CAPÍTULO XIII

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FRANCESCO

Espero en la entrada de la mansión a qué baje Anna para irnos a la casa de mi padre. Sé que está confundida del por qué la he invitado a que venga conmigo, igual que Chloe, pero hubo una razón. Necesito verificar que no sea ninguna de ellas la que esté detrás de todo lo que me está sucediendo, e ir donde mi padre es perfecto para averiguarlo. Aunque la voz de la mujer que me llamó no se parezca a la de ellas y tenga un nombre distinto, no puedo descartar la posibilidad de que estén fingiendo.

Solo espero que no sea así con Anna.

No sé que tiene esa mujer que me trae vuelto loco. Cada vez que está cerca siento ganas de besarla y hacerla mía. Ella es tan segura, fuerte y decidida, que eso la hace la mujer más jodidamente sexy que he conocido. Ver cómo se resiste a mí, a mis toques e insinuaciones a pesar de estar loca porque lo haga, y que a la vez juegue conmigo y me deje duro siempre, hace que quiera seguir intentándolo hasta hacerla caer, porque sé que caerá en mis encantos; yo le afecto tanto como ella a mí y eso es algo que por más que lo niegue no puede ocultar, porque su cuerpo la delata, la forma en que se estremece bajo mi toque, los gemidos que involuntariamente salen de sus labios al mínimo roce...

—Ya estoy lista. —dice Anna al llegar a mi lado. Está tan hermosa como siempre. Lleva puesto un vestido veraniego de flores. Parece una princesa.

—Bien, ya podemos irnos. Chloe, tú irás en el segundo auto con Maximiliano. —Señalo a mi guardaespaldas de más confianza.

—Si jefe. —Responde ella y se dirige a su respectivo auto.

—Vamos. —Me volteo ahora hacia Anna y le abro la puerta para que entre. Ella me sonríe en agradecimiento y yo me quedo embobado unos segundo al verla sonreír.

El camino es silencioso, estamos los dos solos en el auto y no he puesto música. Observo de soslayo como ella me mira en varias ocasiones. La tensión en el ambiente es palpable.

Quiero tocarla.

Mi mirada viaja a sus muslos descubiertos y aprieto las manos al volante para no caer en la tentación de tocarlos.

—Qué calor hace aquí ¿no? —Habla ella y hace un gesto con la mano, abanicándose.

Veo que desabotona un poco la parte del escote en sus pechos y siento la presión en mi entrepierna. Esta vez no lo hace a propósito, pero causa el mismo efecto: provocarme. El calor se debe a la misma tensión que tenemos, porque tengo puesto la temperatura del auto bastante baja.

—Pondré el bolso en el asiento trasero. —Cuando volteo a verla me arrepiento; está con un brazo estirado hacia atrás y su escote queda justo frente a mis narices, más expuesto que antes.

Vuelvo mi vista al frente y doy golpecitos nerviosos al volante. Siento que estoy sudando de tanto contenerme.

—¿Qué te sucede? Te noto nervioso ¿Te sientes mal? —Pregunta preocupada y yo solamente la miro a los ojos.

Sí, sucede que no puedo aguantar las ganas de follarte en este instante.

Sus ojos se abren de par en par y sus mejillas se sonrojan a la vez que muerde su labio inferior. ¿Lo pensé en voz alta? Parece que sí. Aparta la vista de mí mientras aprieta sus muslos, y es lo único que necesito para saber que ella lo desea tanto como yo.

Agarro mi teléfono y le envío un mensaje a Maximiliano para que vaya delante y luego los alcanzamos. Veo por la ventanilla que sus carro nos adelanta.

—¿Ese no es...? —Pregunta confusa al verlo también, pero no la dejo terminar ya que giro bruscamente y nos saco de la carretera; ahora nos rodean solo bosques por ambos lados.

BAILA PARA MI (+18)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora