BAILA PARA MI (+18)✔️

CAPÍTULO XVI

NARRADOR OMNISCIENTE.

En cuanto ella llega a la mansión de Francesco se encierra en su habitación y cierra de un fuerte portazo la puerta. Camina de un lado a otro alterada, agarrando su cabello con desesperación.

—Joder, joder, joder. —Se dice a sí misma frente al espejo de su habitación.

«Nada de esto debió haber pasado» Se reprocha por dentro. El suceso de la camioneta no fue obra suya, alguien más lo hizo y casi hecha todo el plan a la mierda. Si alguien va a matar a Francesco, esa será ella.

Toma su teléfono del bolso de mano y marca al posible sospechoso. Contestan luego de dos tonos.

—¿Hija? ¿Tan temprano llamando? Pensé que dijiste que no me llamarías seguido.

—Fuiste tú ¿cierto? —Va directa al grano.

—¿De qué hablas? —Rueda los ojos y se arma de paciencia.

—Del ataque al auto de Francesco ¿Fuiste tú? —Se instala un silencio sepulcral unos segundos, para luego responder.

—No. —Ella frunce el ceño.

«¿Sí no fue él, entonces quien lo hizo?» Se pregunta por dentro.

Su padre nunca le miente; aún si hace las cosas mal y sabe que la molestará, le habla con la verdad.

—Mmm... Entonces hay alguien más detrás de él.

—Eso parece... Pero no te preocupes, investigaré quién diablos es. —Le asegura su padre.

—Sí, pero este ataque me ha perjudicado. Se supone que debía estar tranquila para que él no sospechara de mí, y justo vienen a atacar el día que nos lleva a la mansión de su padre !Joder! —Intenta calmarse y pensar en algo para arreglar lo ocurrido.

Una idea llega a su mente.

—Ya sé. —Habla decidida.

—¿Qué harás, Lauren? —Pregunta preocupado.

—Disipar sus posibles sospechas. Ya te llamo luego. —Antes de que pueda responder, cuelga la llamada.

Va hacia su cama y se acuesta con el teléfono en la mano aún, lista para marcar el número de su víctima. Coloca el distorsionador de voz y, tres tonos más tarde, escucha su voz. Fuerte y grave, como a ella le encanta.

—Ciao. (Hola)

—Hola nuevamente, Bianchi. —Se hace un corto silencio entre ambos.

—Lauren. —Responde finalmente con su voz cargada de rabia.

—Veo que ya me reconoces la voz. —Dice con la voz cargada de burla, algo que sabe que a él lo enciende de rabia.

—¡Eres una maldita perra! —Suelta una carcajada al oírlo decir eso.

—Uy, pero que enojado el señor. ¿Y yo qué he hecho para que pienses semejante cosa de mí? —Habla con fingida inocencia.

—No te hagas Lauren, sé perfectamente que tú hiciste explotar el auto de Maximiliano, y venías a por mí. Pero no contabas con que una de mis empleadas los detuviera.

Ella piensa por un segundo, él por ahora no está desconfiando de ninguna de ambas chicas, pero de igual forma quiere aclararle la situación.

—Lamento decepcionarte querido, pero no he sido yo esta vez. Y créeme que de haber sido yo, ni tú empleada hubiese podido salvarte. —Responde con una sonrisa cínica en el rostro.