Capitulo 22: Alonso

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Charlotte

Ha pasado una semana desde que discutí con Mohammed. No hemos hablado desde entonces y por las noches duermo con mis hermanos. Todo aquello que dijo fue un golpe muy bajo para mí y no es justificación el hecho de que estuviera borracho.

Me dolió la forma en que se burlaba de la muerte de Elías. Él cree que tiene el derecho de hablar sobre esa relación, pero no es así. Elías y yo éramos muy jóvenes en ese entonces, ninguno sabía con certeza que era lo que quería. Aquel rumor de que lo vieron en Monterrey con otra chica fue antes de que formalizáramos nuestra relación. Porque yo también estuve en una relación de amigos con derechos.

Esta mañana Mohammed acaricio mi pierna y me sentí un poco incomoda. Solo un hombre ha tocado mi cuerpo desnudo y no porque hubiéramos tenido relaciones sino porque de alguna forma tuvimos intimidad sin que hubiera coito. Ese hombre no fue Elías. Nadie sabe de aquella relación de dos jóvenes inexpertos. Solo espero que donde él se encuentre, esté muy bien.

El motor de la camioneta hace que regrese a la realidad y sienta un dolor en mi pecho. Khaled abre la cajuela y comienza a subir las maletas.

—Adiós Charlie—Sebastián me abraza y respondo a su abrazo. Está triste, puedo sentirlo—. Cuídate mucho. Te amo gusana.

—Te amo Sebas, aunque te apesten las patas—trato de sonreír, pero mi vista se nubla por las lágrimas acumuladas.

—Cuídate Charlie. Nos veremos muy pronto, te amo parasito—abrazo con fuerza a Oliver.

No quiero que se vayan. No me arrebaten a mis hermanos.

—Te amo Olivercito. Igual cuídate cucaracha de alcantarilla—él sonríe por mi despedida y limpia sus ojos con un pañuelo.

Nos abrazamos los tres con fuerza, aunque yo ya estoy llorando. Qué ya se acaben estos malditos siete años. Me dan un beso en la frente y tengo ganas de meterme a la camioneta para irme con ellos, pero me contengo.

—Charlie—mi madre me abraza—. Cuídate mucho hija, en especial todo lo que comes. Te amo cariño. 

—Te amo mamá. Avísenme cuando lleguen, por favor.

—Claro que si mi amor—responde bajando los escalones con cuidado.

—¡Pequeño diablillo!—dice mi padre con los ojos cristalizados a pesar de eso puedo ver que está preocupado.  

—¡Matías!

—Cuídate mucho mi amor—besa mi frente y sonrió por ello—. Te amo con todo mi corazón. ¿Sabes que eres mi favorita?

—¡Te estamos escuchando Matías!—gritan mis hermanos por lo que mi padre y yo reímos.

—Espero verte pronto cariño.

—Te amo papá. Te perdono, creo que puedo intentarlo—él me mira aliviado y limpia las lágrimas que bajan por mis mejillas.

Observo a mi padre entrar en la camioneta mientras yo me quedo de pie en el porche de la casa con el corazón destrozado. Khaled cierra la puerta trasera y se encamina al asiento del conductor. Los vidrios de las ventanas bajan y todos se despiden moviendo sus manos por lo que respondo de la misma forma.

Varios minutos después de que mi familia se ha ido, las lágrimas bajan por si solas y eso ha llamado la atención de las señoras de servicio. No se que digan de mi pero susurran entre ellas. 

Con dignidad limpio mi rostro y me encamino hasta el garaje de la casa. El lugar está en silencio, no dudo en entrar a mi auto para estar sola un momento. 

CharlotteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora