Un Amor de Medianoche «Wigetta» (Saga Wigetta a Medianoche 4)

Un favor.

Cuando me desperté, lo primero que hize fue llamar a mi primo David, el que vivía en Seattle y con el que me había quedado un buen tiempo. Él estaba trabajando para la policía, o algo así me había contado. El punto estaba en que él podía rastrear a cualquier tipo de persona. Lo que me proponía era buscar a la señora que esa noche entró a la casa a dejar a Zeus... Mi pregunta era ¿por qué? ¿Por qué a nosotros? ¿O todo era obra de Linsey?
Agarré el teléfono, marqué y sonó el timbre. Él respondió.
-¿Guillermo? -dijo, alegre.
-¡Primo!
-¿Como te va, primito? -dijo, amable.
Respiré profundo, no habíamos hablado desde el día de la boda y ahora estoy a punto de pedirle algo imposible.
-Muy bien, sabes, quería pedirte un favor... -dije y eso último salió de la nada.
-De acuerdo, ¿qué sucede? -preguntó lo más natural.
Pensé que era lo que iba a decir, pero por más que pensaba no me salían las palabras para explicarle lo que quería. Así que empecé a contarle lo que quería, lo que había pasado y que necesitaba saber quién era.
-Mira... -dijo después de escuchar toda la historia-. Será un poco difícil encontrar a esa persona, ya que no tengo la información necesaria para eso, pero lo intentaré.
Le di las gracias y colgué el teléfono, Samuel se levantó y me dio un beso de buenos días, despertamos a Zeus y me fui a dejarlo a la escuela.
Samuel se había ido a trabajar y, ya que yo aún no conseguía un trabajo, me quedaba en la casa a limpiar todo lo que tenía que hacer.
Y ese era nuestro día a día, y no era aburrido o cansado, estando con Samuel y Zeus era lo más maravilloso que podía pasarme en la vida.
Y ahora los dos teníamos que prepararnos física y psicológicamente para el juicio de mañana.

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Ya estamos a nada del final ;)