*** ADVERTENCIA: este capítulo contiene escenas de sexo explícito ***
Casi sin darse cuenta Chrollo ya estaba sobre la autopista; el sedán gris avanzó por el carril rápido y recorrió en minutos los kilómetros que lo separaban del pequeño pueblo costero. Tomó la bajada despacio, una curva sinuosa que desembocaba en la avenida principal. Enseguida llegó a la esquina dominada por el hotel de pasajeros. Las ruedas hicieron crujir el ripio mojado. Salió y aspiró el aire fresco con olor a sal marina. Las nubes se alejaban despacio, dejando negros huecos en el cielo. Chrollo miró hacia arriba, aunque sabía que la habitación con vista al mar daba al contrafrente del edificio. Activó la alarma del auto y caminó hacia la entrada.
Minutos después estaba de pie frente a la puerta 25. Miró la alfombra mullida que cubría el pasillo; sus diseños en color ocre dibujaban arabescos sobre el fondo rojo oscuro. Al fondo del pasillo, el ruido de una puerta lo sobresaltó. Un par de niños salieron corriendo y riéndose, detrás los siguió una pareja muy elegante. Pasaron junto a Chrollo, quien los saludó con un ademán de cabeza, y desaparecieron por la escalera. Salen a cenar, pensó. El ruido de su estómago le recordó que él aún no lo había hecho.
Volvió a mirar el número de bronce. Se quedó así un buen rato, luego levantó la mano para llamar a la puerta cuando ésta se abrió de pronto.
—¿Por qué no golpeabas? —preguntó Hisoka.
Chrollo no atinó a responder. Aun con su mano levantada quedó atrapado en el fuerte abrazo que lo jaló hacia el interior de la habitación.
—¿Qué hacés? Soltame...
—¡Viniste! Lo sabía.
El abrazo se hizo más fuerte, como si buscara reemplazar con el contacto las palabras no dichas.
—Me estás apretando —se quejó Chrollo.
—Perdón.
Hisoka estiró un brazo para cerrar la puerta detrás de Chrollo. Dejó que su cuerpo acompañara el movimiento y apretó al líder contra la puerta. Acalló con besos sus reclamos.
—Te extrañé... te extrañé tanto... —repetía Hisoka entre beso y beso.
—Basta. Espe... ¡Esperá! —exclamó Chrollo, empujó para apartar un poco a Hisoka.
Sentía que su cuerpo emitía un calor sofocante. Su tapado lo ahogaba. Le urgía sacárselo, pero antes tenía que lidiar con el hombre que tenía enfrente, quien aún no había soltado el abrazo del todo.
—Te extra...
Hisoka no pudo completar la frase. La mano de Chrollo le tapó la boca.
—¿Sos idiota? ¿Quién fue el que dejó de hablar y de contestar mensajes?
Sintió los labios de Hisoka curvarse en una sonrisa bajo su palma. En cuanto notó la punta de la lengua, Chrollo tensó la mano y le apretó con fuerza las mejillas.
—Basta. Contestame. ¿Por qué desapareciste?
Hisoka sonrió con la mirada y le hizo señas para que lo suelte. Chrollo frunció el ceño y aflojó la mano, que enseguida fue tomada por Hisoka.
—Para ver cuánto aguantaba sin verte —respondió el número cuatro; sus ojos amarillos lo miraron fijo mientras le besaba la palma.
—Pero qué cursi —protestó Chrollo; forcejeó para retirar la mano—. Y, además, estúpido. Me voy —declaró mientras intentó girar y sujetar el pomo de la puerta.
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El número 4 | HisoKuro
FanficChrollo se fijó en Hisoka desde el momento en que entró al Ryodan. Nace un amor prohibido a escondidas de los demás miembros de la Araña. Contiene referencias al arco del Gen'ei Ryodan / Ciudad de Yorkshin. Universo Hunter x Hunter. créditos de la i...