Día 25

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Un nuevo día daba inicio, uno que sería por cierto, de los más bellos y a la vez complicados para Harry y Louis.

Un extraño sentimiento de culpa estaba acechando a Harry. A pesar de pedirle reiteradas veces a Louis que mantuvieran una relación de plena confianza; había decidido ocultarle al mayor, los detalles de su conversación con Cowell.

Como era de esperar sus intenciones eran absolutamente nobles; simplemente no quería preocupar al castaño, los últimos días no habían sido fáciles para él, y no veía la necesidad de atormentarlo con nuevos conflictos que en realidad no podrían manejar.

Ambos estaban preparados para la noticia; a Louis no se le renovaría su contrato, por lo que aquellos eran sus últimos días trabajando juntos.

No sería algo complicado de entender para Louis. Sin embargo, para Harry todo era algo más difícil; estaba seguro que ya no podría estar en aquella oficina de la misma forma. De solo pensar en la ausencia y el gran vacío que habría, al tener que estar entre esas cuatro paredes sin la compañia de su amado ojiazul, sentía una tremenda nostalgia invadir su pecho. Aquel lugar ahora estaba cargado de recuerdos, y eran de los mejores momentos que había tenido en su vida, no se quería resignar, ni enfrentar a la idea de tener que volver a estar solo.

Podría sentir que fue un impulso, un arrebato del momento debido a la emoción; pero estaba seguro de que la determinación que había tomado el día anterior, era la correcta.

* * *

Louis se removió con pereza entre los brazos de Harry quien aún permanecía inmóvil. Era algo poco usual pensó el castaño; la mayoría de las veces era el menor quien despertaba primero, y luego lo saludaba a él con pequeños y tiernos besos.

Se inclinó para ser él quien despertara esta vez a besos al ojiverde, aquello le daba una tonta sensación de triunfo; pero se sorprendió al ver que Harry ya estaba despierto, y se encontraba con sus enormes y bellos ojos completamente abiertos, mirando hacia la nada.

-Buenos días hermoso...- Louis saludó extrañado por no haber sido despertado de la manera habitual.

-hola...- dijo el menor con una pequeña sonrisa en su rostro, pero sin mover ni un músculo.

-¿hola?- Louis frunció el ceño, y puso su mayor cara de molestia -¡pero que maneras son esas de saludar a tu novio!-

Harry rió simpático -lo siento. Buenos días amor mío... ¿Está mejor así?-

-mmm... Algo- el castaño rodó los ojos mientras levantaba su labio superior en un divertido gesto de molestia y desdén.

-creo que te he mal acostumbrado en estos días...- el menor lo miraba con gran ternura, y una dulce sonrisa. Llevó una de sus manos hasta su rostro, y lo acarició con gran delicadeza.

-ya es muy tarde para darte cuenta de eso Styles... Ahora tus mimos son una de mis exigencias-

-ni Sophie me hace éste tipo de berrinches Lou... Pero extrañamente me gusta-  Harry se acercó para besarlo, pero antes de que pudiera alcanzar sus labios el castaño se lanzó contra su cuello para comenzar a besarlo apasionadamente.

La lengua del ojiazul recorriendo la piel expuesta del menor, mientras que éste intentaba deshacerse de todos sus pensamientos agobiantes para dejarse llevar por las caricias que estaba recibiendo. Pero no dio mucho resultado, al menos no para Louis.

-¿Qué sucede Harry?- El mayor detuvo sus besos, y fue tras los ojos del rizado. Sus cejas se arquearon con duda; pudo sentir de inmediato algo extraño en la actitud del ojiverde.

-nada... Todo está bien- el rizado le dio una sonrisa que se vio bastante forzada.

-no sabes mentir cariño... ¿Qué me estás ocultando?-

Treinta Días Para Ser Infiel || Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora