Capítulo 13

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Emma

-Ven aquí pequeña, vamos a hacer un picnic – dijo mi abuela tendiendo sobre el pasto una manta de cuadros rojo y blanco, dejando sobre ella una pequeña canasta con comida.

-¡Allá voy abuela! – trote hasta llegar a donde ella y me recosté en la manta riendo.

-¿No te has lastimado al brincar al piso? – pregunta regalándome una dulce sonrisa.

-No abuelita, estoy bien – sonrío y me ofrece un pedazo de pan para lanzar a los patos del lago.

Habíamos venido a pasar mi cumpleaños a Jardines Rosedal, lo hacíamos siempre en mi cumpleaños, todos los día 15 de septiembre de cada año, amaba venir aquí con mi abuela y alimentar a los patos, era un lugar que me traía paz y mas estando junto a mi abuela.

-Emma, sabes cuantos años cumples, ¿Verdad? – me sonrió sacando de la canasta una pequeña tarta de chocolate.

-Pasteeel, ¿Es para mi? – la mire con emoción y ella asintió sonriendo.

-Si, es para ti pequeña, pero solo si me dices que numero de velas debe tener encima – sonrío  feliz y con mis manos le muestro 8 dedos.

-¡Ocho, abuelita cumplo ocho años! – grito feliz - ¿Puedo comer un pedazo de tarta? Por favor – junto mis manos y pido por favor.

-¿Primero no quieres que te de tu regalo y te cante las mañanitas? – me dedica una mirada dulce.

-Pero ¿Por qué son mañanitas? Ya es hora del almuerzo, mejor comamos algo – río inocente y mi abuela acaricia mi mejilla riendo conmigo.

-Esta bien, solo porque es tu cumpleaños – me da un trozo de tarta sobre un pequeño plato y tomando una cuchara comienzo a comer.

-¡Mm…  abuela esta delicioso! – me pongo en pie y voy a ella a abrazarla, ella me devuelve el abrazo y seguimos comiendo.

Al terminar de comer el trozo de torta nos dimos cuenta que no sople ninguna vela, ni siquiera las colocamos en la tarta, y reímos por eso, finalmente mi abuela me daría el regalo que nombró al inicio.

-¿Estas lista para abrirlo? – me entrego una caja azul marino con un moño blanco y una tarjeta pequeña con mi nombre en caligrafía color dorado.

-Wow, es muy bonita la caja – sostuve unos segundos la caja en mis manos y después con cuidado la abrí.

Lo primero que vi en ella fue una caja de plástico transparente con alfajores de distintos colorea y sabores.

-Siii, alfajores, me encantan, gracias abuelita – la abrace feliz.

-No es nada mi niña, aun hay mas dentro en la caja, envuelta en el papel blanco – señala el interior de la caja y yo comienzo a desenvolver el objeto dentro del papel.

En el se encuentra un libro de cuentos y pequeñas historias, aquel libro fue escrito en máquina por mi abuela, cada uno de sus cuentos me los contaba antes de dormir, me encantaban sus historias, iban desde castillos y princesas hasta monstruos y fantasmas, simplemente era el libro perfecto para cualquier niño que amara leer.

-¿Sera mío? – abrace el libro con cuidado y protegiéndolo en mi pecho.

-Es todo tuyo linda, sabia que te gustaría tenerlo, ¿Es tu favorito verdad? – asentí efusiva - ¿Por qué  no lees un poco? Me encantaría escucharte leer una de mis historias – mi abuela me sentó en sus piernas y me abrazo dejándome leerle una de las tantas historias de aquel libro.

[***]

Estaba sentada en el piso en una esquina de mi habitación, era de noche y abrazaba mis piernas mientras lloraba; mi espalda dolía, mis manos temblaban, me faltaba el aire y nuevamente tenia pensamientos suicidas.

Un Destello de paz | [TERMINADA] |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora