Cap. 8 - Ladybug VS Chat Blanc (Parte 2)

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Ladybug se encontraba agachada delante de algunos escombros. Chat Blanc estaba al otro lado de la calle, con una pequeña sonrisa de superioridad en su rostro. Él caminaba hacia ella con calma, sin preocupaciones, sin tener en cuenta toda la destrucción que estaba provocando.

"El anillo. El prodigio está ahí. Tengo que quitárselo sea como sea. O si no... dios sabe que más daño puede provocar" - pensó Ladybug, a la vez que planeaba una maniobra para sorprender al villano mientras lo observaba acercarse. Se levantó, dispuesta a seguir peleando contra alguien que una vez fue compañero suyo.

—Te lo dije. Te dije que sufrirías. Voy a quitarte tu prodigio, m'lady —dijo Chat Blanc, esta vez con una malvada sonrisa en su rostro.

—Tranquilo, que no seré yo la única que sufriré —respondió ella, forzando su voz para que sonara sincera.

Tras decir esto, la superheroína empezó a correr directamente hacia el antihéroe, y éste preparó su poder para atacarla. Ella se acercó bastante, y justo cuando él disparó, Ladybug saltó por encima suyo, esquivando ese disparo con éxito. Nada más aterrizar, se giró hacia el villano extendiendo su yoyó con fuerza, hacia él también. Chat Blanc sólo pudo girarse, pero no pudo detener el golpe que recibió en toda su nariz.

El retrocedió dando unos pasos. Había sido un buen golpe, bastante bien encajado. Se frenó, y para la sorpresa de Ladybug, él empezó a reírse.

—Así que, así se siente alguien cuando le golpean, ¿verdad? —comentó, entre risas.

—Te lo agradezco, m'lady, pero, me temo que ya es suficiente.

Alzó sus dos manos y de ellas salieron unos Cataclis-es tan rápidos y potentes como los anteriores. Ladybug retrodeció dando volteretas y saltos, esquivando cada golpe de lado a lado como pudo. Mientras esquivaba sus ataques, se escuchaban escombros. Claro... ¡cómo no!

Los ataques de Chat Blanc acababan en los edificios. Si no la destruían a ella, destruían la ciudad de París. No había otra opción. Necesitaba tener el prodigio del anillo lo más rápido posible. Si no, Paris podría no volver a ser lo que era antes.

Ladybug, mientras giraba, observó los rostros de los civiles que estaban alrededor. Sus caras expresaban puro terror. Ella también lo sentía, pero no era la persona adecuada para expresarse en ese momento. Debía centrarse en el combate. Pero se arrepintió de haberse distraído.

Un impacto golpeó en el suelo muy cerca de Ladybug, haciendo que ella se desiquilibre y caiga al suelo. Chat Blanc aprovechó para acercarse y golpearla con más destreza, pero ella se levantó a tiempo para contraatacar.

Se inició una pelea como la anterior. Puñetazos, empujones, patadas... y un Cataclism que otro también aparecía. Ambos gritaban de dolor y esfuerzo, y a pesar de sus diferencias, había una cosa en la que coincidían: ninguno de ellos se iba a rendir.

Tras esquivar un golpe, Ladybug alzó su pierna y la usó contra el pecho del villano, haciendo que se aleje unos cuantos metros. Entonces, la superheroína lanzó su yoyó justo hacia el bastón, que estaba en las manos de su portador. El yoyó se envolvió en el arma, como ella lo había previsto. Después, hizo un movimiento con sus brazos para arrebatárselo.

Pero no funcionó. Volvió a intentarlo, se esforzó de nuevo, pero no obtuvo resultado. Chat Blanc sostenía fuertemente su bastón. Entonces, el villano, sonriendo con malicia, echó su arma hacia atrás con brusquedad. Como resultado, Ladybug salió volando, directamente hacia él. Él se giró, alzó su mano izquierda, y cogió a Ladybug justo por el cuello.

Ella gruñía de un agobiante dolor. Se esforzaba para soltarse. Pero era imposible.

