Hacía un par de semanas que había ocurrido todo. La pelea, la discusión, los accidentes... Chat Blanc había sido historia. Y Chat Noir, más relajado, observaba la ciudad desde la Torre Eiffel. Se sentía tranquilo, calmado, respirando con normalidad y sin pensar en nada en concreto. De repente, oyó su bastón sonando una melodía. Alguien lo llamaba.
-¿Rena Rouge?
-¡Chat Noir! ¡Hola!
-¡Hola! ¿Ocurre algo?
-Sí, la verdad, y es algo que te alegrará.
-¿De verdad?- Rápidamente le vino a la cabeza la imagen del amor de su vida, con los ojos brillosos. -¿Es sobre m'lady?
-¡Efectivamente! Hace unos días que ella salió del hospital, y ya se ha recuperado lo suficiente como para volver a ser una superheroína.
-Wow... ¡eso es perfecto!
-Y me ha dicho que quiere hablar contigo cuanto antes. Ya sabes que es muy impaciente, así que... tu me dirás lo que hacer.
-Yo también tengo ganas de verlo. Sí ,dile que sí. Allí estaré. Y dile que la hecho mucho de menos.
-Eso está hecho, Chat Noir.
Las siguientes horas fueron las mas largas para Adrien Agreste. Al día siguiente se alegró al ver a Marinette de vuelta, pero aún se sentía nervioso. Y en menos de lo que canta un gallo. Llegó la hora del encuentro ladynoir.
Se acercaba la hora. El momento que ambos estaban esperando tanto. El instante donde él se iba a encontrar con la persona más importante de su vida, y donde ella volvería a ver el amigo que tantas sonrisas le sacaba. Y de manera irónica, decidieron verse de la misma manera que la última vez; ese mismo lugar donde semanas atrás tuvieron una grave discusión. Solo que esta vez, las cosas no acabarían mal. Ambos estaban seguros de que no volvería a pasar. Y en algo más estaban de acuerdo: No podía esperar más.
Adrien, que no podía mantenerse quieto, decidió apresurarse y llegar antes de las ocho. Según sus cálculos, para menos diez ya estaría ahí, impaciente para esperar a su lady. Al transformarse, interrumpiendo a su kwami disfrutar camembert, Chat Noir salió por la ventana. Hacía una temperatura cálida. Sin embargo, sintió un escalofrío. Y no era por la temperatura; en verdad se sentía nervioso.
Avanzó, más ágil y rápido de normal, y en su último impulso, se apoyó en suelo, colocó su bastón y salió disparado, directo a lo alto del edificio. Al llegar arriba, esperaba ver un sitio solitario, es decir, no esperaba compañía. Pero al llegar, el superhéroe abrió los ojos, sorprendido, incrédulo. Era ella. Estaba sentada al otro lado, observando el paisaje que París. El chico quiso llamar su atención, pero al principio dudó. Con los ojos brillosos, intentó alzar la voz.
-¿My lady? -murmuró, en apenas un susurro.
Ladybug se quedó sin aliento. <<Está aquí, esta aquí...>> Lo tenía justo detrás. Aquel chico que la hacía reír todos los días. Aquel chico que vestía traje negro. Había vuelto, y lo había hecho por ella. Despacio, giró su cabeza, mientras se ponía de pie.
Y se miraron a los ojos. Los dos superhéroes que protegían París. Los dos superhéroes que habían compartido miles de aventuras juntos. No se supo cuánto tiempo mantuvieron esa sincera y necesaria mirada, pero en realidad, el tiempo, los alrededores, todo lo ocurrido... ya no importaba. Ambos estaban bien, y en ese etéreo momento lo estaban demostrando. Ladybug sonrió, inclinando la cabeza, acompañada de una lágrima.
Chat Noir se río en bajo, mientras con su mano se limpió otra lágrima. Llevaba tanto tiempo esperando ese pequeño instante... No podía soportarlo más. Necesitaba hablar con ella, y por fín, la tenía delante.
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Chat Blanc 2.0
AléatoireChat Noir se siente molesto. Él piensa que Ladybug lo está engañando. Entonces, deciden tener una conversación. Lo que ellos nos saben es que esa charla provocará un catastrófico desastre. Un desastre donde habrá mentiras, traiciones, golpes, arrep...