrojará un poco.

ㅡ¿Està todo bien aquì?ㅡ pregunto el mexicano.

Ambos soviéticos asintieron.

Amenaza Roja [Hispanoamerica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora