Capítulo trece

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Las dos mujeres se quedaron en silencio procesando la información y la primera en reaccionar fue la terrorista, con una mueca increíblemente furiosa.

-¡Pero eso no formaba parte del trato!

Una de las baldas donde estaban colgados algunas latas de alimentos de Mando vibraron sutilmente. Solo el niño se dio cuenta y alzó sus orejas al parecerle de lo más sospechoso. ¡Sólo él era capaz de tales prodigios!

-Yo no hice contigo ningún trato.

Pero era Ywein la que peor se lo había tomado.

-¿Me... me estás secuestrando?

Sus grandes ojos negros se habían abierto lo indecible, brillaban a punto de llenarse de lágrimas.

-No tengo ningún interés particular en retenerte a mi lado. Pero al contrario que esta señorita de aquí -señaló a Talas con el pulgar- tú y yo sí somos socios. El único motivo por el que accedí a ayudarte es que tú me llevases con los jedi así que como dirían en Nevarro, es hora de pagar tus deudas, sabandija de las rocas. ¿Dónde se esconden los jedi?

En un gesto de lo más peculiar, la muchacha se llevó la mano a la boca para empezar a morderse las uñas, mientras desviaba la mirada de sus dos compañeros. Suspiró.

-Hay un planeta llamado Zenn'Hadar. Es el lugar de los jedi.

-¿Y dónde está?

-No lo sé.

Al menos tenía un nombre, que era más de lo que había tenido desde que comenzó su búsqueda de los jedi. A Mando no le sonaba para nada aquel planeta y en la base de datos de su nave tampoco estaba, aunque también era que sus registros eran imperiales y que estaban desfasados, con muchos de los conocimientos censurados.

Lo primero era llevar al pequeño con los suyos así que buscarían Zenn'Hadar antes de llegar a Chandrila.

Navegar por las regiones del espacio era peligroso en aquellos tiempos convulsos y más para una nave pequeña como la suya. El antiguo Crimson Dawn, una de las organizaciones más peligrosas de la galaxia, había perdido su gloria desde la misteriosa desaparición de su líder hacía unos cuantos años.

Tras una interminable pelea por el poder, la subalterna de Maul, la infame coreliana Qi'ra, era la indiscutible jefa de los restos de la organización. Ahora la que fue una mafia peligrosa se había convertido en una flota de naves piratas que asolaban las regiones exteriores de la galaxia como carroñeros en busca de presas moribundas.

Mando había tenido un par de encuentros con algunos de ellos y no fueron agradables, eran seres sangrientos y agonistas. En una de sus misiones conoció a un pirata peligroso llamado Olev, con un terrible temperamento, que fue expulsado del Crimson Dawn por razones que el cazarrecompensas desconocía pero que había formado su pequeña organización satélite en el lejano Sector Rolion, en los territorios del Borde Exterior. Quizás podría pagarle por algo de información sobre el paradero de Zenn'Hadar.

-De acuerdo -anunció en voz alta-, esto es lo que haremos. Vamos a ir a hablar con una persona que quizás tenga información sobre el planeta perdido. Se trata de un criminal muy peligroso llamado Olev. Mientras hablo con él vosotras dos os quedareis aquí en la nave cuidando del pequeño. ¿Está claro?

-Como los mares de Alderaan -respondió Talas de brazos cruzados.

La princesa parecía inquieta por alguna razón.

-De nada sirve lamentarse, niña. Te llevaré junto a tu mami cuando encontremos Zenn'Hadar -hizo una pausa y tras eso añadió: - Es una promesa mandaloriana.

𝐋𝐨𝐬 𝐟𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐥𝐝𝐞𝐫𝐚𝐚𝐧 | Din Djarin x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora