Capítulo 23

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Mikasa estaba sentada en su cama y tenía, al lado de ella, un pequeño objeto que, en ese preciso momento, odiaba con todo su ser. Una prueba de embarazo indicaba positivo y la hizo rabiar, debió suponer que no todos los métodos anticonceptivos eran efectivos ¡qué iba a saber ella eso a su edad! Recién iba a cumplir dieciocho y los anteriores sustos se quedaron en eso, ¡solo sustos!

Hacía casi dos meses que no había tenido su periodo por lo que se realizó aquel test, confiando fielmente que sería solamente un retraso. Ante el positivo, decidió ir a una clínica a hacerse unos exámenes, pues confiaba más en ellos. Los resultados, plasmados en una hoja blanca que yacía en su mochila, solo se encargaron de aplastar sus triste esperanzas.

No sabía qué hacer. ¿Qué se suponía que haría con eso? ¿Debía decirle a Eren? ¿A sus padres? ¿Siquiera debía decir algo? Suspiró muy pesadamente, pensar la estaba agotando por primera vez en su vida, y lo que era peor, no hallaba solución.

Mikasa —llamó su madre a la puerta y eso la asustó demasiado.

¿Qué pasa, mamá? —vio cómo su madre abría la puerta para entrar por lo que ella ocultó rápidamente la prueba de embarazo debajo de su almohada.

Eren y Armin te estan esperando abajo, ¿no ibas a salir con ellos? —eso explica que su móvil haya estado vibrando un buen rato pero ella lo había ignorado.

¡Sí! Cierto... —recordó— Casi lo olvido... pero creo que no quiero ir... —no tenía ganas.

Pues ya estan abajo, además, recuerda que nos vamos mañana temprano, así que creo que te gustaría verlos —sugirió—. No volveremos hasta dentro de varias semanas.

Su madre tenía razón, no los vería en un tiempo. Lo mejor era ir con ellos, se los había prometido.

Bajo en un rato —dijo y su madre salió de su habitación.

Fue a lavarse el rostro y a colocarse corrector y base que cubriera sus horribles ojeras, producto de no haber dormido esos días por pensar en ese maldito diagnóstico. Bajó a la sala y se encontró con ambos chicos que la esperaban sentados en el sofá.

Diecinueve minutos —contabilizó Armin—, estas mejorando, Mika —felicitó.

¿A dónde íbamos hoy? —preguntó ella.

Donde siempre —respondió Eren con una sonrisa.

***

...kasa... ¡Mikasa! —la llamó aquella voz que conocía tan bien— ¿Qué sucede? —Eren se mostraba preocupado.

¿Te sientes bien? —preguntó Armin con el mismo tono que su amigo.

Mikasa había estado mucho tiempo perdida en sus pensamientos. El tema del maldito embarazo la tenía ida, ¿preguntaron si estaba bien? Pues no, la verdad era que no...

Estoy bien —respondió al final—, creo que hace un poco de calor, iré al tocador —y dicho eso se levantó y se encaminó a dónde había indicado.

La azabache ingresó al servicio higiénico del lugar. Le era sumamente incomodo oírles hablar de su vida universitaria cuando la suya se debatía entre existir o no. Lo había estado pensando y es que no importaba cómo lo viese, no quería un bebé ahora, eso la detendría de todos los planes que tenía. Sin embargo, era consciente de que era su completa culpa, suya y de Eren, por lo que tenía siempre presente en que debía decírselo.

El hijo de mi ex [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora