Dicen que los momentos felices no pueden ser eternos. Generalmente terminan en determinado tiempo y de forma imprevista. Fue el caso de nuestra protagonista.
Mikasa Ackerman, una chica brillante pero algo reservada que lo tuvo todo desde pequeña. Vivía cómodamente con sus padres, asistió a buenas escuelas y obtuvo las mejores calificaciones. Quizás no era una genio como intentó ser, pero sus notas eran envidiables.
Tenía amigos que estaban para ella, la pasó bien en su época de estudiante, estuvo con el chico que quería y amaba, Eren Jaeger. Su historia se desarrolló de la manera más cliché posible, siendo una amistad venida desde la infancia, hasta convertirse en un enamoramiento adolescente. Todo estaba bien en su vida, entonces... ¿Cuándo fue que empezó a ir todo mal?
No, no podía determinar eso con exactitud, las cosas simplemente sucedieron. Ella y sus padres iban a realizar una visita cualquiera a unos familiares fuera de la ciudad. Pese al desconcierto que tenía Mikasa por una noticia que le había llegado, decidió disfrutar de aquel viaje familiar que tenía.
Algo inesperado pasó, un accidente en el que se vieron involucrados ella y sus progenitores. Lo que le dijeron al despertar fue que se habian envuelto en un triple choque, sus padres habian recibido el mayor impacto, falleciendo inmediatamente. Ella sufrió múltiples lesiones que la dejaron internada en el hospital por varios meses, resultó con muchas fracturas y cortes en todo el cuerpo, incluso tardó en volver a consciencia.
Su primo Levi y Hange fueron a verla cuando recobró el conocimiento. Fueron las personas que más la apoyaron durante el proceso de recuperación y una vez que fue dada de alta. Sin embargo, lo que no podían sanar era el dolor de pérdida. Y aunque fuese ya mayor de edad, no evitaba la tristeza profunda en la que se encontraba.
Logró sobreponerse con el tiempo, pero decidió no volver a su ciudad natal. Se quedó lejos a vivir con Levi, Hange y sus pequeños sobrinos. Tenía sus motivos para no querer regresar y dejar atrás a todas esas amistades que tenía, a Eren incluido, ni siquiera les dijo adiós.
***
— ¿...eso es todo lo que llevarás? —preguntó una mujer de cabello castaño con aire de preocupación.
— Si, no necesito más —respondió la joven de ojos grisáceos.
— Calculo que las demás cosas llegaran a la par tuya —ayudó a cerrar una de las maletas—, ¿segura que no quieres volver a tu antigua casa?
— No, Hange... —respondió deteniéndose a observar a su prima política— No creo que este lista para eso aún...
— Esta bien linda —aceptó la de lentes con comprensión—, esto es un gran paso también... volver a casa puede esperar pero... —se posicionó frente a la azabache— recuerda que esta siempre será tú casa... puedes volver cuando quieras —le sonrió.
Mikasa devolvió el gesto y continuo alistando otras cosas. Ese día se mudaba de nuevo a su ciudad natal y eso tenía preocupados a su primo y a Hange. La castaña sabía que la joven estaba preparada para regresar a su pasado, pero la angustiaba el hecho de que viviría sola, sobre todo, después de que esa chica no era la misma de antes.
Había cambiado, no solo su apariencia que ahora era más madura, sino que su personalidad no era la de antes. Si bien solía ser reservada pero alegre con sus amigos, ahora era incluso más seria y casi siempre era inexpresiva, eran pocas las cosas que la hacían feliz. Aun así, después de seis años, volvía a Shiganshina, quizás con la esperanza de volver a tener la felicidad que tuvo hace tiempo... siquiera un fragmento de ella.
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¡Hola!
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El hijo de mi ex [Eremika]
FanfictieUniverso alterno.... Mikasa Ackerman, quien desapareció al finalizar la escuela, sin dar explicación alguna, ha vuelto a la ciudad de Shiganshina. Las cosas parecen haber cambiado para la chica de ojos grises, estaba claro para ella que nada...