—Qué, m'lady, ¿dónde está tu amiguita Alya para salvarte ahora?, ¿eeh? —exclamó en voz alta.

Tras decir esto, hizo un movimiento que para ella fue imparable: la alzó hacia arriba y acto seguido la arrojó hacia abajo, contra el suelo, con fuerza y brusquedad y acompañado de un grito suyo. Ella estaba tumbada boca arriba, tras haber ahogado un grito de dolor. Él entonces puso sus dos piernas sobre la cadera de la superheroína, sentándose literalmente encima de ella, con la intención de inmovilizarla.

—¿Qué se siente cuando estas a punto de...

Pero un puñetazo de Ladybug lo interrumpió. Ella aprovechó el descuido, cogió el cuerpo de Chat Blanc por los lados y ambos se giraron, se manera que ella se quedó encima de él. Rápidamente, Ladybug buscó su mano derecha para quitarle el prodigio. Pero Chat Blanc la llevaba un paso por delante.

Cuando ella agarró la muñeca mientras sostenía las caderas del villano fuertemente con las piernas, él usó un Cataclism con su otra mano, lanzándolo hacia arriba. Ella lo esquivó moviendo su cuerpo hacia la derecha, y entonces Chat Blanc aprovechó ese momento para volver a la primera posición, donde Ladybug tenía desventaja.

Chat Blanc usó ese instante para agredir a Ladybug. Él usaba mayormente puñetazos, y Ladybug conseguía defenderse bastante bien. De pronto, ambos sintieron unas piedras cayendo sobre ellos. Esas piedritas caían de arriba. Había un balcón que estaba a punto de caerse a trozos. Y gracias a eso, Ladybug tuvo una idea.

El antihéroe atacó con un puñetazo, pero fue bloqueado con éxito por ella. Entonces, en ese mismo momento la superheroína lanzó su yoyó, lo más arriba posible. El yoyó se envolvió en ese balcón, que era de un tercer piso.

—¡No tienes nada que hacer Ladybug!

Entonces ella, usando las fuerzas que le quedaban, tiró de yoyó hacia abajo, con intención de destruir ese balcón. Y lo consiguió.

Esa parte del edifio, más las de abajo, empezaron a caer. Chat Blanc miró hacia arriba, sorprendido. Lo que vio no le gustó nada, ni si quiera se lo esperaba.

Entonces, Ladybug sacó sus piernas del cuerpo del villano con un movimiento, y con el siguiente se deshizo de él con una patada en las narices. Y sin pensarlo dos veces, empezó a girar, como una croqueta, con la intención de alejarse de todas esas rocas que caían sin parar, hasta que de repente...

—¡AAAGGHH! —gritó, de dolor. Una piedra de un tamaño ni enorme ni pequeño había caído en su pierna. Era la derecha, y le ardía, le ardía mucho. Era un dolor más que insoportable. Ella gimió del dolor. Tenía que quitarse eso de encima cuanto antes. Con desesperación, usó su pierna derecha como palanca, y levantó un poco el pedrusco, consiguiendo sacar el pie dañado.

Ella se encontraba tumbada, boca arriba. Su pecho subía y bajaba sin parar. Decidió darse un pequeño descanso. Le dolía el cuerpo demasiado. Chat Blanc la había atacado mucho más que ningún villano anterior. Necesitaba un momento. Unos momento para ella misma. Unos segundos de debilidad. Contó en su cabeza:

"Cinco"
"Cuatro"
"Tres"
"Dos"
"Uno"

.Suficiente

No podía permitirse más tiempo. Se levantó torpemente, y dirigió su vista a los escombros que acaban de caer. Sólo vio rocas. No había ningún gato blanco. No supo si eso le alegraba o le aterraba. Pero de una cosa estaba segura: Chat Blanc seguía ahí, y no se había rendido. No, todavía no. Ni nunca lo hará.

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Si te está gustando la historia, me motivaría y alegraría mucho que escribieras un comentario. Ahora sigue leyendo, ya que si esta historia fuera un capítulo, a medio fandom le explotaría la cabeza. Un abrazoo❤

Chat Blanc 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora