BAILA PARA MI (+18)✔️

CAPÍTULO XXVII

FRANCESCO

Llego a la mansión luego de dejar a mi padre en el aeropuerto y subo a mi habitación. Observo en mis manos lo que he comprado para Anna y sonrío antes de guardarlo; esperaré para hacer algo romántico con ella y dárselo, será nuestra próxima cita.

Me doy un baño y voy hacia el salón donde veo una nota de Stella diciendo que ella y Anna fueron al mercado. Sonrío sin poder evitarlo; siento un calor en mi pecho al ver cómo ayuda a Stella con las cosas de la casa, y no puedo dejar de pensar en lo bien que se vería como mi esposa.

Ella me hace replantearme la idea que siempre he tenido sobre cero matrimonio y cero hijos, con ella siento que podría tenerlo todo. Pero aún no, quiero darle todo lo que se merece y no una vida con dificultades y escasez. Para eso debo acabar con Lauren y levantar mis negocios.

Camino hacia el salón de tiros para practicar. Sé que solo es cuestión de tiempo para que Lauren ataque; con Chloe fuera del camino nada le impide terminar lo que planea, así que debo prepararme para enfrentarla si quiero cumplir todo lo que tengo pensado con Anna.

Media hora de práctica y aún no estoy conforme; soy bueno pero no lo suficiente y temo que eso juegue en mi contra. Recargo nuevamente la Glock y comienzo a disparar, disparos certeros en el estómago y el pecho del muñeco que tengo como blanco.

—Ya te he dicho que es más factible en la cabeza. —Habla Anna detrás de mí. Volteo a verla y la tomo de la cintura antes de besarla.

Nunca me cansaré de sus labios tan suaves y su boca experta sobre la mía en una guerra por quien besa mejor. Muerdo su labio inferior antes de separarme a lo que ella suelta un pequeño gemido, y debo hacer uso de todo mi autocontrol para no desnudarla aquí mismo.

—Lo he intentado pero siempre fallo, así que no me queda de otra que apuntar al pecho o el abdomen. —Respondo un poco frustrado.

Ella me sonríe dulcemente iluminando mi vista y borrando cualquier atisbo de mal estar que siento, ella tiene ese efecto sobre mí.

—Yo puedo ayudarte con eso. —Dice y el recuerdo de cuando estuvimos aquí anteriormente llega a mí. Ella le atinó un certero disparo en la cabeza sin siquiera mirar.

—¿Lo harías? —Pregunto con una sonrisa en el rostro y ella asiente. —Me sería muy útil, sabiendo que Lauren puede atacar en cualquier momento y quiero estar preparado.

—Pues entonces no esperemos más. Toma el arma y apunta hacia el objetivo. —Ordena y lo hago. Ella con sus piernas separa las mías, y me posiciona los brazos más extendidos hacia delante. —Así el disparo será más certero.

—De acuerdo.

—Una vez que ya estés preparado, con el objetivo en la mira, inhala y luego suelta el aire, cuándo lo hagas, disparas. —Hago lo que ella me dice y aprieto el gatillo.

Le atino a una esquina de la cabeza, quizá a una oreja. Ella sonríe y asiente para luego acariciar mi brazo.

—Muy bien, lo haz hecho bien. Solo queda seguir practicando hasta que des en medio de sus cejas. —Dice y yo asiento complacido. Ni siquiera esperaba darla a una oreja.

Pasamos todo el día entre entrenamiento y sesiones de sexo, solo hacemos pausas para comer algo. Ella es insaciable y yo también, tener a esa diosa sobre mí mientras me cabalga es una dicha.

Pasan dos días en los que me ayuda con la puntería y ya puedo atinarle justo en medio de la frente al muñeco. Pero ahora estamos en el jardín trasero mientras ella amarra una soga que está sujeta a otro muñeco, a uno de los árboles.