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Los días pasan con naturalidad. Heather viene a buscarme a casa y vamos juntos al instituto, como terminé rompiendo mi antiguo celular tuve que comprarme otro. Ahora mismo estaba descargando canciones triste porque estoy empezando a ser un masoquista de primera y la necesidad de no superar nada se vuelve sofocante. Quiero estar triste ¿bien? Se que no es sano y, que debería vivir mi vida mejor pero, lucho contra el deseo de llamar a Kira y disculparme por lo que le dije, por haberle gritado, por haberlo golpeado; quiero disculparme con Fuka porque ella es mi amiga y la extraño mucho; quiero volver a hablar con Nagisa.

Quiero a mis amigos de vuelta.

Deseo tanto ir a verlos, tenerlos cerca, estar con ellos pero, me detengo. Estoy dolido y, el hecho de que me traicionaron frena todo impulso en mi. Se que me estoy volviendo muy resentido y reconcoroso pero no puedo evitarlo. Simplemente no quiero dejar de lado lo que me hicieron y perdirle yo disculpas porque lo extraño.

Suena contradictorio pero así siento todos mis sentimientos.

Puras contradiciones.

Porque, aún sigo amando a Arik y, estoy seguro de que si vuelve ahora mismo voy a ir justo a donde está. Lo voy a perdonar, lo voy a dejar pasar como las otras veces. No puedo permitir eso. Lo amo y duele. Me duele recordarlo.

Quizás desear que nada de eso hubiera pasado es un poco extremista por lo mal que me siento y, aún así, sigo pensando y pensando en sus palabras las cuales me siguen haciendo llorar. Cada día llego al instituto con los ojos  rojos e hinchados de tanto llanto. No me puedo concentrar en las clases por estar llorando en mi habitación y, la luz del día me irrita cada vez más.

Quiero superar todo esto.

Pero no.

Necesito que alguien me aconseje.

Necesito a Kira.

Quiero a Kira de vuelta.

Quiero a mi mejor amigo conmigo.

—Hey, Alex —me seco el rostro con rapidez ante esa voz. Yoshida es un buen chico, no insiste tanto, es bastante hablador y, no ha vuelto a proponerme ser amigos. Yo aprecio eso. Quiero estar solo pero, hay veces en que él aparece de la nada y me espanta.

Me espanto porque estoy llorando y no quiero que me vean llorar por mi mejor amigo que ya no es mi mejor amigo y, que extraño demasiado.

—Hey ¿Estás bien? —me pregunta, sentándose a mi lado en el suelo de la azotea. Estoy en un rincón del lugar procurando no ser visto por nadie mientras me dedicaba a llorar por lo que había pasado pero, he sido interrumpido por él. De nuevo.

—Sí.

Más lágrimas caen de mis ojos y ya no me preocupo por quitarlas. Es demasiado evidente que he estado llorando, tengo días llegando al instituto con la cara demacrada del llanto, la nariz roja, los ojos hinchados y rojos y, la voz ronca con un nudo en la garganta.

Soy patético.

—¿Por qué estás llorando?

—Que te importa.

—Okaaaaay, solo estaba siendo amable contigo —me siento mal por haberle respondido de esa forma pero no digo nada para redimirme, en cambio suelto algo como:

—No te pedí que fueras amable conmigo.

—¿Entonces quieres que sea un maldito?

Volteo a mirarlo, está sonriendo de lado haciendo que le salgan hoyuelos en la mejilla. Vaya, que tierno se ve.

Las apariencias cambian © [ Yaoi/Gay/BL ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora