Apenas un murmullo suave y lejano interrumpía el silencio de la biblioteca municipal. El sol de la tarde entraba con tibia claridad a través de los ventanales amplios. Una voz femenina interrumpió la lectura de Chrollo.
—Disculpe —dijo la empleada de la biblioteca—. Aquí están los libros que pidió.
Chrollo agradeció, la chica se marchó con el mismo sigilo con que se había acercado. Chrollo revisó los ejemplares. Había uno que no había pedido. Era pequeño, de pocas páginas y tapa dura. La sobrecubierta se veía gastada y amarillenta por los años.
—¿Está todo bien? —preguntó Shalnark sentado frente a él.
—Sí, claro —respondió Chrollo. Había olvidado que Shal estaba tan atento. Desde el incidente, el rubio estaba muy pendiente de cada gesto suyo—. Nunca había visto esta edición tan vieja. Está linda —dijo y se reclinó en la silla para hojear las páginas. Vio con el rabillo del ojo que Shal volvía también a su lectura.
Pronto encontró el motivo por el cual el libro llegó a sus manos. En una página con la esquina doblada, leyó unas palabras subrayadas, un número y una letra. Chrollo esperó unos quince minutos para no despertar sospechas. Se levantó con la excusa de ir a buscar otro libro en las estanterías. Shalnark asintió sin mirarlo; estaba enfrascado en el mejor arco de su manga favorito. Chrollo caminó hacia las escaleras que ocupaban el centro del edificio y que conectaban las distintas plantas que se abrían en círculos superpuestos a su alrededor. El techo translúcido que coronaba las escaleras dejaba entrar la luz natural y la derramaba desde el interior hacia cada piso, donde se fundía con la luz que entraba por las ventanas. Dos plantas más arriba, Chrollo llegó al sector de Naturaleza y Ecología. Siguió las indicaciones de la página marcada y se paró frente al bloque A-6. Cerró el pequeño libro y caminó hacia el hombre que estaba de pie frente a la estantería, casi al final de la misma, mirando una enciclopedia.
—Ah. Me encontraste —dijo Hisoka con una amplia sonrisa—. Pensé que te habías perdido —agregó sin levantar la vista del libro que estaba leyendo.
—Tuve que hacer tiempo —dijo Chrollo. Miró el estante frente a sí y colocó su libro (que trataba sobre filosofía francesa) recostado sobre los demás.
—Te van a retar por eso —le advirtió Hisoka.
Chrollo se encogió de hombros y no respondió. Se quedó con la vista fija en los títulos de los lomos de distintos colores. El sol empezaba a acercarse al horizonte, aunque todavía faltaba para el crepúsculo. La luz de la ventana alargó sus sombras sobre el pasillo con tonos anaranjados. Hisoka dio vuelta una página y siguió leyendo. Chrollo escuchó con claridad el sonido del papel al moverse, imaginó los dedos largos acariciando la textura suave de la hoja. Amaba ese sonido. La lectura siempre le había parecido un acto que tenía una sensualidad que le era propia, un placer silencioso y privado que incumbía sólo al lector y al libro entre sus manos. Pero ahora, de pie junto a Hisoka, en esa fría cercanía, aquel sonido amado le resultaba penoso e hiriente. El silencio de Hisoka lo castigaba con altiva indiferencia.
Chrollo miró sin interés los títulos frente a sí. ¿Cuántos días habían pasado desde que Hisoka había ido a su departamento? ¿Tres semanas? Cuatro quizás. Sacó un libro delgado de tapa blanda. "Los lémures de Madagascar" rezaba el título de letras amarillas sobre fondo negro. Casi un mes en que Hisoka no había respondido a ninguno de sus mensajes ni llamados. Los ojos grandes y redondos del lémur lo miraban fijo desde la portada. "¿Y qué esperabas?", parecían decir. Chrollo hizo una mueca y regresó el libro a su lugar. A su lado, las páginas siguieron pasando con la misma indiferente cadencia. Chrollo miró el libro de Hisoka de reojo. Era una enciclopedia ilustrada sobre la vida salvaje de África.
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El número 4 | HisoKuro
FanfictionChrollo se fijó en Hisoka desde el momento en que entró al Ryodan. Nace un amor prohibido a escondidas de los demás miembros de la Araña. Contiene referencias al arco del Gen'ei Ryodan / Ciudad de Yorkshin. Universo Hunter x Hunter. créditos de la i...