XIV

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Al otro día el joven hizo el viaje al hogar de sus padres con el demonio a su lado, esta vez se decidió así. Pero al llegar el cazador se mantuvo vigilando de lejos la casa, habían pasado ya unas horas, sin persivir nada extraño, hasta que escuchó al ángel llamarlo.

—Theo —pronunció entonces revelandole su ubicación y luego de algunos segundos el ángel parecío.

—¿Qué quieres? —cuestionó el cazador.

—Ya se como lo hace la cautivadora —respondió emocionado.

—¡Tarde estúpido ángel! —exclamó mirándolo—. Ya lo solucioné.

—¿Cómo? —cuestionó este preocupado.

—Le di mi sangre, esa conexión no se podía eliminar, por eso solo la reemplace.

—¿Y cómo hiciste eso? — cuestionó esta vez el ángel mirándolo.

—Ya lo solucioné, como no importa —respondió molesto el demonio.

—¡Esta bien, esta bien! —exclamó el contrario—. ¿Dónde esta ahora?

—Allí —dijo el cazador apuntando la casa—. Con sus padres.

—¿Quieres decir qué?

—Mm —Asintió.

—Me quedaré contigo —afirmó el ángel emocionado.

—No, claro que no, lárgate.

—¿Por qué? —reprochó—. Después de todo lo que te ayude enserio no me dejarás saber sobre esto.

—No, lárgate —repitió con el ceño fruncido.

—¡Demonio estúpido! —exclamó molesto el ángel, pero antes de irse se detuvo—. Oye...

—Te dije que te largues.

—No me quedaré —respondió rápidamente—. Pero... ¿me abres un portal al hospital?

—Lo que tienes en tu espalda no son alas, vuela pajarito —dijo mirándolo.

—Vamos, volar es agotador... los portales son más rápidos —sonrió.

—¿Acaso quieres cambiar de bando ángel? —cuestionó el cazador sonriendo.

—¿Tú? — cuestionó ahora el contrario levantando una ceja, pero el demonio solo negó con la cabeza y abrió un portal para el—. Nos vemos cazador.

—Ya lárgate.

Y luego de que el ángel se marchara, el demonio siguió vigilando el lugar, hasta que el olor de la sangre del humano lo llamó, el humano estaba sangrando dentro de la casa de sus padres.
El olor no era fuerte, quizás no era nada, quizás solo se cortó ayudando en algo a su madre pero en ese momento la desesperación del cazador se hizo presente y no pensó en nada de ello, fue corriendo hacia la casa y cuando entro el joven estaba inconsciente en el sillón, el aroma provenía de solo una pinchadura en su dedo y el, el tenía una daga mata demonios en su cuello.

—Su madre supongo —dijo sin mover ningún músculo.

—¿Por qué estas siguiendo a mi hijo? —cuestionó la mujer detrás de el.

—Soy un cazador, solo lo estoy protegiendo.

—Pero conoces el olor de su sangre, ¿por qué? —cuestionó la mujer ahora presionando la daga en el cuello del demonio.

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