Exportación

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Ya habían pasado dos semanas. El mexicano ya no se encontraba encerrado en un cuarto sin ventana; ahora ya estaba en una mejor habitación, al fin le habían permitido tomarse una ducha y ponerse ropa limpia, eso si, solía estar vigilado la gran parte del tiempo para que no fuese a escaparse o tuviese contacto con alguien del bando capitalista.

Sus captores, aquellos que se hacían llamar sus hermanos intentaban tratarlo mejor, ya que querían que no hubiese tanto problema para que aceptará la ideología marxista y comenzará a ayudarlos más. Aunque, aún así, solían decirle algunos comentarios pasivo agresivos para no perder la costumbre de despreciarlo. 

Pese a que sus condiciones de vida eran mejores que hace unas cuantas semanas, México seguía sin sentirse a gusto. Toda esa vigilancia lo hacía sentirse incomodo, asfixiado; ya no tenía control sobre nada, y eso le molestaba. Tener la vida controlada le recordaba eso tiempos horribles de colonia, donde no podía hacer nada sin tener antes el permiso de España; su situación actual no era muy diferente, no podía hacer nada sin antes pedirle permiso a sus hermanos.

Si quería salir a tomar un poco de aire fresco, tenía que ser acompañado por cinco de sus hermanos, quienes lo rodeaban en un círculo. A la hora del baño solo tenía 6 minutos para ducharse, dos de sus hermanos lo tenían que esperar en la puerta, uno estando afuera del baño y otro adentro. La hora de la comida era peor, le servían comida que sabían que le disgustaba, todos lo miraban comer, con esas horribles expresiones de estarlo criticando o burlándose por lo que tenía que comer, no podía levantarse hasta que se terminará toda la comida y no importaba cuanto se tardase, siempre habían tres de sus hermanos que lo esperarían. 

El día de hoy no parecía que fuese mucho a cambiar, hasta que se decidió por no comer esta vez.

ㅡNo seas, ¿con que palabra sueles referirte a los quejumbrosos? Ah si, no seas "mamón"ㅡ mencionó el chileno molesto. 

ㅡNo soy mamón, solo no quiero tragar nada de lo que ustedes me denㅡ dijo con despreció el norteamericano tirando el plato.

ㅡTe lo vas a comer, no nos importa si no quieresㅡ el sudamericano tomó con su mano un puñado de comida de su propio plato, para después meterle la comida en la boca a la fuerza al mexicanoㅡ Trágatelo. 

Los demás se estaban riendo y diciendo lo patético que se veía en esa situación el mexicano. 

Chile lo tiro al suelo o lo obligo a comer metiéndole la comida en la boca y tapándole la nariz para que tuviese que tragar los alimentos. La tortura hubiese durado aún más si es que no llegaba la visita sorpresa, quien al entrar dijo:

ㅡ¿Qué está pasando aquí?ㅡ la visita sorpresa era Rusia.

Todos los hispanos dejaron de reír y se pusieron de pie para saludar al soviético. Chile dejo en paz a México, pero lo dejo en suelo, sin siquiera ayudarlo a levantarse.

ㅡNo está pasando nada, nada de nadaㅡ respondió el chileno.

ㅡ¿Entonces por qué está en el suelo?ㅡ señaló al mexicano.

ㅡProblemas de conducta, solo eso.

ㅡPues levántalo, dúchalo y que este presentable, hoy nos lo llevaremos.

Los demás se vieron entre si, ¿tan pronto se lo llevarían a Sudamérica? Se suponía que lo tendrían aquí todo un mes para tenerlo controlado. 

ㅡY hay un cambio de planes de último momentoㅡ dijo el rusoㅡ No se irá a Sudamérica, me lo llevaré a mi territorio; un sujeto como él nos servirá más allá.

Amenaza Roja [Hispanoamerica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora