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Solo segundos pasaron en los que sus miradas se conectaron, segundos que incomodaron a ambos, y después de apartar sus ojos de los del joven, el cazador lo tiró al sillón nuevamente.

¡Quédate quieto! le ordenó molesto.

¡Mmm maldición! exclamó el humano llevando su mano a la cabeza.

¿Qué no recuerdas que acabas de ser desangrado? —cuestionó el cazador—. Es mejor que comas algo.

Claro tienes razón, me levantaré a cocinar respondió irónico el joven.

Tan inútil y débil humano.... creo que por aquí tengo chocolate mencionó entonces el cazador mientras revisaba su chaqueta.

No quiero chocolate.

¿Esperas que te cocine entonces? cuestionó el demonio sentándose a su lado—. Mejor come el chocolate, es dulce y te hará bien agregó pasándo la barra frente a la cara del humano.

No quiero repitió este golpeando su mano.

Comes solo o te obligo a hacerlo amenazó el demonio.

Déjame en paz, de todas formas a ti no te importa si estoy bien o no.

Tienes razón no me importa confirmó el cazador, pero si estás muerto nunca sabre porqué tienes a tantos Dimonis detrás de ti, no creo que sea solo por estar marcado.

Entonces sal de mi departamento y ve a averiguarlo le sugirió el joven fregándose los ojos.

Me gustaría hacerlo, pero no puedo y menos contigo tan débil afirmó haciendo que el joven suspire cansado. Vamos solo come el chocolate, ¡y enorgullecete, has logrado que un demonio comparta! exclamó riendo el cazador.

Y en ese momento los ojos del joven fueron al rostro sonriente del demonio, sin entender porque justo en ese instante se detuvo en su sonrisa, reaccionó solo cuando los ojos de este se cruzaron con los suyos, entonces tomó el chocolate que tenía el demonio en la mano y le dio un bocado grande.

Listo, ahora déjame en paz.

Ok, ve a dormir le ordenó levantándose del sillón.

¿No piensas ayudarme a ir a mi habitación? —le reprochó el joven.

Claro que no —respondió riendo el cazador—. ¿Acaso esperabas que te levante y te lleve a la cama como una princesa? cuestionó sarcástico—. Solo duerme allí.

¡Maldición porqué entre todos los demonios tuviste que ser tu el que me salve! exclamó frustrado el joven.

Yo me pregunto lo mismo humano, pero aunque te desprecie son órdenes de mi padre y debo obedecer.

Claro si no papi Lucifer castiga El humano rio luego de decir aquello y segundos después tenía el rostro del demonio frente a el, mirándolo con quizás todo el odio que tenía dentro.

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