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El miedo en su pecho se hacía cada vez más grande. Miedo era lo que sentía en ese preciso instante parado frente a la gran edificación educativa.
Con pasos inseguros fue avanzando hasta entrar por por la puerta principal, los gritos de otros niños y niñas inundaron sus oídos. Trató de ignorarlos y comenzó a buscar su nombre en las listas que estaban pegadas en la puertas color vainilla de cada salón.
Pausó su búsqueda Cuando escuchó la voz particular de un niño que tenía unos extravagantes lentes de sol negros que seguramente eran de su padre, con una alborotada cabellera que armonizaba su rostro.
Aquel niño caminaba dando pequeños saltitos con unas invitaciones de color celeste en sus manos.
— ¡Mariah! Toma, te invito a mi cumpleaños, ponte tu disfraz favorito ¡te espero! — le entregó la tarjeta a una linda morocha quien sonrió al ver la invitación con su nombre en cursiva.
Niall rodó los ojos, imaginando qué tal vez ese chiquillo sería el típico egocéntrico popular que veía cada mañana en las series adolescentes que pasaban por la televisión.
Al encontrar su nombre en uno de los salones, decidió adentrarse a éste, pasando desapercibido ante sus nuevos compañeros, lo cual lo hacía sentir aliviado.
Se sentó en uno de los pupitres vacíos al frente, esperando tener una estadía tranquila en su nuevo colegio se puso a mirar un cómic que su hermano le había regalado la semana pasada, inundado en el mundo de "The X-Men" no se había percatado que el extravagante niño se había sentado a su lado.
— ¡Oh por las santísimas galletas de jengibre! ¡Eres el nuevo! — gritó el niño con gran entusiasmo, mostrando su peculiar sonrisa con los dos dientes de adelante más grandes que los demás dientes, tal cual como un lindo conejito.
El en ese entonces castaño claro, dio un pequeño salto, cerrando el cómic ocultándolo bajo la mesa, miró irritado al ruloso, quien notó la incomodidad que sentía casi al instante.
— Oh... lamento asustarte, soy muy hiperactivo aveces — borro su sonrisa y clavo la vista en su pequeño mesa de trabajo. — Deberia irme, no me gustaría molestarte — tomó su mochila dispuesto a retirarse a otro pupitre mas alejado, fue detenido por un susurro.
Estaba juzgando a un niño que apenas había conocido, si su madre lo hubiera visto, se hubiera ganado una gran llamada de atención. Estaba irritado por el giro de ciento ochenta grados que había tenido, pero eso no era una excusa para tratar mal a alguien.
— Lo siento... puedes sentarte, yo... ¡yo me llamo Niall!, ¿y tú? — sonrió solo con los labios, inseguro de su dentadura.
El castaño volvió a sonreír, mostrando nuevamente sus lindos conejitos.
— Mi nombre es Harry. Me gusta tu nombre, es muy peculiar — se volvió a sentar a su lado dejando sus lindas invitaciones en el mesón. — ¡perdóname! — sacó un plumón de su estuchera gris y comenzó a escribir en una de sus tantas invitaciones, Niall lo miró con total atención, extrañado por lo que estaba haciendo.
— ¿Qué haces, Harry? — ladeó la cabeza con confusión. Harry dejó de escribir para extenderle la invitación de cartulina duplex.
— Estás invitado a mi cumpleaños, eres mi invitado especial — los ojos zafiro del niño brillaron al ver la hermosa invitación, aceptándola se la llevó al pecho con felicidad.
Niall había sido grosero con él, le había visto feo pero eso al ojiverde no le molestaba, no había rencor o resentimiento en su corazón, era un alma gentil. El ojiazul pudo comprender que no todas las personas eran malas, podían ser puros como lo era Harry.

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FLICKER || S.M N.H||
FanficSi alguien le hubiera dicho que el marrón y el azul hacían la mezcla perfecta, muy probablemente él se abría matado de la risa, más aún al darse cuenta de que las probabilidades de que Shawn Mendes se fijara en él eran casi nulas. Pero aquella maña...