Cap. 10 - Arrepentimiento

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Ella sólo sintió dolor. No percibió nada más. Lo último que vio fue como el antihéroe se abalanzaba sobre ella con sus brazos estirados. Y ahora se sentía inmóvil, paralizada. Ladybug se encontraba tumbada boca arriba, y su adversario se encontraba de nuevo encima de ella, sosteniéndola por las caderas. Según algunos ciudadanos, en ese momento podría apreciarse cómo Chat Blanc había ganado la batalla, ya que Ladybug se mostraba totalmente inmóvil. Y razón no les faltaba. Según otros que vieron la escena, pudieron observar como de lo alto del edifico ambos caían a una velocidad atroz, y cómo la heroína no pudo hacer nada. También vieron cómo chocaban contra el suelo y se deslizaban dejando un rastro lleno de desastres. Fue un espectáculo duro para todos.

Chat Blanc respiraba profundamente. Sus piernas estaban sosteniendo la cadera de Ladybug. El villano estaba cansado, pero todo el esfuerzo había merecido la pena. Consiguió acabar con la superheroína. Los últimos momentos de Ladybug. Por fin.

- ¿Lo notas?

Ella respiraba ligeramente. Tenia marcas de sangre por todas partes, y ya no era capaz de contraatacar. No había vuelta atrás. Su peor pesadilla había acabado con ella. Ladybug hizo una pausa, buscando las fuerzas para responder.

- ¿El qué?

- La soledad. Todos en quien has confiado te han fallado. No tienes a nadie para ayudarte... Ahora estás aquí. Sola. Débil. Al borde de la muerte... Así me he sentido yo los últimos meses, ¡y tú no te has dado ni cuenta!... ¿Duele, verdad? Y ahora... para acabar con todo esto, tengo que cumplir mi parte.

El antihéroe deslizó su mano derecha, inclinándola ligeramente debajo de la oreja de Ladybug. Entonces ella alzó su mano y sostuvo la muñeca, cogiendo la con fuerza.

- !Eh! ¿Se puede saber qué haces? - dijo él, con tono burlón.

- No me vas a robar el prodigio.- susurró. Casi no tenía fuerzas ni para hablar. Hizo otra pausa. - No te tengo miedo.

- Oh, que profundo. Mira, yo no busco asustarte, Ladybug. Y aparte... ambos sabemos que lo has dicho es mentira. Ambos sabemos que yo soy lo que más temes. Y oye, a decir verdad, es agradable escuchar estas palabras... Pero en fin, no voy a decírtelo mas veces: Compórtate bien y deja que te quite el...

- ¡Espera!

- ¿Qué?

- Quiero decirte algo...

- ¿Perdón? - exclamó alzando las cejas.

- !Por favor! Ahora que voy morir, déjame morir en paz, por favor...

Chat blanc quedó callado, pensativo, sin dejar de mirar a la superheroína.

- Mmm... Está bien. Voy a permitirte hacer eso. Pero si lo que me vas decir no merece nada la pena, no dudaré en hacerte esto.

Y de repente Ladybug sintió unas garras cerca de su oreja, algo parecido a un arañazo lento y profundo.

- Vale, !vale! Para... Por favor. - Y éste obedeció, sorprendentemente. Se quedó callado para escucharla atentamente.

- Chat Blanc, ¿verdad? Ja, he de admitir que tenías razón. El blanco te queda bien.

- ¿¡Es eso lo que me querías decir!?

- Nooo, de verdad, lo siento. Sólo quiero que sepas que hay mas cosas en las que tienes razón. Chat Blanc... De verdad que lo siento...

- ¿Lo sientes? ¿De verdad lo sientes?

- ¡Sí! Siento no haberme dado cuenta de cómo te sentías. Siento haberte hecho sentir alejado todo esto tiempo. Lo siento por no haberme puesto nunca en tu lugar de verdad...

Pero, es que ser la guardiana ha cometido muchos cambios en mi vida. ¡De un día para otra he estado llena de responsabilidades! Lo sé, sé que esto no es excusa, pero si seguía ocultando el secreto a todo el mundo, ¡de verdad que tarde o temprano mi cabeza iba a explotar!

Y Alya... Alya estaba cerca. Necesitaba contárselo a alguien cuanto antes. Y ella fue la que estaba ahí.... ¡justo en ese moemnto! -

- Pero entonces... ¿por qué no decidiste decirmelo a mí? - susurró el antihéroe, con los ojos un poco llorosos. Ladybug también comenzo a sollozar. Y su voz sonaba entrecortada.

