Santiago de Chile, Chile
Todos estaban en silencio, nadie se atrevía decir palabra alguna, ninguno era capaz de tomar el valor suficiente para hablar sobre el asunto. Se sentían como unos completos imbéciles, ¿y que no lo eran? A fin de cuenta celebrar la victoria de una manera tan temprana era una imbecilidad.
ㅡEn nuestra defensaㅡ el peruano se atrevió a dar el primer pasoㅡ Yo creo que no controlar nuestra alegría es algo heredado.
ㅡPor favor, no hay que tratar de excusarnos, fuimos unos completos idiotas al celebrar con antelaciónㅡ le respondió el argentinoㅡ Ya teníamos a México y lo dejamos ir. Un montón de pelotudos, eso somos.
Se escuchó un "sí" por parte de todos. El plan fue un rotundo fracaso y ahora no tenían ni la más mínima idea sobre que debían hacer; México era una pieza clave en los siguientes movimientos que tenían planeados, ahora tendrían que re-estructurar todo lo que ya habían pensando y planeado.
ㅡQuizá no todo este perdidoㅡ mencionó repentinamente el chileno, llamando la atención de todos.
ㅡ¿No entiendes nuestra situación? Sin México no podremos llevar acabo el siguiente movimiento, todo está perdidoㅡ le dijo Colombia usando un tono de molestia.
ㅡMiren, si ese llorón y egocéntrico que es México no quiso aceptar nuestra oferta porqué "lastimamos" sus sentimientos, entonces aceptar nuestra oferta sin elección.
ㅡExplícate, boludo.
ㅡLo que quiero decir es que, lo tomaremos por la fuerza.
De un momento a otro, el aura sentimental de frustración se esfumo de la habitación abriendo paso a un montón de susurros y expresiones de confusión y sorpresa. ¿Acaso el chileno se estaba refiriendo a invadir el territorio mexicano?
Washington, DC, E.E.U.U.
Se escucharon tres toques ligeros en la puerta, para después esta ser abierta. El mexicano entró a la oficina, procurando hacer el menor ruido posible. El estadounidense mantenía su mirada perdida en la ventana, observando como las nubes grises comenzaban a juntarse en el cielo, ni siquiera se había percatado de la presencia del moreno.
México se puso a un lado del rubio, tomó su mano sin siquiera mirarlo, solo posicionó su vista hacia el suelo. Ante el tacto, el más alto reaccionó sorprendiéndose ante la acción de su compañero. El estadounidense notó una expresión extraña en el más bajo, una similar a la tristeza, aquello junto con el repentino contacto de sus manos le hizo preguntar:
ㅡ¿Estás bien?
Los ojos del latino se llenaron de lágrimas. Sin pensarlo dos veces y buscando consuelo, el moreno se abalanzó sobre el angloparlante y lo abrazó, escondiendo su rostro sobre el pecho del otro.
ㅡNo, no estoy bienㅡ respondió entre sollozosㅡ Sabía que ellos no me tenían aprecio, pero nunca creí que me odiarían de ese modo, no puedo creer que piensan esas cosas sobre mi.
El estadounidense correspondió el abrazo.
ㅡ¿Ellos? ¿De quienes hablas?
ㅡMis hermanos. Ellos me invitaron a negociar, y las cosas no terminaron bien. Ahora sé que para ellos no soy más que un idiota ególatra.
Estados Unidos comenzó a acariciar el cabello del más bajo. Comprendía lo que se sentía que te dijeran esas palabras.
ㅡSé que sonara tonto, pero, me siento traicionado por mi propia familia.
ㅡNo es tontoㅡ comenzó a decirㅡ Tú les tenías un aprecio. Ellos son los idiotas ególatras, solo piensan en ellos mismos, siempre te han excluido, nunca de dieron el tiempo de conocerte bien. Por eso no se dan cuenta que tú eres alguien muy valioso; ellos se pierden estar contigo.
ㅡ¿En verdad piensas que soy alguien valioso?
ㅡSí. Eres alguien valioso, leal, bastante habilidoso. Tu único defecto es que temes sacar todo tu potencial, porqué yo sé que eres capaz de ser fuerte, una potencia.
