¿Qué le pasa a Yoshida?
Esa pregunta no abandona mi mente en los próximos días donde mi insomnio se vuelve tan recurrente que ya ni me molesto en intentar dormir bien, simplemente me tiro en la cama a descansar el cuerpo cerrando mis ojos, pero no me duermo; a mi mente llega Yoshida.
El momento exacto en que me besó frente a la casa.
¿Por qué?
Él finge que no lo hizo, evita tocar el tema y yo tampoco lo saco a colación, el porqué no es que quiera volver todo incómodo, solo, busco el momento perfecto para que estemos solos y no tenga más remedio que responderme con la verdad.
Pero cada vez que me encuentro con Yoshida sus amigos están ahí.
Hasta el momento he hecho de cuenta que ese beso no existió, como los otros.
Es la tercera vez.
Y no me puedo sacar de la cabeza el último instante en que se separó de mi. Sus ojos dorados brillando, su sonrisa nerviosa y, sus mejillas rojas. La forma en la que huyó después sin decir nada me descolocó bastante porque al otro día quise interrogarle al respecto y él fingió demencia.
Cada vez que lo veo recuerdo el beso, siento ese cosquilleo en mis labios.
Con cada hora que pasa más me sumerjo en mis pensamientos, más Yoshida inunda mi mente, más puedo recordar el beso y me siento, de alguna forma que no me gusta, que estoy traicionando mis sentimientos por Arik.
Estoy enamorado de él todavía.
Ciertamente estoy consciente de que debería de olvidarme de Arik, pasar la página y vivir mi vida pero, he terminado grapando la para que no pase. Me aferro a esos sentimientos por él como un bote salvavidas, imaginando me que regresa, que volvemos a estar juntos, que todo está como antes. Y no es así, Yoshida interrumpe mis imaginaciones, me acuerdo de lo hablador que es, sus comentarios, su risa estridente y sus mieles ojos tan claros.
Es tan confuso.
No quiero pensar en Yoshida ni en ese estúpido beso.
Fue un simple error que no puede volver a repetirse y, si él no quiere hablar de ello haciendo de cuenta que no pasó, pues perfecto. Lo haré igual.
En el instituto, la campana que indica el cambio de clases suena.
Me levanto de mi silla para salir del salón y, meto mis manos en mis bolsillos para comenzar a andar hacia la azotea.
Quiero dormir un rato, me siento cansado.
Al llegar ¿adivinen quién está ahí?
Sí, es él.
Está hablando por el celular con mucha furia, gritando con fuerza y moviéndose de aquí para allá. Su mano libre se mueve para ser más dramático el asunto.
—¡Ya te dije que no! ¡No puedes obligarme! ¡No eres mi padre! —suelta un gruñido, apartándose el cabello con agresividad —¡Vete al diablo y no me jodas!
¿Con quién estará hablando?
—¡HAZ LO QUE TE DE TU MALDITA GANA! —vaya, tiene una voz muy fuerte cuando grita. Casi parece que se escuchó en todo el instituto.
Cuando finalmente cuelga se da la vuelta pasando su mano nuevamente por su cabello. Se guarda el móvil y cae en cuenta de que estoy aquí y, que obviamente escuché parte de su conversación para nada amigable.
—Alex...
—Yoshida —digo de vuelta, como si nos estuvieramos saludando.
—¿Q-Qué haces por aquí? ¿Ya es hora de almorzar? —¿Por qué se puso tan nervioso de repente?
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Las apariencias cambian © [ Yaoi/Gay/BL ]
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE «LAS APARIENCIAS ENGAÑAN» Sora había dicho cosas terribles, había perdido a su novio Arik como a sus amigos bajo las mismas circunstancias, a base de mentiras. El dolor, odio y rencor que sentió por las personas de su pasado lo lle...