Capítulo 12

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Estás nerviosa —la miró directamente con seriedad, sin quitarse por completo de encima—, es porque te gusto, ¿cierto?

¿Era necesario decirlo de esa forma? Mikasa sintió sus mejillas arder e imploraba porque él no lo notara.

— Sí, seguro... —trató de hacerse la indiferente pero un maldito temblor en su voz la delató— Quítate.

— Había olvidado que cuando te sonrojas te vez adorable —comentó ignorando su orden.

¡Maldición! Odió su piel tan clara que se coloreaba al instante bajo cualquier bochorno.

Por su parte, Eren estaba disfrutando de verla así. Su mente estaba algo nublada pero se sentía bastante activo para gastar bromas. Mikasa siempre fue alguien a quien le gustaba molestar. Pensó que podía jugar con ese dato, él sabía muy bien que ella se sentía atraída hacía él, lo había notado, pero ahora, no sabía si aquella idea de hacerla avergonzar iba bien, porque de alguna manera, parecía ser él quien empezaba a ser cautivado.

— Me estás sofocando, dejarás de gustarme si sigues así —amenazó ella.

— Lo sabía... —sonrió.

Eren acortó distancia entre sus rostros y eso la tomó desprevenida. Se hizo hacia atrás pero su cabeza ya estaba muy presionada contra el acolchado sofá. Él estaba tan cerca que sentía la respiración del chico rozándole la comisura de los labios por lo que su reacción fue cerrar fuertemente los ojos. Debía de apartarlo ¡¿dónde estaban sus manos en ese momento, que no se movían?!

El castaño la vio ocultar sus bellos ojos grises y ese pequeño gesto de miedo y sorpresa le hizo detenerse. ¿Continuar con aquel juego estaba bien? Sabía bien que ella gustaba de él, se había dado cuenta en las sutiles miradas que ella le daba, o los gestos que tenía hacía él. En realidad, el mismo hecho de que se encontraba ahí con él cuando ella debía de estar en el trabajo era prueba de eso.

Creyó que si se lo decía directamente, ella lo negaría, que aludiría a que haría lo mismo por Armin, lo cual no era mentira, pero había una gran diferencia entre él y Armin, y es que Mikasa siempre vio al rubio como a un hermano, mientras que sabía que a él no lo vería así nunca. Sin embargo, al verse descubierta, a ella no le quedó de otra más que admitirlo, lo que lo animó a seguir con su broma. No obstante, ahora se estaba arrepintiendo. ¿Por qué? Pues quien debía tener el corazón saltando de forma acelerada debería ser ella, ¡no él!

¿Era el alcohol? Había logrado descansar un par de horas pero aun sentía su cabeza dar algo de vueltas. Era eso lo que lo animó a molestarla, pues sobrio quizás no hubiese dado ese paso, se supone que había madurado y dejado atrás esas bromas de adolescente. Se hizo hacia atrás y suspiró silenciosamente. Mikasa se veía como la chica más linda frente a sus ojos, pese a ese atuendo tan simple que llevaba y el cabello desordenado, apenas sujetado en un moño que se deshacía sobre aquel mueble. Sí... debía ser alcohol...

No podía estar sintiendo algo por su amiga, ¿o sí? Es decir, no es que no haya pensado muy seriamente en ella antes, pero algo que asumía y que ella misma le había hecho creer, es que ellos no podrían volver a ser una pareja como antes. Habían sido unos adolescentes y pensó que lo suyo ya había pasado. Aun así, eso no evitaba que hubiese ese fuerte interés entre ellos, se suponía que era normal, ¿no?

No... no lo era...

Mikasa escuchó un sonido extraño y abrió los ojos lentamente, solo para encontrar a Eren conteniendo su risa con su rostro hacia un lado. Aquello la indignó mucho, ¡demonios, había vuelto a caer en una broma! No se lo esperó ya que ese tipo de juegos no se lo hacían desde la secundaria. Sintió mucha molestia por lo que, por impulso, lo apartó muy bruscamente, con todas sus fuerzas, ¡vaya, ahí estaban sus manos!

El hijo de mi ex [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora