Phinks condujo el auto hacia la salida de la autopista y tomó la bajada que se curvaba por debajo del puente, hasta desembocar en una avenida casi desierta a esas altas horas de la noche. Chrollo, en el asiento del acompañante, bajó la ventanilla y apoyó el brazo; el aire frío agitó su cabello negro. En el asiento de atrás Feitan, Machi y Shalnark discutían acerca de cuál era la mejor serie de entre sus favoritas. Por suerte todo había salido bien: pudieron hacerse con el botín de la caja fuerte y escapar sin lamentar víctimas ni heridos graves.
En la radio sonaba una música alegre, un tanto estruendosa. Phinks de a ratos intervenía en la discusión de atrás. Chrollo, en cambio, se mantenía en silencio desde que había subido al auto. Parecía más interesado en el paisaje urbano que en la conversación de sus compañeros. Observó las casas viejas que se alternaban entre edificios más recientes; un hombre solitario que había sacado a pasear a su perro; un grupo de jóvenes que tomaban cerveza en una esquina. Al cabo de unos minutos los edificios nuevos fueron dejando lugar a casas más viejas y derruidas, muros invadidos de grafitis y grandes fábricas abandonadas. A esta altura ya no se veía gente en las calles. El silencio de las calles oscuras contrastaba con la creciente algarabía del interior del auto.
—Jefe, jefe... JEFE.
Chrollo recién se dio cuenta de que lo estaban llamando cuando sintió la mano de Machi sobre su hombro.
—¿Qué pasa, Machi?
—Es Hisoka, me escribió al teléfono —dijo Machi mientras sostenía el celular—. Me pregunta... —sentada en el medio del asiento de atrás, se acercó más hacia Chrollo antes de seguir hablando—; quiere saber por qué ya no le aparece tu número.
A Chrollo lo golpeó una sensación desagradable en la boca del estómago. Al mismo tiempo Feitan estalló en carcajadas, seguido de las risas un tanto incómodas de Shalnark y Phinks.
—Machi, ya sabés qué decirle... —empezó Chrollo, su rostro serio y adusto. Fue interrumpido por el tono de la llamada entrante.
—¿Es el payaso? —preguntó Feitan—. Dejá que yo le contesto —se inclinó hacia adelante para sacarle el celular a Machi.
—¡Feitan! —lo retó Chrollo con voz severa.
Las arañas se quedaron mudas. La música de la radio desentonó con el ambiente que se había vuelto áspero. El ringtone siguió sonando, insistente.
—Cortá la llamada y escribile —ordenó Chrollo a Machi; luego trató de suavizar su tono, pero sus palabras aún sonaron duras—. Vos ya sabés qué decir, ¿no? Ni hace falta que me preguntes eso.
Machi, avergonzada por la súbita reacción de Chrollo, rechazó la llamada y comenzó a tipear. Todos quedaron en un tenso silencio mientras se producía el intercambio de mensajes. La música de la radio sonó chillona e irritante. Phinks se inclinó para cambiar el dial. Justo cuando encontró una estación más tranquila, Machi habló.
—Listo. ¿Así está bien? —dijo, mientras le mostraba la pantalla a Chrollo.
Los mensajes decían:
Machi: "Ese número se usa sólo para las misiones. Una vez que se terminan se borra"
Hisoka: "Pasame el otro entonces, tengo algo importante que decirle"
Machi: "Olvidate. Ése es para los amigos nada más. Cuando haya nuevo trabajo yo te aviso."
Hisoka: "Vamos, ¿qué te cuesta?"
Machi: "Basta. Si seguís te bloqueo."
Hisoka: " TT----TT </3 </3 </3"
Hisoka: "Querés salir a cenar conmigo, entonces?
Machi: "No. Morite."
Hisoka: "Mala"
—Perfecto —dijo Chrollo. Giró la cabeza y volvió a mirar por la ventanilla, dando por terminado el asunto.
Siguieron avanzando entre los edificios y fábricas abandonadas. La música cambió a un programa de temas de música clásica que sumó melancolía al incómodo silencio. En el asiento de atrás ya no se hablaba ni de series ni de películas. Phinks manejaba atento al camino irregular, plagado de pozos; cada tanto miraba de reojo al jefe. Chrollo se había llevado la mano a la boca y se entretenía mordiéndose el labio y arrancándose los pellejitos, sin darse cuenta. Phinks miró a sus compañeros por el espejo retrovisor.
—Muchachos —dijo Shalnark a los pocos minutos, con el celular en la mano—, pregunta Paku si no quieren ir a tomar algo para festejar, antes de despedirnos.
—Habíamos quedado en que esta vez no saldríamos, ya es muy tarde —dijo Feitan casi adormilado. Su voz sonó apagada por el cuello alto de su traje que le cubría la mitad de la cara.
—¡Es buena idea! —dijo Phinks sonriente; sabía que siempre podía contar con Shalnark para salvar una situación—. Me hablaron de uno nuevo que abrieron en las afueras del centro, no muy lejos de acá. Creo que también tiene karaoke. ¿Vamos, Chrollo?
Lucilfer miró a Phinks y luego a los otros tres. Que el rubio se hubiese dirigido a él por su nombre de pila significaba que era algo importante. Machi y Shalnark lo miraban expectantes, mientras que Feitan se había hecho un bollo en el asiento y apenas se le veían las cejas, entre el pelo y el cuello levantado.
—¿Qué fue lo que dijo Paku, exactamente? —preguntó Chrollo.
—Dice que ya están en la guarida y con ganas de salir. Serían ella, Shizuku y Nobunaga. Los demás ya se fueron todos a sus casas —dijo Shalnark; rogó mentalmente que Chrollo no le pidiera ver él mismo los mensajes. Sería muy incómodo si descubriera que fue él quien les insistió a las chicas para salir.
—Yo quiero ir —agregó Machi para apoyar la moción. Estaba tan cansada como los demás, pero ella tampoco quería quedarse con esa fea sensación en el cuerpo y mucho menos con la imagen de su jefe, fastidioso y retándolos como niños.
Chrollo los miró a los tres; luego suspiró y dijo.
—Está bien; si tanto quieren ir vamos, pero sólo si Feitan también viene —las protestas del torturador no se hicieron esperar, a lo que Chrollo agregó—: Aprovechen que esta vez invito yo. ¿Qué dicen?
Las exclamaciones de alegría sonaron más auténticas, ahora que el jefe invitaba los tragos. Llegaron a la guarida, se cambiaron y salieron los siete con verdaderas ganas de divertirse y celebrar el reencuentro.
***
Capítulo cortito el de hoy. Podría retenerlo hasta tener escrita la otra parte, pero me pareció mejor subirlo para que no se haga tan larga la espera.
Este Hisoka, aunque no esté presente, siempre está muy presente XD
Nos vemos pronto!
Miluna Nova.
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El número 4 | HisoKuro
FanfictionChrollo se fijó en Hisoka desde el momento en que entró al Ryodan. Nace un amor prohibido a escondidas de los demás miembros de la Araña. Contiene referencias al arco del Gen'ei Ryodan / Ciudad de Yorkshin. Universo Hunter x Hunter. créditos de la i...