CAPÍTULO XXX -FINAL

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FRANCESCO

Se fue.

No tuvo los ovarios para dispararme a la cabeza. ¿Debería estar agradecido? Porque no me siento así, de hecho, hubiese preferido que hubiese acabado con este infierno de una vez... Porque con mi vida ya acabó sin necesidad de apretar el gatillo.

Siento una mano en mi hombro y volteo a ver a Stella que me mira con tristeza. Se posiciona frente a mí y con sus manos comienza a secar las lágrimas que cubren mi rostro.

—Mi niño... —Susurra con la voz rota, me abraza y yo solo puedo sollozar en sus brazos como un niño pequeño.

—Era ella Stella... Todo este tiempo lo fue. —Siento sus caricias en mi cabello mientras me consuela.

—Lo sé, lo sé... Me da tanta tristeza su situación, ustedes estaban tan enamorados...

—Ella fingió todo este tiempo para lograr su venganza Stella. —Digo con la decepción incrustada en mi pecho.

—No es así, el amor que ustedes se tenían no se podía fingir... A ambos les brillaban los ojos cuando se veían o cuando hablaban conmigo sobre el otro. El empeño de ella por hacer la tarta bien, que se tardó casi todo el día para que te gustara, eso fue espontáneo... Y si falló ese tiro es porque quiso y tú lo sabes.

—Yo hubiese preferido que no fallara. ¡Esto duele tanto maldita sea! —Me separo y paso las manos por mi cara con frustración.

Voy hasta la habitación donde tengo su altar. El maldito altar dónde he pasado la mayoría de mis noches desde su supuesta muerte. Dormía más aquí que en mi habitación, hasta que llegó ella y su presencia me distrajo del remordimiento, la culpa y el dolor de su muerte, de su asesinato.

Comienzo a romper todo a mi paso, las fotografías qué hay en las repisas, los juguetes los jarrones con flores... Observo el gran cuadro en la pared, con mi foto favorita de ella puesta. Paso mi mano por su rostro y cierro los ojos evocando los recuerdos de nuestra niñez.

⏳FLASHBACK ⌛️

Estamos en la casa del árbol que nuestros padres construyeron para nosotros. Hoy es de esos días que el señor Fabio deja que Lauren se quede a dormir conmigo. Hemos visto películas y jugado durante todo el día y ya es hora de dormir.

—Fran, tengo miedo. —Susurra ella acostada a mi lado. Me contó que ha tenido pesadillas estos últimos días. —No quiero dormir.

Me volteo para quedar de frente a ella y acaricio su pequeño y hermoso rostro.

—No tengas miedo, yo estoy aquí contigo y nada te va a pasar... Yo espantaré los malos sueños. —Digo con seguridad y ella niega con los ojos cristalizados.

—¿Y si los monstruos suben por las escaleras y nos atrapan? ¡No podrás defenderme! Cada vez que intento dormir pienso en eso y... —Me inclino hacia ella y junto nuestros labios en un pequeño beso.

Ella se queda en silencio con los ojos muy abiertos y toca sus labios con su mano.

—¿M-me has besado? —Pregunta con las mejillas encendidas. Yo asiento sintiendo el calor en las mías también.

Es la primera vez que beso a una chica.

—Sí, así tendrás en algo para pensar en vez de los monstruos. —Digo y veo como ella intenta no sonreír.

—De acuerdo... ¿Podrías darme otro?.. Solo para asegurarnos de que no pensaré en monstruos. —Dice y yo miro sus labios, se sintieron suaves y húmedos.

BAILA PARA MI (+18)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora