//Epílogo//

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Había pasado una semana desde lo ocurrido. Una semana que los dos superhéroes de París compitieron entre sí. 7 días atrás,  Chat Noir se akumatizó y destrozó París con su poder de destrucción. Pero eso no fue lo mejor: Casi mató a Ladybug. Y no fue hasta cuando el verdadero Chat Noir se reveló y él mismo acabó con Chat Blanc. Y Adrien Agreste había vivido todo esto en su propia piel.

Aquel día sábado, que era un día lluvioso, Adrien se encontraba viendo la televisión, es decir, las noticias. Exactamente, aquellas que todavía contaban los acontecimientos de su yo villano. De repente, entró su padre a su habitación, sin ni siquiera avisar. Adrien se giró y dudó por un momento.

—Hola, padre. —saludó, asombrado por su presencia en su habitación.

—Hola, hijo. ¿Qué haces? —quiso saber Gabriel.

Adrien estaba sorprendido. Había muy pocas veces que su padre le hacia preguntas así. No estaba acostumbrado a este cariño por parte de su padre. Seguramente se está esforzando para  ser mejor padre que antes. Y que haga  eso por él le parece genial.

—Estoy viendo la televisión; el canal de las noticias.

Gabriel se acerco al sofá y se sentó  al lado de su hijo, en silencio. Adrien vio cómo se acomodaba y después dirigió la vista a la  televisión. Ambos se quedaron unos segundos viendo la pantalla, que no paraba de mostrar imágenes de calles de París totalmente destrozadas.

—Padre, ya que estás aquí, quiero decirte algo. —se giró y lo miro a los ojos.

—Que ocurre, hijo? Sabes que puedes contarme lo que necesites.

—Todo lo que ha pasado con Chat Blanc... me parece increíble. En el sentido de que no puedo llegar a pensar que ha sido real. —Gabriel escuchaba con atención —Chat Noir ha sido akumatizado y... Bueno, suelo pensar que él es un chico como yo cualquiera. La cosa es que Lepidoptero se ha aprovechado de el y... ha creado la arma mas potente contra Ladybug...

—Sí... Ha sido duro para todos nosotros.  A decir verdad, Lepidóptero a jugado muy bien sus cartas.

—Lo que quiero decir es que... todos podemos  llegar a ser una amenaza: tanto Chat Noir , como cualquier adolescente... como yo....

—Oye, relájate. Tu no eres una amenaza, Adrien. Tu nunca serás un peligro ni para Ladybug ni para Chat Noir.

—Padre, eso no depende de mí... Tu crees que Lepidóptero me akumatizará alguna vez?

Se quedaron mirando unos segundos. Esa pregunta no se la esperaba Gabriel. Teniendo en cuenta de que están hablando de Lepidóptero, osea, de el... Le akumatizaría a su propio hijo? ¿Merecía la pena? Tendría que cuestionarlo... A pesar de que Adrien es su hijo, o eso piensan todos, el hecho de akumatizarlo podría ser la solución para todos sus problemas. Pero, volviendo a la realidad, a esa conversación, qué le iba a responder al chico que tenía delante suyo? Se tomo unos segundos para formular su respuesta.

—Lepidóptero es capaz de hacer cualquier cosa, hijo. Si ve que tienes la fuerza necesaria de acabar con Ladybug, irá a por ti.

—Pero no yo quiero hacerla daño!

<< pero yo sí >> pensó Gabriel. Ya sabemos eso, hijo.  Por eso, yo pienso que es importante conocernos y creer en nosotros mismos. Pensar que somos fuertes y que podemos superar cualquier dificultad que la vida nos ponga. Y que no nos dejemos llevar por el camino de la venganza.

—¿Cómo es que hablas como si lo supieras de toda la vida?

—Por que.... —rayos, otra vez tenía que pensar una mentira— yo fui akumatizado varios meses atrás. Y Ladybug y Chat Noir hicieron lo que debían.

Chat Blanc 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora