Día 16

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Harry intentó convencer a Louis de que entraran a la oficina para poder hablar, pero no lo consiguió.

La crisis de ansiedad había quedado atrás, sin embargo una gran nostalgia podía verse a través de los ojos del castaño. Lo intentó, pero ya no podía más... Necesitaba decir la verdad.

Simplemente no podía imaginar un futuro junto al ojiverde, teniendo que mentirle día tras día. Tener que verlo a los ojos, siendo consciente de que una verdad tan grande se ocultaba bajo la excusa del amor.

Louis tenía claro, que el tener que relatarle a Harry lo que pasó en aquella fiesta podía acabar con todo lo que había entre ellos, y eso de seguro sería un dolor irreparable para él. Pero no importaba, no podía dejar que el egoísmo y sus ganas de estar junto al rizado fueran una justificación para mentirle.

-cariño, necesito que me escuches, y que entiendas...- Louis comenzó a hablar, y de inmediato sintió como un doloroso nudo se ubicaba en su garganta. -por favor, necesito que entiendas que esto no es fácil para mi-

Harry lo miraba con un profunda expresión de tristeza y miedo. Una sensación de vacío en su estómago, y un extraño ardor en el pecho.

-Harry, yo... Yo necesito que sepas, que, lamento de cualquier forma tener que causarte dolor... Yo-

-NO- de pronto el relato del ojiazul se vio interrumpido por la quebrada pero firme voz del menor.

-Harry...- el castaño murmuró entre dientes, sin entender aquella repentina actitud.

-no Louis... Solo, no digas nada, yo, yo no quiero oírlo-

-pero yo...-

-si hay alguien más, si estás arrepentido de lo que ha pasado entre tu y yo estas dos semanas, si estás confundido, si necesitas tiempo... Por favor, no... No lo digas- la voz temblorosa de Harry y sus ojos vidriosos hacían que fuera más difícil hablar para Louis.

-no amor... No es lo que piensas.-

-se que estoy lejos de poder ofrecerte una bonita historia de amor, se que estoy casado y que tengo una familia, y que probablemente no cumplo con tus expectativas de pareja, pero... Déjame intentarlo- Harry pasó saliva a través de su garganta con notoria dificultad, su mandíbula temblando sutilmente, al igual que sus manos que se aferraban con fuerza a la ropa del mayor.

-No es así, Harry yo te quiero, te quiero demasiado, tu eres todo y más de lo que yo merezco... Pero no puedo callar más esto- Louis sostuvo los brazos del rizado cerca de sus hombros. De un momento a otro los roles se invertían, y ahora era él quien necesitaba darle calma a su jefe.

-bonito... solo por favor no lo digas, no termines con esto; no me digas que has venido hasta aquí para demostrarme lo que es el amor, para enseñarme a querer y a saber lo que se siente que te quieran de verdad, y ahora... Ahora te irás de mi. Lo que siento por ti Louis, no lo había sentido nunca antes por nadie, yo...no quiero que se acabe-.

Por primera vez Harry mostraba de manera tan abierta sus sentimientos. Sentía que debía hacerlo, ya no podía ni quería ocultar más el amor que sentía por el ojiazul; era su primera vez amando, y tenía demasiado miedo de que todo acabara así, tan pronto.

Hubo un largo y triste silencio, la mirada del ojiverde perdida en alguna parte del suelo, y Louis tratando de juntar valor para continuar.

-Harry, probablemente serás tú el que no quiera estar cerca de mi cuando te diga lo que llevo callando tantos años... Te lo repito, yo te quiero, y mucho más de lo que puedas imaginar; y de verdad no sabes el miedo que tengo de hablar... De perderte; pero debo hacerlo-

Treinta Días Para Ser Infiel || Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora