Chrollo miraba el movimiento ordenado de las Arañas mientras acomodaban los artículos de la subasta que habían traído. Todos colaboraban. Bueno, todos excepto Hisoka. Chrollo lo miró de reojo mientras se llevaba la taza de café a la boca. En verdad, el mago había ayudado al principio, pero cuando trajeron más de la mitad del botín, consideró que era suficiente y se apartó hacia un rincón solitario, como siempre, a jugar con sus cartas y su celular. Ni Chrollo ni los demás tenían ganas de insistirle para que trabaje de mala gana, así que decidieron ignorarlo.
El líder meneó la cabeza y volvió a enfocarse en el movimiento de las cajas y en el café caliente que tenía en sus manos. Tomó otro trago, despacio, agradeciendo el calor que entraba en su cuerpo. Sus manos frías sostenían ambos lados de la taza. Hisoka no le había dirigido la palabra desde que habían bajado de la ambulancia, excepto para decirle que no duraría ni dos horas sin ponerse una camisa debajo del tapado negro. Chrollo apretó la taza, el calor se hizo más presente. Maldito idiota. Ya le demostraría que podría aguantar eso y mucho más también. Sí, era friolento, pero era mucho más testarudo y orgulloso. Miró la hora en su celular. Con una sonrisa, dijo a sus compañeros:
—Ánimo, ya falta poco. Terminamos y nos vamos esta misma noche.
Imaginó que todos los demás compartirían su mismo deseo de un baño caliente y un buen descanso, pero se equivocaba. Nobunaga se opuso. El recuerdo de la falta de Uvogin se opuso.
Chrollo guardó la rabia para sus adentros mientras discutía con Nobunaga. Por supuesto que no hacía falta que le recordaran que faltaba Uvogin, y mucho menos delante de todos. Lo tenía muy presente, tanto o más que el resto, pero no había nada que pudiera hacer para que volviera. Ya habían intentado buscar al bastardo de la cadena, sin éxito.
Chrollo apretó la mandíbula mientras materializaba su libro, el "Skill Hunter". Tan sólo quería irse de esa maldita ciudad. ¿Por qué era tan difícil? Excepto el robo, todo lo demás le había salido mal desde que llegaron. Que perdieran a Uvogin fue lo más terrible, sin duda alguna. Un dolor sin nombre que caería en aquel vacío oscuro y sin luz, reservado para todas esas pequeñas muertes en vida que había sufrido Chrollo. Pero había otros dolores, menos intensos, más persistentes. Heridas dulces como besos que ya no estaban y que eludían el necesario alivio del olvido.
Chrollo abrió el libro en el nuevo poder de predicciones que le había robado a esa chica. Afuera, las nubes chocaron con ruidos de truenos. Sus vientres cargados oscurecieron la poca luminosidad que quedaba, justo antes de soltar las gotas de lluvia que se precipitaron pesadas sobre la ciudad de Yorkshin.
—Nobunaga, respondé mi pregunta. ¿Cuál es tu fecha de nacimiento?
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*** ⸸ ⸸ ⸸ ***
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Chrollo deseó tener otro poder en su libro, uno solo: el de volver el tiempo atrás. Lo habría usado para muchas cosas, pero, ahora mismo, tan sólo deseaba haber elegido enfrentar con valentía el reclamo de Nobunaga antes que elegir jugar al oráculo. Como casi todo lo que ocurrió en Yorkshin, esto tampoco salió como esperaba.
Al principio funcionó bien. Al explicarles que esas predicciones, exactas en un 100%, estaban al alcance de los Diez Don, corrió un murmullo de alivio en el grupo al saber que no había ningún traidor. Pero esa tranquilidad se vio opacada al repetirse la sentencia de que la Araña perdería la mitad de sus miembros en la predicción de Nobunaga.
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El número 4 | HisoKuro
FanfictionChrollo se fijó en Hisoka desde el momento en que entró al Ryodan. Nace un amor prohibido a escondidas de los demás miembros de la Araña. Contiene referencias al arco del Gen'ei Ryodan / Ciudad de Yorkshin. Universo Hunter x Hunter. créditos de la i...