Min YoonGi, un famoso empresario decide -por fin- tener una cita con su asistente y crush, Park JiMin, sin saber que este venía trayendo 3 bolitas de ternura con muchos problemas y aventuras.
¿Qué pasa cuando ambos se enamoran?
¡Los problemas crecen...
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Una semana había pasado desde el día de la cita y los niños no pudieron hacer estado más emocionados al presenciar como todos los días YoonGi venía a almorzar y a veces a cenar a casa.
La escuela ya había acabado y las dos pequeñas caminaban de la mano regresando a casa después una gran y aburrida jornada escolar, emocionadas por volver y comer un delicioso almuerzo en casa de su papá, junto con YoonGi.
Saltaban por la acera a solo una cuadra de su casita cuando, de la nada, un ladrido las hizo parar de golpe.
Rosé tembló en su lugar creyendo en posibles causas de ese ruido. En cambio su hermana se acercó curiosa al basurero de esa pared.
- ¡Es una bestia! -alarmó Rosé alejándose un poco.
- No, Rosie -contestó JiWoo acercándose a pasos lentos.
JiWoo se asomó por la tapa del basurero encontrándose a una pequeña criaturita llorando.
¡Era un perrito!
Sonrió en grande tratando de sumergirse para cargarlo, fallando estrepitosamente.
- ¡Ayúdame, es un perrito! -pidió y de inmediato su hermana la abrazó de las rodillas y la levantó para luego tirarla al basurero.
A JiWoo poco le importo que se haya ensuciado cuando tomó al perrito en brazos y lo acarició. Se lo pasó a su hermana y luego salió de la basura.
Ambas siguieron su camino con un nuevo amiguito en brazos.
- ¡YoonGi! -llamaron al pelinegro cuando entraron a su casa puesto que se percataron que su padre no se encontraba-. ¡Mira, mira!
YoonGi salió de la cocina algo confundido por los gritos de las niñas, luego vio esa pequeña criaturita en sus brazos, y supo que estaba demasiado jodido al tener que rechazar la pequeña bola de pelos por JiMin.
- ¿Dónde lo encontraron? -preguntó tomando al perrito y percatándose de la suciedad de la mayor de las dos-. ¿Qué te pasó, JiWoo? ¡Apestas!
La nombrada se encogió de hombros.
- Pero el perrito... -lo señaló-. ¿Nos lo podemos quedar?
- Deberías preguntarle a tu papá -contestó YoonGi.
- ¡Pero tú estás saliendo con papá!
- ¿Y..?
Ambas pensaron muy bien lo que iban a decir.
- Eres como otro papá ¿Verdad?
Buena pregunta.
- ¿Papá? -dudaron en llamar al pelinegro, quien se hallaba algo sorprendido por las palabras de las niñas.
