Louis se removió lentamente entre los brazos de Harry, no recordaba con exactitud la hora en la que su jefe había vuelto a la oficina; pero si recordaba la cálida sensación de sus brazos sosteniéndolo, y un dulce beso sobre una de sus mejillas.
No estaba completamente seguro de algo; ¿lo llamó "bonito"?, ¿o sólo lo soñó?. No lo sabía, pero realmente no importaba demasiado, pues el ojiverde estaba a su lado, y había vuelto a abrazarlo por iniciativa propia.
Se acomodó con cuidado para quedar frente a frente, y así poder observar su rostro mientras dormía. Obviamente el rizado había dormido muy poco, y no quería molestarlo.
Pero cuando se trataba de Harry era muy difícil contenerse. Observaba su rostro detenidamente, y se sentía completamente cautivado por sus bellas facciones; solo unos segundos después se encontraba acariciando su barbilla con suma delicadeza.
-Hola Lou- la grave voz del menor se escuchó de pronto; permanecía aún con sus ojos cerrados por lo que era difícil saber con exactitud cuanto tiempo llevaba despierto.
-oh lo siento Harry, no quería despertarte... Anoche llegaste realmente tarde, imagino que debes estar agotado- el castaño se oía avergonzado, lo primero que planeó no hacer, lo hizo; despertar a su jefe.
-tranquilo, estoy bien...-
-Quizás deberías dormir unas horas más, yo puedo organizar todo...-
-solo me quedaré en cama, si tu te quedas conmigo...- el ojiverde se acercó hasta que su nariz rozó el entrecejo de Louis.
-¿y quién hará el trabajo?- preguntó el castaño algo nervioso, pero con una coqueta sonrisa.
Pero a pesar de su sonrisa, Louis no podía evitar sentir una gran confusión. Es decir, hace tan solo un día se habían dado un romántico primer beso, luego de eso el menor le confesó estar confundido y necesitar tiempo, se mantuvo alejado por largas horas, y ahora de repente le pedía que se quedara con él más tiempo en la cama.
Era lógico que para Harry era una situación dificil, pero saberlo, no disminuía en nada la ansiedad del ojiazul.
-soy el único jefe aquí, ¿lo olvidas?... El trabajo puede esperar un poco- el ojiverde continuaba rozando la frente del mayor con su nariz, moviéndose suavemente de lado a lado.
Era una sensación fascinante para el castaño. Moría de ganas de sostener con fuerza su cabeza y besarlo de manera sucia hasta el cansancio. Pero tenía tanta aprensión, tanto miedo de arruinarlo de alguna forma.
-Pensé que necesitabas tiempo Harry... Creí que eso implicaba estar lejos de mí- el ojiazul murmuraba entre dientes, y había comenzado a acariciar el cabello del menor.
-el mundo se está cayendo a pedazos allá afuera Louis, creo que no es momento de perder tanto tiempo en solo pensar; pero no voy a mentir... - Harry cerró sus ojos y dio un largo suspiro, hablar no era fácil para él -se que esto, está sucediendo demasiado rápido y yo... Tengo miedo-
Louis se acercó hasta rozar sus labios con tal delicadeza, que el tacto entre sus bocas se sentía como una leve cosquilla.
-No quiero que tengas miedo de mi... Se que apenas me recuerdas y no sabes quien soy... Pero créeme, yo jamás podría hacerte daño-
-Aunque suene extraño, te creo, Pero...- Harry tomó a Louis del rostro sosteniéndolo con fuerza, separándose un poco para poder verlo a los ojos- ¿y si yo te lastimó a ti?-
Estaban por primera vez hablando de lo que sentían, sintiéndose vulnerables al exponer su corazón; arriesgándose a algo que había nacido en un simple abrazo hace unas cuantas noches.
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Treinta Días Para Ser Infiel || Larry Stylinson
Fiksi PenggemarHarry Styles, reconocido periodista de treinta años, aparenta tener la vida perfecta; una bella esposa y una adorable hija. Debido a la Pandemia y su importante cargo como jefe de edición en un reconocido periódico de Londres, se le solicita que rea...