Sus lágrimas comenzaron a cesar, una calidez y un tono carmín se hicieron presentes en las mejillas del mexicano. Se sentía amado al saber que el rubio pensaba eso de él; incluso la rabia y tristeza que sentía a causa de sus hermanos iba dispersándose, dejando camino abierto a los sentimientos de amor, cariño y pertenencia en él.
ㅡEstados Unidos.
ㅡ¿Sí?
ㅡEllos me habían invitado para negociar y estar de su lado.
ㅡ¿Y que fue lo elegiste?ㅡ preguntó tratando de ocultar su temor.
ㅡEstar a tu lado. Ser fiel a ti y ayudarte en todo lo posibleㅡ respondió con completa seriedad, rompiendo el abrazo y mirando a los ojos al más alto.
ㅡ¿Tu respuesta es sincera?
ㅡSí. Porqué quiero ser fiel a ti, entregarme a tiㅡ se arrodillo, adoptando una posición similar a la de un hombre pidiendo la mano de una mujerㅡ No quiero dejarte solo en esto, quiero apoyarte, ser tu mano derecha hasta el final.
ㅡMexico...
ㅡCréeme, quiero entregarme enteramente a tiㅡ calló por un momento.
Por su mente pasó la loca idea de revelar sus sentimientos, de explicar que la razón por lq que estaba dispuesto a ser todo para el estadounidense era el amor.
A fin de cuentas, Israel ya no estaba presente, y, si tenía algo de suerte, puede que sus sentimientos fuesen correspondidos al grado de que podrían casarse así como lo habían hecho aquel cuarteto de árabes. 《Tampoco te imagines locuras México, una boda entre países es algo más complicado que solo estar enamorados》pensó.ㅡEstados Unidos, yo... yo...ㅡ sus mejillas regresaban a tener un tono carmín.
ㅡ¿Sí?
ㅡYo...
La puerta de la oficina se abrió. Era el canadiense.
Tan rápido como pudo, el mexicano se puso de pie.ㅡLo siento, ¿estoy interrumpiendo algo?ㅡ las mejillas del canadiense se sonrojaron un poco, debido a que alcanzó a ver al moreno de rodillas, interpretando que quizá ambos norteamericanos estaban a punto de tener un momento de intimidad.
ㅡNo, no interrumpes nadaㅡ respondieron los otros dos al unísono.
ㅡ¿Seguros? Creo que estaban a punto de... eh... bueno, no importaㅡ negó varias veces con la cabezaㅡ En fin, venía porqué tu jefe quiere que firmes unos documentos sobre la salida de Turquía.
ㅡEn seguida voy.
ㅡTe espero alláㅡ el canadiense se retiro.
Nuevamente Estados Unidos y México quedaron solos. Antes de que el estadounidense saliera de la oficina, el mexicano lo tomó de la mano y le dio un beso en la mejilla.
Aquello tomó por sorpresa al rubio, provocando un notable sonrojo en sus mejillas.ㅡLo siento, lo que pasa es que yo... yo...ㅡ el moreno comenzaba a tartamudear, palabras sin sentido y excusas extrañas salían de su boca. Se estaba arrepintiendo de haber hecho eso.
ㅡNo te disculpesㅡ dijo el más alto, apartando su vistaㅡ Eh... tengo que ir con mi jefe.
Estados Unidos salió lo más rápido que pudo de la oficina.
ㅡMaldita sea, lo arruineㅡ dijo el mexicano, cubriendo su rostro con ambas manos.
Mientras tanto, el estadounidense sentía su corazón latir a mil por hora, así como una sensación extraña de calidez crecer en él. ¿Acaso le había gustado ese beso?
No pudo evitar pensar en los tiempos de la colonia, en donde el latino le había dado un beso similar a ese, pero aquello ya había pasado hace mucho tiempo...

ESTÁS LEYENDO
Amenaza Roja [Hispanoamerica]
Historical FictionPara lograr imponer una nueva ideología, los soviéticos en conjunto con los cubanos se implantan en las universidades para convencer a los jóvenes de iniciar una revolución. Tras pasar una serie de sucesos, en los países hispanoamericanos se logran...