Día 18

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Harry se quitó la camisa rápidamente y enjuagó su rostro y cuello. Lamentablemente la ducha tenía que esperar; ya que tenía que ayudar rápidamente a Louis quien estaba de rodillas abrazado al retrete.

El menor siempre fue de estómago delicado, y se asqueaba con facilidad. Pero ahí estaba, sin importar el agrio olor, abrazando al castaño por la espalda, acomodando su cabello y ayudándolo a limpiar algunos restos de su rostro.

El castaño se veía realmente mal, y lo único que podía hacer era murmurarle a su jefe entre arcadas lo mucho que lo sentía y cuanto lo quería.

Cuando por fin el estómago de Louis se tranquilizó, Harry lo ayudó a tomar una ducha. Sin quitarle su ropa interior lo metió dentro de la regadera y lo ayudó a asearse. Sin importar lo cercanos que ya eran, y la intimidad que habían vivido, el menor no podía dejar de ser muy respetuoso y un tanto tímido.

Lo secó y le buscó un cambio de ropa, y luego se retiró del baño para que el castaño se vistiera por sí mismo.

Cuando Louis estuvo listo salió y del baño y se encontró con Harry quien le preparaba un té.

-Harry, yo de verdad lo siento... No tienes que hacer nada por mi, si deseas puedes darte un baño, yo estaré bien- Louis rompió el silencio para seguir con sus disculpas, y se veía aparentemente un poco más lúcido.

El ojiverde se le quedó viendo unos instantes con una mueca que mal lograba una sonrisa.

-quiero hacerlo Louis, y quiero que bebas esto y que te vayas a la cama, necesitas descansar...-

-en serio lo lamento, soy un completo imbecil... Se que lo que menos necesitas ahora, es preocuparte de un estúpido borracho-

-por favor Lou, solo... Toma esto y ve a la cama- Harry se acercó para entregarle la taza de té recién preparada.

-gracias-

El castaño no sabía muy bien como actuar ni mucho menos que decir. Aún estaba bastante mareado, y no tenía la menor idea de como debía interpretar la actitud del menor.

Si bien, Harry estaba siendo muy amable con él; su actitud se mostraba mucho más distante de lo que ya estaba acostumbrado.

El ojiverde se encontraba de pie y apoyado contra su escritorio. Su mirada melancólica perdida en algún lugar de la oficina.

-puedes ir a darte un baño... Yo te haré caso y me iré a la cama- Louis después de dar un gran sorbo a su taza, se atrevió nuevamente a hablar.

-esperaré a que estes descansando...- Harry sentenció sin siquiera mirarlo.

Louis solo asintió, y rápidamente terminó con lo que quedaba de té. Se acercó aún algo tambaleante hasta quedar junto a la cama, sintiendo que Harry venía tras sus pasos.

-con cuidado...- el ojiazul sintió como las grandes y tibias manos del rizado lo ayudaban a desprenderse de su hoodie, y luego se inclinaba para quitarle sus zapatillas.

Cuando el mayor estaba listo para meterse a la cama, se detuvo un instante para poder ver a Harry.

-de verdad cariño, lo siento... Todo esto es solo mi culpa-

El rizado se acercó lentamente hasta quedar a un costado del castaño, y con suma delicadeza tomó una de sus manos.

-por favor Lou, entra a la cama... Ya habrá tiempo para hablar-

Quizás era efecto del alcohol que aún había en su sistema, pero Louis no podía evitar sentirse miserable. Y aquella actitud cordial pero a la vez tan fría que tenía su jefe, lo hacían sentir mucho peor.

Treinta Días Para Ser Infiel || Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora