XX

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Para el demonio haberse enterado todo lo que los padres del humano ocultaban era importante, pero aún así después de esas confesiones el estaba seguro que algo faltaba y esa misma noche, cuando el joven volvió a dormirse decidió buscar a Alyssa nuevamente.

—Sabía que vendrías de nuevo —expresó esta al verlo del otro lado del portal que se abrió frente a ella.

—Sabe porqué estoy aquí entonces —afirmó el cazador cruzando hacia ella.

—Lo sé, pero estas equivocado.

—Por favor mi señora, solo somos nosotros dos, no intenté engañarme —le pidió el cazador mirándola a los ojos—. Sabe igual que yo que no funcionara.

—Vi duda en tus ojos cuando me escuchabas, al parecer no me equivoqué.

—Es porque estoy seguro que hay algo más, Gulf no está haciendo esto solo para vengarse —afirmó el cazador.

—¿Por qué lo dices?

—Porque entonces Bright ya se hubiera convertido en una bolsa de alimento para los Dimonis o estaría muerto.

—Tienes razón —respondió ella y su mirada fue hacia el cielo—. El busca algo más, algo que le puede devolver toda la escencia demoniaca que Lucifer le quitó, algo que incluso lo pondría a la par del mismisimo Diablo.

—¿Y qué es eso? —cuestionó confundido el cazador.

—Un Alma —respondió la mujer mirándolo.

—Un alma, necesitaría miles de almas para eso —aseguró el cazador.

—No, no si esa alma es pura.

—Desde el pecado originar, eso ya no existe —dijo entonces el cazador—. Ningún humano posee un alma completamente pura.

—Que me dices de un ser que nació como humano, pero es hijo de dos razas que no cargan con ese pecado, que no cargan con ningún pecado según sus creadores.

—Es... es imposible —expresó soprendido el cazador—. El... el es puro.

—Lo es —aseguró la mujer—. Y es por eso que Gulf no se rendirá hasta tenerlo, necesita su alma para volverse fuerte otra vez, más que antes —agregó con lágrimas en los ojos—. Ahora entiendes porque mi hijo necesita que un demonio como tu lo proteja.

—Lo entiendo.

—Por favor cazador, haz todo lo que esté en tus manos... incluso más, si es necesario para proteger a Bright —le rogó la mujer tomando sus manos—. Te lo suplicó como madre.

—Puede estar tranquila mi señora, el estará seguro conmigo, no dejaré que nada lo dañe —aseguró el cazador mirándola a los ojos—. Tiene mi palabra.

—Gracias.

—Me voy ahora —dijo el demonio y un portal se abrió frente a ellos nuevamente.

—¿No has olvidado lo que te dije cierto? —cuestionó la mujer deteniendolo antes de cruzar.

—No lo he olvidado.

—Protegelo.

—Lo haré, incluso con mi vida —afirmó el cazador—. ¡Usted lo sabe! —exclamó y se marchó cerrando el portal detrás de el.

—¿Dónde fuiste? —Escuchó preguntar al ángel después de cruzar.

—Tenía que hablar con Alyssa otra vez —respondió el cazador.

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