XXIV-Final

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Luego de unos minutos observando al cazador descansar tranquilamente, sonriendo por verlo y sentirlo tan cerca, el humano se durmio, separado del rostro del contrario solo por unos centímetros, sintiendo su respiración, porque solo así podía creer que todo era real. Pero después de un rato el joven despertó al escuchar su teléfono sonar, miró la pantalla y vio el nombre de su amiga Liv en el, entonces se levantó de la cama y salió de la habitación.

—Liv... ¿Qué sucede? —cuestionó al responder la llamada, pero no tuvo ninguna respuesta—. ¿Liv? —repitió confundido.

—Ella no puede responder ahora —dijo entonces la voz de un hombre del otro lado—. Pero puedo pasarle tu mensaje.

—¿Quién... quién eres? —cuestionó preocupado el humano.

—Ya nos conocimos personalmente, pero no pude presentarme... aunque supongo que ya sabes muy bien quién soy.

—Gulf.

—Así es sobrino.

—¿Qué... qué hiciste con Liv?

—Tendrás que venir a averiguarlo.

—Yo... no...

—Y ni siquiera pienses en decirle al cazador... si se que viene detrás de ti, ella morirá.

—No... no dire nada... por favor no la lastimes.

—Entonces sal en silencio de la casa de tus padres, alguien está esperándote afuera para traerte aquí.

—Esta bien, esta bien.

—Nos vemos pronto —dijo Gulf y corto la llamada.

Bright sabía que tenía que decirle al cazador, sabía que no se lo perdonaría pero no podía dejar que algo le pase a Liv, entonces dejo una nota para el y se marchó. Cuando salió de la casa, era Mew quién lo esperaba afuera, abrió un portal y se lo llevó.

Minutos después el cazador despertó al no sentir al humano a su lado, lo llamó pero no tuvo respuesta, se levantó e intentó persivirlo pero no, el no estaba en la casa, y cuando vio aquella nota en el escritorio su corazón se detuvo.

—Tiene a Liv, siento no poder cumplir lo que te prometí —leyó en voz alta—. ¡Maldición! —gritó furioso.

En ese mismo instante intentó encontrar a Mew, intentó abrir un portal hacía Bright, incluso intentó abrir un portal con el nombre de Gulf, pero todo era borroso y no lo logró. Luego pensó en la cautivadora, abrió un portal hacia ella y la atrapo desprevenida.

—¿Dónde lo tienen? —cuestionó sujetándola del cuello.

—¿Por qué piensas que te lo diría? —cuestionó ahora ella sonriendo.

—No me lo digas entonces —dijo el cazador y enterró en ella la punta de la daga mata demonios—. ¡Solo muere! —exclamó mirándola a los ojos

Los gritos de dolor que salían de la boca de la cautivadora eran aterradores, esa daga no solo podía matarlos sino que lo hacía de una forma en la que el dolor que sintieran sea indescriptible.

—¡Sueltame! —suplicaba entre gritos—. ¡Sueltame cazador!

—¿Dónde lo tienen? —repitió el demonio empujando aún más la daga adentro de ella.

—¡En un edificio abandonado! —gritó entonces la cautivadora para detenerlo—. En el sur de la cuidad, cerca de la carretera.

Después de escuchar eso el demonio la solto, no podía perder el tiempo, abrió un portal y cruzó lo más rápido posible, sintiendo del otro lado la presencia de muchos Dimonis cerca. Siguió la esencia que había sentido de estos y encontró el edificio del que la cautivadora le habló, dio algunos pasos hacia dentro, encontrándose con varios de ellos.

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