- ¿Sabes cuál es la verdadera razón? ¿Sabes cual es? Tú eres más importante para mí de lo que piensas. Y Lepidóptero está ahí para fastidiar a cualquier persona, y si en algún momento te ocurría algo... de verdad yo... yo... no me lo habría perdonado en la vida. No volvería a ser la misma. Nada de las cosas serían igual. No seríamos... Ladybug y Chat Noir.

¿Y sabes una cosa?... Yo también... también hecho de menos el pasado. Ya sabes, cuando nosotros éramos unos novatos. Cuando tanto Lepidóptero como nosotros éramos débiles. Cuando él no usaba el prodigio del pavo real. Cuando yo no era la guardiana de los prodigios, solo una heroína. Cuando al ganar a un villano, tú y yo chocábamos los puños por celebración, y no por costumbre. Cuando yo no te ocultaba secretos. Cuando solamente y simplemente... éramos tú, y yo.

Y de verdad... de verdad haría cualquier cosa para volver a esa época, y poder cambiar todas las cosas a mejor. Poder darme cuenta de que tarde o temprano podría hacerte daño... Escucha... he cometido errores, como cualquier persona humana. ¡Que digo!, ¡la he cagado de mil maneras diferentes...! Y voy a decirte algo: De ahora en adelante, te juro que te contaré todos y cada uno de los detalles. No habrá más secretos. Lo juro por mí, por ti, por el maestro y por los podrigios que nos han sido otorgados. ¿No es eso lo que querías? ¿No es eso lo que llevas deseando durante tanto tiempo?

Chat Noir... Tienes que confiar en mí. Y si quieres que cumpla esa promesa, sólo podemos hacerlo juntos. Como tú me has dicho antes, yo te conozco bastante. Y ya te conozco lo suficiente para saber que esto no es lo que de verdad quieres. Este no eres tú, Chat Noir. De verdad... Si unimos nuestras fuerzas, te juro que saldremos adelante, ¡juntos!. Como en los viejos tiempos... Y quieres que te ayude, sólo tienes que hacer una cosa: confiar en mí. -

Ladybug levantó su brazo lentamente y apoyó su mano sobre la mejilla de Chat Blanc, todo con total suavidad y cariño. Él agarró la muñeca, y también lo hizo con suavidad y cuidado, sin querer herirla.

- Déjame ayudarte...

Déjame ayudarte...

Déjame... ayudarte... gatito. - susurró, finalmente.

Chat Blanc veía una pequeña sonrisa cuando Ladybug decía esas palabras, y él lo miraba confuso, sin saber qué pensar o qué decir. Se quedaron así, observándose durante breves momentos. Ladybug, a punto de morir, pero feliz. Chat Blanc, confuso, pero con los ojos llorosos.

Ese instante fue mágico. Todo lo demás no importaba. Solo estaban ellos dos, ahí, mirándose, como si esa fuera la última vez que iban a verse jamás. Y para ella, desafortunadamente para muchos, ese mismo momento llegó.

El antihéroe sintió la mano despegarse de su mejilla. Giró su cabeza, y efectivamente, ocurrió lo que él mismo deseaba que ocurriera al principio de todo. La mano estaba caída. No tenía fuerza. Sin movimiento. Sin vida. Mientras la sostenía, la observó durante unos segundos.

Entonces, se dirigió hacia el rostro de la heroína. Y lo que vio no supo si lo alegró, o le rompió por dentro. La cabeza de la heroína, apoyada en el suelo sin ningún movimiento. Su boca, ligeramente abierta. Y sus ojos, un poco abiertos, pero que no expresaban vida. Ese instante el antihéroe sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo, y tragó saliva.

Ladybug había fallecido. O eso fue lo que veía Chat Blanc ante sus ojos. Se quedó parado, sin dejar de observar su rostro. ¿Y ahora qué? ¿Qué debería hacer? ¿Quitarle los prodigios? ¿Intentar reanimarla? Se quedó pensativo, simplemente mirando a la chica. E interrumpiendo sus pensamientos, escuchó una voz. Una voz que ya había escuchado antes. Y el antihéroe, con un rostro serio, la que reconoció al instante.

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Si te está gustando la historia, me motivaría y alegraría mucho que escribieras un comentario. Ahora sigue leyendo, ya que si esta historia fuera un capitulo, a medio fandom le explotaría la cabeza. Un abrazoo❤



Chat Blanc 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora