Mohammed
Desde hace un par de minutos que llevo viendo las calles de Francia a través de la ventana del auto. El camino al hotel se me hace una eternidad, este viaje no solo es para cerrar un negocio importante, sino que es poner fin a una historia del pasado de acuerdo con lo planeado.
Charlotte no sabe nada de esto. ¿Cómo podría decirle que vengo a verme con mi exnovia? Si se entera todo lo que he logrado avanzar con ella se iría al carajo.
Quiero ponerle fin a todo este cuento porque desde hace unas semanas ese misterioso mensaje solo me ha traído malos ratos.
Seco el sudor de mis manos con la tela del pantalón al ver lo cerca que estoy del hotel. Conozco este lugar a la perfección por las comidas de negocios, aunque mi idea siempre fue traer a Barbara a este lugar para pedirle matrimonio sin embargo eso nunca paso.
Todo esto me está haciendo sobre prensar sobre mis sentimientos, pero igual necesito dejar en claro las cosas con ella porque no quiero perjudicar a nadie.
Estoy tan sumergido en mis pensamientos que sin darme cuenta ya estoy sentado en la sala privada del restaurante. Me asegure de que todo esto fuera privado porque lastimosamente la prensa está en todos lados con la noticia de mi reciente matrimonio ellos pueden inventarse mil historias de esta situación.
Después de unos minutos, miro mi reloj impaciente. Ya pasaron 20 minutos de la hora acordada; ella saber perfectamente que odio la impuntualidad por lo que quisa lo esté haciendo a propósito.
No se cuánto tiempo ha pasado hasta que escucho que se abre lentamente la puerta de la sala y un rico perfume inunda el lugar con su presencia.
Miro de reojo a la mujer que alguna vez fue el amor de mi vida. No puedo dejar de mirarla, sigue igual de hermosa como lo era en la universidad. Miro el hermoso vestido lila que lleva sin duda ese color le queda precioso. Su mirada logra hechizarme como lo hizo la primera vez que la vi caminando por el pasillo de la facultad.
Después de unos segundos reacciono a lo que esta pasado y desvió la mirada tratando de mostrar desinterés.
—No sabes cuando he deseado volver a ver de nuevo...—menciona con un tono alegre.
—Déjate de estupideces, ¿qué quieres? —pregunto directamente golpeando el puño de la mesa fingiendo estar furioso.
Su expresión alegre cambia rápidamente a una decepcionada. Me siento mal por esto pero no entiendo que quiere lograr después de tantos años.
Pasa un minuto de silencio, cuando por fin va a responder cuando entran dos meseros con un carrito para preparar la mesa. De mal modo dejo que haga su trabajo porque no quiero verme como un demente armando un escandalo ya que necesito que todo quede en secreto.
Cuando por fin salen los meseros, observo que ella toma la carta pensando en que pedir para cenar como si estuviéramos en una cita.
—Responde, ¿Qué carajos quieres? —respondo tratando de mantener la calma porque al ver que se toma esto con calma me molesta.
—Estoy muy bien, gracias, Mohammed. Gracias por preguntar—responde ignorando mi pregunta mientras me mira fijamente con esos preciosos ojos verdes.
—Dejemos de tonterías y dime ¿qué es lo que quieres? —pregunto tratando de mantener el control—. ¿Dinero?
—No sé por quién me tomas, yo jamás estuve contigo por tu dinero—responde fría, pero al mismo tiempo con dolor—. Estoy aquí porque quiero recuperar lo que teníamos.
Una carcajada sale involuntariamente de mi boca. En verdad que esto es una estupidez. ¿Recuperar lo que teníamos? Habla como si nada hubiera pasado cuando ella fue la principal culpable.
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Charlotte
RomanceCharlotte Saavedra es una nadadora profesional mexicana que toda su vida ha perseguido sus sueños al lado de sus mellizos. Mohamed Asad es un árabe millonario y el hijo mayor de los Assad. Desde pequeños sus familias los unieron para que al cumplir...