YOSHILa mirada de Alex es muy triste.
Entiendo que no quiere venir con nosotros y solo lo ha hecho por alguna razón que desconozco todavía pero, no quisiera que se sintiera obligado a venir solo por lo que sea que le haya puesto así. Bien, desde el primer día que lo vi en el instituto, el primer día de clases, ya tenía esa mirada y expresión.
Ida.
Perdido en su mundo.
Era demasiado obvio no darse cuenta que algo le afectaba y, estaba el hecho aún más obvio de encontrarlo tantas veces llorando en la azotea del instituto.
¿Por qué?
Eso me preguntaba cada vez que lo veía.
Estaba deprimido. Se le notaba de lejos, yo podía ver todas esas señales, caminaba encorvado, queriendo encogerse y desaparecer, no hablaba nada, su mirada era molesta pero triste, tenía la nariz roja y la cara muy delgada y pálida. Sin mencionar que estaba muy ojeroso.
La primera vez que lo vi no se veía como ahora.
Había adelgazado muchísimo, era tan notable que si se quitaba la sudadera se lo podían marcar todas las costillas de la caja torácica, cosa que vi una vez que entró a la clase de deportes. Claramente él solo piensa que está triste pero es mucho más que eso. Algo realmente malo debió pasarle antes de comenzar las clases para que esté así todos los días.
—Oye, Yoshi —Mika se acercó a mi para susurrarme algo —¿Por qué viene este con nosotros? —me pregunta.
—Yo lo invité —respondo.
Alex va un poco más atrás de nosotros y, Mika se gira a mirarlo con el ceño fruncido.
—Ese tipo me da miedo —lo miré mal.
—Eres un dramático.
—¿Qué no duerme? Su cara es 80% ojeras y 20% fantasma.
A decir verdad, Alex dormía mucho en clases. Cuando no se la pasaba en su mundo o llorando, estaba durmiendo aunque, no lo hacía tanto; lo observé una vez en el salón, se quedó dormido exactamente quince minutos y se despertó como si hubiera tenido una muy fea pesadilla, con la cara pálida y los ojos rojos, a punto de llorar.
—Deja de hablar de él como si no estuviera presente —le regaño. Mika rueda sus ojos, chasqueando su lengua y, se incorpora para seguir caminando, pasando sus manos por detrás de su cabeza.
Cuando Alex se puso a mi lado, se cruzó de brazos.
—¿Cuanto más falta? Hemos caminado por horas —se queja. Su voz suena algo baja y ronca mientras se sorbe la nariz. Creo que quiere volver a llorar. Parece una fuente ilimitada.
—Falta poco —sonreí levemente.
—Estoy cansado.
—Cuando lleguemos podrás sentarte a descansar, lo prometo.
No faltaba casi nada para llegar al sitio de siempre. Esperaba que Alex no se siguiera quejando y, que al menos se distrayera un poco. Hemos estado compartiendo el mismo salón alrededor de casi tres meses y las pocas veces que hemos hablado él siempre termina por decir que me largue a molestar alguien más o, que me deje de meter en su vida. Si hubiera sido otro tipo de persona me habría aventado una silla de paso. Al principio buscaba que fueramos amigos por pena, verlo solo sin su amiga la rubia me daba algo de lástima pero como él no quiso, no insistí.
De todas las veces que me ha rechazado cualquier cosa que le diga -excepto comida-, esta es la primera vez que acepta venir conmigo.
Quizás finalmente lleguemos a ser amigos.
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Las apariencias cambian © [ Yaoi/Gay/BL ]
Roman pour AdolescentsSEGUNDA PARTE DE «LAS APARIENCIAS ENGAÑAN» Sora había dicho cosas terribles, había perdido a su novio Arik como a sus amigos bajo las mismas circunstancias, a base de mentiras. El dolor, odio y rencor que sentió por las personas de su pasado lo lle...