Min YoonGi, un famoso empresario decide -por fin- tener una cita con su asistente y crush, Park JiMin, sin saber que este venía trayendo 3 bolitas de ternura con muchos problemas y aventuras.
¿Qué pasa cuando ambos se enamoran?
¡Los problemas crecen...
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"Ojalá"
Ahora el pequeño SooBin pensaba que ese 'ojalá' fue de mala suerte, puesto que ahora todos lo miraban burlones. Los rumores se esparcen rápido por la escuela y bien le dijo su tío que los hombres tienen bien escondido su sentido chismoso. Ahora, él mismo ponía a prueba eso.
- ¿Por qué te molestan tanto con un tal YeonJun? -le preguntó su hermana.
- Seguro y hablan de otro SooBin -dijo aun sabiendo que todo hablaban de él-. Y ese tal YeonJun es el hermano del queridísimo rompe corazones.
- Escuché a Rosie hablar de eso alguna vez, tiene tu edad.
- ¿Y a mí qué?
- No lo sé -SooBin rodó los ojos.
El timbre sonó dando por terminada la jornada de clases. Agotados, los tres hermanos caminaban a la salida de la escuela, SooBin todavía sintiendo la mirada de algunas estudiantes susurrando entre ellas.
Cuando finalmente iba a cruzar la gran puerta principal de su escuela, su nombre siendo gritado por una voz desconocida lo hizo voltear al instante. Un chico mayor a sus hermanas lo miraba burlonamente escondiendo algo detrás de su espalda.
— ¿Eres SooBin, el hermano de Park Rosé? —preguntó sin dejar su postura recta, el menor de inmediato pensó que se trataba de un deportista. Tratando de ignorar la cara de confusión de su hermana asintió de forma lenta.
De la nada, el muchacho extendió unas flores con una sonrisa malévola.
— Dice YeonJun que es para ti —soltó de la nada, SooBin frunció el ceño—. Ese chico de allá.
Y mirando hacia un lado del chico miró a YeonJun siendo sujetado por varios chicos mayores a él, con las mejillas rojas y la mirada por el piso. En otra situación, esto le hubiera parecido gracioso.
— Gracias —titubeó recibiendo las flores, dispuesto a ir corriendo al carro de YoonGi.
Escuchó un "YeonJun te manda saludos" cuando ya estaba frente a la puerta del auto, pero trató de no sonrojarse por lo alto que se escuchó eso y entró apresurado al auto. YoonGi lo miró con una ceja alzada, arrancando el auto casi de inmediato cuando entraron las niñas de la familia.
— Bien, ocurre algo en su colegio, ¿quieren compartir algo? —YoonGi levantó una ceja.
— ¡A SooBin lo molestan con un chico! —gritó JiWoo señalando a su hermano, SooBin escondió su rostro sonrojado en el suéter que llevaba—. ¡Su nombre es YeonJun! ¡Es su novio!
— ¡Cállala papá! ¡Yo no tengo novio! —gritó el niño sonrojado, sin saber el poder que habían tomado sus palabras en el mayor. Ninguno de los tres niños se dio cuenta de la sonrisa que tenía YoonGi y su corazón acelerado por la sorpresa, sin embargo, se quedó callado escuchando la pelea que tenían los niños atrás de él.
— No molesten a SooBinie, los niños son bobos a su edad para darse cuenta del poder del enamoramiento —dijo—. Las flores las podemos conservar, le falta algo de color a mi departamento.
— ¿Viste SooBin? ¡Yoonie aprueba tu relación! —ambas hermanas rieron a carcajadas enfadando más al menor.
— Yo nunca dije eso, dejen de inventar cosas, loquitas —rió también el mayor estacionando el auto frente al edificio donde trabajaba, hoy eran el día más pesado de la semana y lamentablemente no podían llegar a comer en casa—. Su papá las está esperando en mi oficina, sin empujarse por favor.
Los tres asintieron bajándose con algo de rapidez para ver a su padre, YoonGi bajó detrás de ellos con tranquilidad sin perderlos de vista al entrar al edificio, pero antes de siquiera pasar de la entrada la recepcionista lo llamó angustiada.
— ¿Pasó algo importante? —preguntó haciéndole una seña a los niños para que paren.
— Señor, su padre vino algo enojado al edificio en cuanto se marchó, el señor Park no ha dado un paso fuera de la oficina desde que llegó —a YoonGi se le subieron los colores de la furia al escuchar, caminando algo apresurado al ascensor. JiWoo, Rosé y SooBin corrieron detrás de él.
— ¡Adiós DaHyun! —dijeron al unísono para entrar al ascensor con el novio de su padre.
En cuanto llegaron al piso indicado los niños quedaron en las grandes oficinas con la regla de no entrar a la oficina donde trabajaba el mayor y aunque tenían mucha curiosidad se resignaron a quedarse sentados en unas sillas que encontraron por ahí.
— Ya que estamos solo, ¿por qué te molestaron con YeonJun? —preguntó Rosé—. Nadie nunca me contó que le gustabas.
— No le gusto —dijo a la defensiva el menor—. Los niños son unos bobos, lo dijo papá.
JiWoo y Rosé levantaron una ceja.
— ¿Hablas de YoonGi? —preguntó ahora JiWoo, SooBin asintió sin darle mayor importancia—. ¿Cuánto van saliendo papá y YoonGi?
— Como seis meses —las dos hermanas quedaron sorprendidas ante tal revelación, ¿seis meses desde que los tres encerraron a su papá en el baño?
— Aun así, es muy poco tiempo como para llamar a YoonGi "papá", ¿no crees que debemos esperar al matrimonio? —cuestionó Rosé.
— Esto ya va para matrimonio, se aman mucho, ¿no lo ven? —ambas quedaron pensativas ante las palabras de su hermano—, pero en ningún momento los he visto discutir.
— ¿Discutir? ¿No es algo malo?
— Si, pero ayuda a comprobar si uno o el otro está a dispuesto a seguir a pesar de los altibajos —dijo SooBin.
— Haces entender que se debe pelear para comprobar cuanto amor sientes por el otro —SooBin negó.
— No, simplemente en el momento en que discutan como pareja por alguna diferencia puede ser un fuerte choque, ¿seis meses sin pelear? ¿tan pacíficos y pacientes son? —Rosé esta vez fue la que negó.
— ¿Y si solo no pelean frente a nosotros? —preguntó algo ansiosa por saber que si peleaban talvez nunca más vería a YoonGi—. Es probable.
— Puede —terminó por decir el menor.
Casi al instante salió el señor que habían visto hace mucho, esta vez algo sonriente y arrogante. A los ojos de los niños, un ogro que los miraba con superioridad por tener traje y corbata y un fajo de billetes en el bolsillo.
— Se ha salido con la suya —los tres asintieron dirigiéndose a la oficina a pasos temerosos, antes de poder entrar su papá los sorprendió con un semblante algo triste.
Los cuatro se dieron un gran abrazo y se preguntaron cómo les ha ido en el día, luego su papá les dio paso para la oficina y YoonGi los recibiría con almuerzos ya servidos en la gran mesa de comedor que tenían a un lado. De inmediato olvidaron su conversación anterior y pasaron a reír y a hacer bromas con YoonGi mientras su padre los miraba con una sonrisa.
Sin embargo, ambos mayores sentían que era la última vez que podían almorzar juntos, como una verdadera familia.
