Puro

XXIII

Unos minutos después de que el ángel saliera de la habitación, el demonio logró levantarse, comenzó a observarla detenidamente, percatándose de que le pertenecía a Bright y cuando se acercó a las ventanas pudo ver a Theo salir de la casa con sus padres.

—Tendrías que estar descansado —dijo entonces el joven al verlo parado.

—Debería —afirmó el cazador observando los cuadros colgados en la pared.

—Vamos... ve a la cama —le pidió el joven acercándose a el—. Theo dijo que el veneno no se eliminara de tu cuerpo tan rápido.

—¿Cuántos años tenías aquí?—cuestionó el cazador apuntando unos de los cuadros.

—Unos cinco —respondió el joven al ver la foto también.

—Después de que Gulf se escapara del infierno, volví a pelear con el varias veces —mencionó el demonio mirando la foto—. La segunda vez fue en un parque, lo vi mientras se acercaba a un pequeño que jugaba en la arena y lo detuve.

—Que...

—¿Y aquí? —cuestionó nuevamente el cazador apuntando otra de las fotos donde el humano vestía ropa de karate y tenía un trofeo en sus manos.

—Siete —respondió.

—Ese día te vi darle una paliza al otro niño —sonrió—. Luego pelee contra Gulf otra vez cuando lo saque de entre el público.

—No... no entiendo.

—¿Y aquí? —cuestionó observando otra foto donde el humano tenía un gato entre sus brazos.

—Diez.

—Cuidabas a animales de la calle junto a otros niños, ese día no pude acercarme mucho —afirmó riendo el cazador—. No tengo buena relación con los gatos, pero tampoco Gulf y escapó antes de que pelearamos.

—Espera.

—Supongo que aquí ya eras un adolescente —afirmó el demonio interrumpiendolo otra vez, apuntando una foto del humano con un uniforme de fútbol.

—Quince.... tenía quince años.

—Fue un partido entretenido, por lo menos hasta que te golpearan la pierna, ¿cierto? —dijo el cazador mirándolo—. Pero mi pelea también fue entretenida, hasta que rompí la pierna de Gulf y el maldito volvió a escapar.

—¿Por... por qué me dices todo esto cazador? —cuestionó confundido el joven.

—Creo que esa fue la última vez que peleé con el en persona, hasta el día que nos conocimos —afirmó el demonio—. Aún así ahora que lo pienso bien, muchas veces he estado cerca de ti, sin notarlo, enviado a los Dimonis que intentaban acercarse al infierno, aunque aún no sabía que era a ti a quién querían.

—¿Qué es lo que intentas decirme con todo eso? —cuestionó nuevamente confundido el joven mirándo al cazador—. Realmente no lo entiendo, sabíamos que me has cuidado desde siempre —afirmó y entonces el demonio tomó su mano, le quitó la venda que tenía puesta y comenzó a cauterizar el corte.

—Intento que te des cuenta, que mi existencia fue realmente útil solo cuando tu naciste —afirmó—. Mi vida ya no importaría si tu no estás.

—No entiendo... realmente... no....—dijo el joven nervioso.

—Desde que naciste, aunque no lo sabía, eres lo único por lo que he vivido Bright —aseguró el cazador aún sosteniendo su mano—. ¿Qué pasaría conmigo si tu no estás? —cuestionó mirándolo a los ojos—. Me has vuelto loco desde que nos conocimos, me has hecho sentir todo a lo que me he negado siempre, pero sigues poniéndote en peligro, sigues intentando salvarme y no entiendes que mi vida no tendría ningún sentido si por ello te sucede algo —confesó el cazador y una lágrima se deslizó por su mejilla.